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Las últimas dos películas sobre el Hombre-Araña, Spider-Man 3 (2007) y el reinicio El Sorprendente Hombre-Araña (2012), tenían una gran cantidad de problemas, aunque me atrevo a decir que el más lamentable era la forma en que fallaban en capturar la ilusión del Hombre-Araña como una persona real, tanto en el asombro de columpiarse a gran velocidad entre rascacielos buscando crímenes que detener como en la tragicomedia de un hombre tratando de vivir una doble vida con semejante secreto.
Mientras Spider-Man 3 se perdía bajo una sobrecarga de villanos y giros argumentales sin sentido, la primera película de esta nueva saga estrenada hace dos años iniciaba con el pie izquierdo con un espectáculo que no impresionaba, un villano para el olvido y un nuevo origen para Peter Parker basado en que incluía una conspiración vagamente definida que lo convertía más en alguien destinado a ser un héroe, lo que en mi opinión es mucho menos interesante que alguien común que es arrojado a una situación como esa por casualidad y decide hacer lo mejor que pueda.
El inicio de la historia de este nuevo Hombre-Araña dejó mucho qué desear, pero es con gran placer, como cinéfilo y como fan del personaje, que les digo que El Sorprendente Hombre-Araña 2 es un enorme paso en la dirección correcta.
Tras una introducción en un avión que muestra a los padres de Peter Parker jugando a James Bond, insinuando más detalles de la conspiración, el filme nos lleva al presente para finalmente darnos lo que todo el que va a ver una película del Hombre Araña quiere ver: Peter Parker (Andrew Garfield), en su traje rojo y azul –rediseñado para verse mucho más clásico que la versión anterior- volando a gran velocidad entre edificios e incluso entre el tráfico en persecución de un trío de criminales (liderados nada menos que por Paul Giamatti) al mando de un gigantesco camión.
Es el tipo de espectáculo vertiginoso, de alto vuelo, repleto de creatividad y filmado con confianza que le faltaba a la primera película, y que le sobraban a las dos primeras de la trilogía de Sam Raimi; es evidente que en este segundo “round” el director Marc Webb se halla mucho más cómodo en la tarea de dirigir una superproducción hollywoodense con complejas escenas de acción y amplio contenido de efectos especiales.
Esta escena inicial también sirve para presentarnos al antagonista principal de la película, Max Dillon (Jamie Foxx), un ingeniero de nulas capacidades sociales que idolatra al Hombre-Araña hasta el punto de la obsesión, y es empleado de la corporación Oscorp, la entidad relacionada a los padres de Peter y su misteriosa desaparición, y aparentemente una superpotencia que controla aspectos de la vida cotidiana como la energía eléctrica al mismo tiempo que investiga en tecnología miltar, genética y biológica; una fábrica de villanos, en otras palabras.
A pesar de que el guión intenta darle cierto desarrollo a su personaje, Dillon no pasa del clásico estereotipo de fan obsesivo al que el mundo convierte en un monstruo… bueno, el mundo y un accidente industrial que involucra cables de alta tensión y un tanque de anguilas eléctricas (¿genéticamente modificadas, tal vez?), lo que acaba por convertirlo en un ser capaz de absorber y controlar a su antojo la energía eléctrica.
Aunque lo trágico del personaje hubiera sido más potente si se hubiera manejado con más sutileza –el personaje en sí y la forma en que es abusado por su jefe y colegas es demasiado caricaturesca para ser creíble-, Electro (como él mismo se autodenomina) es un villano más que aceptable a la hora de brindar espectáculo; de nuevo, sus encuentros con el Hombre-Araña son momentos memorables, que utilizan de formas ingeniosas los poderes de ambos personajes.
La película es algo más mixta en su efectividad cuando Peter está sin el traje y la máscara. Por un lado, un gran punto a favor es la relación de Peter con Gwen Stacy (Emma Stone), que se ve de nuevo beneficiada por la gran química entre Garfield y Stone; su relación se siente genuina aún a pesar de un guión con altibajos, e incluso en las escenas de pelea Gwen actúa más como una aliada vital de Peter que una máquina de gritar y colgar de lugares altos a la espera de ser salvada. Y cuando Gwen sí está en peligro e indefensa, la tensión es genuina porque el filme se lo ganó dándonos un personaje que se siente real y digno de afecto.
Un tercer factor en la historia es Harry Osborn (Dane DeHaan), heredero de Oscorp y amigo de la infancia de Peter, cuya situación genera un interesante conflicto con Peter que podría haber sido mucho mejor desarrollada con más tiempo de metraje, aunque DeHaan da una interpretación con el suficiente carisma para que su sub-trama se sienta satisfactoria de todos modos. Su presencia augura cosas interesantes para el futuro de la saga.
El final en sí también es más bien mixto, en mi opinión. Sin revelar detalles –aunque aquellos conocedores de los cómics probablemente adivinarán el desenlace-, parece que Webb y sus guionistas podrían haberse guardado ese momento clave para otra película, ya que parece algo apurado en su ejecución. Pero por otro lado permite que la película termine con una secuencia muy emocionalmente poderosa que pinta a Peter en una luz heroica y evidencia un crecimiento como personaje.
Otros puntos negativos como una forma de acompañar algunas escenas con canciones no del todo acordes –esta película tiene algunas de las decisiones musicales más desconcertantes desde Watchmen- y algunos instantes de melodrama mal actuado no alcanzan a disminuir el impacto de todo lo que la película hace bien.
Pasó una década desde la fantástica Spider-Man 2, pero finalmente volvemos a tener en cines una buena película del Hombre-Araña. Recomendada.
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EL SORPRENDENTE HOMBRE-ARAÑA 2 (The Amazing Spider-Man 2)
Dirigida por Marc Webb
Escrita por Alex Kurtzman, Roberto Orci y Jeff Pinkner
Producida por Avi Arad y Matthew Tolmach
Edición por Pietro Scalia
Dirección de fotografía por Daniel Mindel
Banda sonora compuesta por Hans Zimmer, Pharrell Williams y Johnny Marr
Elenco: Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie Foxx, Dane DeHaan, Sally Field, Colm Feore, Felicity Jones, Paul Giamatti y Chris Cooper