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Llegó. Después de meses, años de espectativa, de rumores y confirmaciones, secretos y revelaciones, imágenes y tráilers. Después de la masiva campaña de márketing y los pronósticos de récords históricos de taquilla, finalmente todo se reduce a la experiencia básica: nosotros, los espectadores, en la oscuridad de una sala de cine, con las dos horas de duración de Star Wars: El Despertar de la Fuerza.
Y es buena.
Star Wars ha despertado en una explosión de acción y espectáculo, que paga sus respetos al pasado de la saga y neutraliza los defectos que tiene en su guión – que son notables – gracias a la introducción de un grupo de fascinantes nuevos héroes y villanos que deberían convertirse en nuevos íconos a la altura de Han, Leia, Luke y compañía.
Esta es la parte en la que comenzamos a hablar de detalles más específicos, y aunque no voy a incurrrir en spoilers que puedan arruinar escenas concretas del filme, aquellos que deseen ir al filme con la menor cantidad de conocimiento previo de lo que los espera – ni siquiera una descripción básica del argumento - harían bien en esperar hasta después de ver la película para leer las líneas que siguen. De hecho, lo recomiendo.
En fin, El Despertar de la Fuerza trascurre 30 años después de la derrota del Imperio a manos de los rebeldes, pero la guerra nunca acabó, como esos fuegos artificiales en las ediciones especiales podrían haber dado a entender. El vacío de poder dejado por el Imperio fue llenado por la siniestra Primera Orden, que con sus ejércitos de soldados en armadura blanca sigue oprimiendo a la galaxia. Lo que es peor, la rebelión liderada por Leia Organa (Carrie Fisher) no puede localizar al desaparecido jedi Luke Skywalker (Mark Hamill).
Poe Dameron (Oscar Isaac), un piloto rebelde, oculta el mapa para llegar hasta Skywalker en un pequeño droide que llega a manos de Rey (Daisy Ridley), una humilde chatarrera del árido planeta Jakku. Rey, junto con el soldado desertor Finn (John Boyega), debe encargarse ahora de llevar el droide y el mapa hasta los rebeldes.
J.J. Abrams y el guionista Lawrence Kasdan caminan al borde de la fina línea que separa el homenaje del simple refrito, tomando prestados gran parte de la estructura y de los puntos clave del argumento de la Star Wars original de 1977. De nuevo la misión inicial de los héroes es llevar un droide con un secreto a los líderes rebeldes, escapando de un planeta desértico y una vez más el droide en cuestión va a parar a manos de una humilde persona joven de dicho planeta. Y eso es solo al principio; todo el filme está minado de similitudes pequeñas y grandes con Una Nueva Esperanza.
Pero el arma secreta de Abrams, el factor que empuja a El Despertar de la Fuerza más allá de un simple compilado de “greatest hits” de Star Wars y una simple imprenta de dinero para Disney, y establece innegablemente el potencial de esta naciente nueva trilogía de generar la sincera devoción que la trilogía original generó décadas atrás, es su elenco de personajes protagonistas nuevos.
Rey y Finn - y Poe, aunque este aparece menos – son inmediatamente entrañables, al mismo tiempo personajes complejos e interesantes, y avatares del público que, como ellos, miran asombrados las criaturas que encuentran, las aventuras que viven y el hecho de verse repentinamente cara a cara con gente como Leia o Han Solo (Harrison Ford), cuyas aventuras de décadas atrás aparentemente han adquirido un estatus de mitología en los confines de la galaxia más alejados de la acción de la trilogía original.
Finn demuestra la humanidad bajo los icónicos cascos blancos de los “stormtroopers”, un concepto interesante que quizá podría haber sido explorado con más profundidad, y John Boyega convierte a Finn en un personaje noble pero plagado de dudas, valiente pero pragmático, que le permite demostrar aptitudes de héroe de acción y de cómico. Por otro lado, Rey es en la superficie una equivalente directa del Luke Skywalker de Una Nueva Esperanza, pero el guión y la actuación de la revelación Daisy Ridley la convierten pronto en algo más único y una de las heroínas por excelencia de la gran pantalla este año. Un momento suyo particularmente triunfal hacia el final del filme arrancó aplausos en la sala en la que me tocó ver el filme; fue el único momento que hizo aplaudir y vitorear al público sin incluir la revelación de alguno de los protagonistas de la trilogía original.
La cosa es un poco más vaga en lo que respecta a los villanos. El principal antagonista es Kylo Ren (Adam Driver), un seguidor del lado oscuro de la Fuerza que venera el recuerdo de Darth Vader, y que es, como aquél icónico villano, aprendiz del líder de la Primera Orden. El hecho de que el filme se centra principalmente en sus héroes deja a Ren y a los demás villanos algo subdesarrollados, aunque Ren tiene promesa, por su estatus de básicamente un heredero de Vader plagado por problemas de inseguridad y un fuerte conflicto interno y por su relación con ciertos otros personajes. Aún así, para cuando termina el filme, lo suyo – y más aún todo lo que respecta a los otros villanos notables como el líder Snoke (Andy Serkis), el general Hux (Domhnall Gleeson) y la capitán Phasma (Gwendoline Christie) – sigue siendo una promesa que aparentemente no terminará de brindar frutos hasta el Episodio VIII.
Aún así, personalmente me interesa esta gente. Quiero ver qué aventuras enfrentan en el futuro.
Visualmente, Abrams cumple con su promesa de dejar de lado la artificialidad de entornos y personajes casi exclusivamente creados por computadora de las precuelas de George Lucas, recurriendo en lo posible a marionetas y maquillaje para sus criaturas alienígenas. Pero incluso cuando sí echa mano de efectos digitales, la película se beneficia del estilo movedizo y energético con que Abrams dirige sus secuencias de acción. Las batallas aéreas son emocionantes y espectaculares.
También en los pocos pero memorables duelos con espadas de luz, Abrams emula a los filmes anteriores, cambiando las elaboradas y acrobáticas coreografías de las precuelas por peleas más brutales y bruscas, pero con muchísima más autenticidad y peso emocional, del tipo que tiene al espectador pensando en el peligro de cada golpe en vez de en lo mucho que los actores habrán tenido que ensayar.
El resultado final no es mejor simplemente por algunos puntos sin pulir en el guión, además de la ya mencionada falta de desarrollo de sus villanos. En algunos momentos el filme depende demasiado de coincidencias demasiado convenientes, con personajes casualmente topándose los unos con los otros casi de la nada. Supongo que tenemos que aceptar que era la voluntad de la Fuerza que cierta nave esté justo donde los héroes la necesitan, en medio de la nada.
Pero al final, las consecuencias de los errores del filme ni se acercan a neutralizar sus virtudes. Con este nuevo episodio, la Fuerza está de nuevo con la saga Star Wars.
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STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (Star Wars: The Force Awakens)
Dirigida por J.J. Abrams
Escrita por J.J. Abrams, Lawrence Kasdan y Michael Arndt
Producida por J.J. Abrams, Kathleen Kennedy y Bryan Burk
Edición por Maryann Brandon y Mary Jo Markey
Dirección de fotografía por Daniel Mindel
Banda sonora compuesta por John Williams
Elenco: Daisy Ridley, John Boyega, Harrison Ford, Oscar Isaac, Adam Driver, Carrie Fisher, Lupita Nyong'o, Andy Serkis, Domhnall Gleeson, Peter Mayhew, Max Von Sydow, Anthony Daniels, Gwendoline Christie y Mark Hamill