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Mel Gibson, pistola en mano, golpeado y sangrando pero aun así de pie, avanzando y escupiendo alguna que otra frase irónica mientras despacha criminal tras criminal en una odisea de venganza y/o redención. Es así como la mayoría -y ciertamente todas las personas con edad para ver la película que nos ocupa- vimos por primera vez al icónico australiano.
Antes de “La Pasión de Cristo”, las acusaciones de racismo y antisemitismo, las agresiones verbales y los encontronazos con la ley que tanto daño han hecho a su imagen en los últimos años, él era Mad Max, atravesando un mundo arruinado; era el intrépido oficial Martin Riggs, abatiendo oleadas de maleantes junto a su veterano compañero Murthaug; era William Wallace, luchando contra la Corona inglesa por la independencia de Escocia.
Luego de haber hecho un primer regreso al género de la acción con la más que correcta -aunque no especialmente memorable- “Al Filo de la Oscuridad” (2010), Gibson vuelve al ruedo en “Vacaciones Explosivas”, un filme que adolece de un argumento derivativo, pero que no deja de ser entretenido ni de beneficiarse enormemente del peso de la presencia de su protagonista.
El argumento pone a Gibson en el papel de un estadounidense no identificado al que vemos por primera vez con una máscara de payaso y conduciendo un automóvil a toda velocidad por el desierto, con otra persona con máscara agonizando en el asiento trasero junto a bolsos con mucho dinero, y varias patrulleras de policía siguiéndolos. En un desesperado intento de escape, el norteamericano atraviesa con el auto la valla que marca la frontera entre Estados Unidos y México, aunque esto sólo ocasiona que caiga en manos de los federales mexicanos.
Despojado de su dinero y su libertad, el ladrón es enviado a una caótica prisión que más que nada se asemeja a una favela donde los prisioneros campan a sus anchas. Allí, el “gringo” se zambullirá en una enmarañada intriga de drogas, corrupción, venganza, balas e hígados humanos.
La trama en general no es precisamente original, ni tampoco es demasiado complicada, a pesar de las numerosas vueltas que da el filme; básicamente, se limita a la clásica historia de un tipo malo que conoce a una mujer y a un niño que lo inspiran a luchar por algo más que por sí mismo.
Ciertamente el filme no se destaca por su creatividad en la cartelera que gozamos ahora, que incluye películas sobre un joven a la deriva en el mar con un tigre, sobre personas y eventos interconectados a través de los siglos, o sobre un equipo de justiciero liderado por Papá Noel.
Pero en muchos casos no se trata del qué, sino del cómo, y si algo puede decirse de “Vacaciones Explosivas” es que aprovecha bastante bien sus puntos fuertes, siendo el principal de ellos el propio Mel Gibson.
A diferencia del arriba mencionado último regreso de Gibson a la acción, esta nueva película no se toma a sí misma demasiado en serio, en muchos momentos adquiriendo un tono de humor negro que no termina de encajar bien con los momentos más intensos y oscuros del filme, pero que de todos modos da al protagonista de “Corazón Valiente”-que además de protagonizar, coescribió el guión de esta película- cancha abierta para divertirse, dando a casi todas sus líneas de diálogo o narración un tono de “modo sarcasmo” que, sumado con no pocas líneas bastante ingeniosas, proporcionan entretenimiento fuera de las escenas de acción; una de las mejores secuencias del filme consiste en Gibson preparando su atentado contra un blanco empleando una efectiva combinación de dinero, carisma y una imitación de cierta leyenda de Hollywood.
Y hablando de las escenas de acción, el trabajo del realizador Adrian Grunberg -debutando en la dirección de largometrajes tras haber participado como director asistente en otros filmes con aire mexicano como “Traffic”, “Hombre en Llamas” o “Apocalypto”- también hace un buen trabajo, sin destacarse aunque sus escenas de acción son efectivas. Desde la persecución del principio, donde afortunadamente edita caer en la epilepsia de cámara y cortes rápidos que parece poseer a muchos directores al filmar escenas de este tipo; hasta un sangriento tiroteo a cámara lenta con un desenlace ridículo -y lo digo como un cumplido-, la dirección se mantiene correcta, aunque cae un poco en su calidad en un mediocremente filmado clímax.
Más allá de eso, el filme tiene todos los clichés que uno espera de las películas ambientadas “al sur de la frontera”: ¿Desierto? Claro. ¿Una prisión? Por supuesto. ¿Mafiosos, policías mexicanos y agentes estadounidenses corruptos? Son el 90% del elenco. ¿Uso y abuso de la palabra “gringo”? Está inclusive en el título original del filme. ¿Altares a la Santa Muerte? No podían faltar. ¿Música del norte de México? Sí, señor (aunque, curiosamente, Vicentico y Damas Gratis se cuelan en una escena).
La suma de todos esos factores da como resultado un filme que en ningún momento aburre, aunque el nivel en que uno puede disfrutarlo es directamente proporcional a lo mucho que uno está dispuesto a dejarse llevar y simplemente ver la película sin tomársela demasiado en serio. Si el propio filme no lo hace, ¿por qué debería usted hacerlo? Lo que tenemos aquí es un filme altamente entretenido, simple y llanamente.
Fans de Mel Gibson, pueden regocijarse: el australiano aún sabe patear traseros, y admito que cuando terminó el filme deseé que regresara un poco más a menudo al género de la acción. Las estrellas de acción maduras están de moda, de todos modos, pregúntenselo a Bruce Willis, Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger o Liam Neeson.
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VACACIONES EXPLOSIVAS (Get the Gringo)
Dirigida por Adrian Grunberg
Escrita por Adrian Grunberg, Mel Gibson y Stacy Perksie
Producida por Mel Gibson, Bruce Davey y Stacy Perksie
Edición por Steven Rosenblum
Dirección de fotografía por Benoít Debie
Banda sonora compuesta por Antonio Pinto
Elenco: Mel Gibson, Kevin Hernández, Daniel Giménez Cacho, Dolores Heredia, Peter Gerety, Jesús Ochoa, Roberto Sosa Ramírez y Peter Stormare