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A medida que uno crece, también se hace mayor su capacidad de discernir, de apreciar el arte a un nivel más profundo, por su capacidad de comentar sobre la condición humana y ayudarnos a entendernos a nosotros mismos, uno aprende a detectar mensajes y alegorías, y el cine más allá del entretenimiento de masas con que uno creció.
Pero aquel que se considera “demasiado grande” o “muy maduro” para disfrutar un buen par de horas de aventuras, humor y ese fantástico sentido del espectáculo que hasta ahora Hollywood domina mejor que nadie, en mi opinión, tiene una idea muy errada de lo que es la madurez, y una perspectiva tan cerrada del cine como la de aquellos que ven sólo cine “made in Hollywood” y se cierran a cualquier otro tipo de experiencia.
No se trata de si un film es comercial o no -o al menos no debería tratarse de eso-, sino de si un film está bien hecho y logra transmitir lo que quiere. Esto puede ser un complejo y concienzudo análisis de la psique humana, o simplemente esa sensación de hacernos mirar maravillados, como niños, unos asombrosos momentos de acción y aventura.
De más está decir que “El Llanero Solitario” corresponde al segundo ejemplo. Se trata de un filme en que el equipo de personas responsable de devolver a los piratas a la relevancia cinematográfica la década pasada se reúne para resucitar a quien fuera héroe de la infancia de muchos desde mediados del Siglo XX, echando mano de toda la espectacularidad visual que 225 millones de dólares y la tecnología actual pueden comprar.
¿Es el resultado exitoso? Yo creo que sí. No es para nada la mejor película de la temporada veraniega hollywoodense, y no logra capturar aquella magia tan especial que convirtió a “Piratas del Caribe” en una sensación mundial hace ya diez años, pero tiene éxito en su afán de entretener, y al final del día es todo lo que acaba necesitando, y todo lo que importa cuando ruedan los créditos.
La premisa sigue más o menos fielmente la historia original del Llanero Solitario: en esta ocasión, John Rein (Armie Hammer) es un abogado que regresa a su pueblo natal de Colby, Texas, donde su hermano es alguacil. Siguiendo la pista de un forajido, John, su hermano y los demás “rangers” son abatidos, y John es dado por muerto. Sin embargo, es rescatado por un indígena llamado Toro (Johnny Depp), quien lo recluta en su misión de hacer justicia.
El director Gore Verbinski tiene un gran ojo para la acción, y con un gran presupuesto con que jugar, entrega los resultados esperados: esta película es una sucesión de fantásticos momentos de acción, que combinan expertamente efectos tradicionales -incluyendo trenes construidos a escala real- y efectos por computadora, con Verbinski moviendo la cámara, manejando el encuadre y los tiempos de una manera que da perfectamente a entender que el director es fan de Steven Spielberg, y emula el excelente estilo de películas como la saga “Indiana Jones” a la perfección.
Sumando a esto una excelente banda sonora cortesía del alemán Hans Zimmer, repleta de suntuosos temas orquestales de corte clásico que encajan de manera perfecta con el espíritu aventurero del film; quienes hayan crecido con el Llanero televisivo sin duda se emocionarán con la impresionante secuencia final, pura acción “spielbergiana” acompañada de una brillante versión de Zimmer de la Overtura de William Tell que caracterizaba a la serie protagonizada por Clayton Moore y Jay Silverheels.
Si la película tiene un problema en general es que acaba antojándose demasiado similar a “Piratas del Caribe”, lo que si hablamos de acción y espectáculo es algo positivo, pero no lo es tanto en otros aspectos.
Por ejemplo, Armie Hammer cumple un trabajo correcto como un Llanero más humano, lejos de ser el paradigma de la moralidad perfecta, aunque en ningún momento siquiera se acerca a ser un antihéroe, ya que siempre se mueve guiado por lo que él considera la ley. Pero el personaje adolece del mismo problema que aquejaba al Will Turner de Orlando Bloom en “Piratas”: el estigma de estar a la sombra de un personaje mucho más vistoso.
Por lo tanto, la película gravita en torno a una relación que por momentos pasa como una versión un poco descolorida de la de los protagonistas de “Piratas”.
Y aunque el Toro de Depp tiene una apariencia y manerismos propios muy particulares, y es una constante fuente de chistes y humor -sin resultar ridículo o caricaturesco-, muy similar a Jack Sparrow, es definitivamente un personaje muy distinto, y Depp da una actuación igualmente singular, acertadamente mucho más económica y comedida que su interpretación del mencionado pirata, aunque sin el impacto y lo memorable de aquél. El film hace cosas interesantes con el personaje, como darle un ingenioso giro a su motivación, por lo demás decepcionantemente común para el cine actual.
A veces a la película se le va la mano con el humor, hasta el punto que en ciertos ratos puede resultar redundante, pero que aún en esos momentos -que son bien pocos- no llegan a cansar o irritar.
Y allí yace la diferencia entre “El Llanero” y otros mucho menos bien logrados films del verano hollywoodense que también sufren de problemas como hoyos en el guión. Mientras en películas como “Guerra Mundial Z” los puntos negativos distraen, en esta película no pasan de momentos que podían haberse hecho mejor, pero que no molestan ni distraen, con los realizadores astutamente ocultándolos con espectáculo.
Claro, uno podría pasarse minutos preguntándose cómo el Llanero y Toro sabían de ciertos objetos vitales de los cuales no deberían saber, pero cómo quedarse meditando en eso cuando en la pantalla grande el justiciero y su compañero están corriendo saltando entre vagones de trenes a toda velocidad tirotéandose con los malos en escenas perfectamentente coreografiadas y fantásticos efectos especiales.
Elementos secundarios como la subtrama romántica para John o el algo innecesario modo de mostrar la historia como un “flashback” pasan sin pena ni gloria pero no son más que justamente cosas secundarias que, de nuevo, resultan inofensivas.
Lo dicho, “El Llanero Solitario” está lejos de ser perfecto, pero hace con éxito lo justo y necesario, y acaba dejando un muy bien sabor de boca. Una digna serie de momentos de acción, humor y respetuosas reverencias a un personaje que marcó infancias.
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EL LLANERO SOLITARIO (The Lone Ranger)
Dirigida por Gore Verbinski
Escrita por Justin Haythe, Ted Elliott y Terry Rossio (basada en un personaje de George W. Trendle y Fran Striker)
Producida por Gore Verbinski y Jerry Bruckheimer
Edición por James Haygood y Craig Wood
Dirección de fotografía por Bojan Bazelli
Banda sonora compuesta por Hans Zimmer
Elenco: Armie Hammer, Johnny Depp, Tom Wilkinson, William Fitchner, Ruth Wilson, Helena Bonham Carter, James Badger Dale, Barry Pepper, Bryant Prince y Mason Cook