“Corazones de Hierro”: blancos fáciles

Aunque se deja caer en artificialidades y cursilerías impropias de su premisa de mostrar la guerra con crudo realismo, se trata de una película bélica apropiadamente intensa y satisfactoria.

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Aunque es lógicamente una enorme simplificación, y a través de las décadas han habido filmes de guerra enormemente variados, en cierta medida se puede clasificar a la mayoría de las películas de ese género producidas en Hollywood en dos categorías: filmes de la Segunda Guerra Mundial y películas “a lo Vietnam”.

Los filmes sobre Vietnam - o hechos en el estilo de las películas sobre ese conflicto - suelen ser muy amargos y moralmente ambiguos propios de un conflicto que ya entonces era considerado sin sentido y que además fue una derrota catastrófica para el país del que suelen venir las películas – Pelotón, Apocalypse Now y Nacido Para Matar podrían considerarse el triunvirato representativo de este tipo de películas - , la Segunda Guerra Mundial presenta una narrativa mucho más “clásica”: independientemente de los crímenes que pudieron haber sido cometidos por individuos de ambos bandos, cuando uno de los lado beligerantes llea a cabo actos de genocidio y crueldad al nivel del que mostraron los nazis, la historia a un nivel “macro” se vuelve ineludiblemente un lado “bueno” contra uno “malo”.

Es así que muchos filmes sobre la esa guerra, especialmente los hechos en Hollywood, suelen ser bastante simples en lo que a moral se refiere, centrados en aliados heroicos o al menos anti-heroicos enfrentados a una fuerza enemiga que va de ambiguos uniformes sin rostro a villanos exagerados, dependiendo del filme.

Obviamente esa separación no es absoluta: así como han habido miradas simplistas sobre Vietnam como Fuimos Soldados, la visión “blanca y negra” de la Guerra Mundial es algo que predominó en los años y décadas inmediatamente posteriores al conflicto, y aunque aún está presente en la actualidad, han habido filmes como La Delgada Línea Roja y muchos otros que han mirado más profundo y desechado la noción de “bien contra mal”. Incluso un filme más tradicional como Rescatando al Soldado Ryan tiene escenas de aliados ejecutando o considerando ejecutar a enemigos rendidos.

Corazones de Hierro, por su parte, es una experiencia mixta que presta de ambas corrientes fílmicas pero de forma indecisa, y acaba sintiéndose como mucho menos que lo que podía haber sido, aunque compensa eso con escenas de acción expertamente filmadas y un elenco de actores de excelente trabajo.

El filme trascurre en 1945, cuando los nazis ya iban en constante e irreversible retirada mientras los aliados ya se hallaban en territorio alemán y se acercaban cada vez más a Berlín. El director y guionista David Ayer se asegura de pintar el panorama de un páramo infernal, informándonos que los aliados se encontraron con una resistencia “fanática” y que para entonces Hitler declaró “guerra total”, movilizando a cada hombre, mujer y niño en la defensa de su territorio; en un momento nuestros protagonistas pasan junto a varios jóvenes de ambos sexos colgados con carteles que indican que se negaron a luchar por Alemania.

Dichos protagonistas son la tripulación de un tanque, liderados por el sargento Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt). Tras una brutal batalla de la que parecen ser los únicos sobrevivientes, aunque con un hombre menos, el grupo recibe un reemplazo para su compañero caído en la forma del soldado Norman Ellison (Logan Lerman), quien pasó la mayor parte de la guerra como oficinista y carece totalmente de experiencia de combate.

Gran parte del filme se centra en el conflicto entre la moral idealista de Norman y las realidades de la guerra; él podrá verse impedido de matar adolescentes alemanes por su código moral, pero esos mismos adolescentes son tan capaces de encajar un cohete incendiario en un tanque aliado como cualquier experimentado miembro de la SS, dadas las circunstancias. Esto siembra las semillas para un interesante estudio de la guerra como experiencia deshumanizadora sobre cómo los soldados tuvieron y tienen que incorporar a la vida diaria algo tan dramáticamente traumático como extinguir la vida de otro ser humano, y de hecho parece que a eso apunta la película.

Sin embargo, Ayer decide tomar la salida fácil, y convertir la historia en una más de un grupo de héroes en una misión de virtuosa venganza contra soldados del mal. Hacia la mitad, el filme para por completo para una demasiado prolongada secuencia en un pequeño pueblo que “Wardaddy” y los suyos ayudaron a tomar. Allí, el sargento y Norman se topan con una mujer y su joven prima, con quien el joven soldado inmediatamente hace una conexión.

Toda la secuencia y lo que viene inmediatamente después se siente innecesario, como si Ayer de repente hubiera sentido prisa por dar a Norman una razón para finalmente apretar el gatillo con decisión; pues, bien, misión cumplida, pero de una forma demasiado superficial. Si algo impide que esa secuencia se vuelva insoportablemente tediosa, es la presencia de Brad Pitt, que proyecta autoridad y al mismo tiempo inestabilidad, lo que pone cierta tensión al menos al principio, cuando hace que el espectador se pregunte exactamente qué quiere de esas mujeres.

En fin, aunque nos niega la posibilidad de una reflexiva y profunda mirada a la condición humana enfrentada al infierno en la Tierra que es la guerra, al menos hay acción de primera categoría. Ayer abandona el estilo “callejero” de cámaras en mano y acción al estilo documental que ha estado cultivando en filmes como Reyes de la Calle y End of Watch en favor de algo más controlado y firme, y demuestra ser igualmente apto en ese estilo.

La edición es rápida sin ser indescifrable, la actuación de Pitt, Lerman, Shia Labeouf, Jon Bernthal y Michael Peña es más que adecuada y además está el hecho de que la guerra de tanques no es algo muy habitualmente destacado por los filmes bélicos, así que hay un factor de novedad en las batallas del filme, que recuerdan a escaramuzas navales peleadas en tierra, en las que saber moverse con precisión y esperar al momento adecuado para disparar son virtudes vitales. El director extrae gran tensión de un encuentro entre varios tanques aliados y un muy superior Tiger nazi en uno de los momentos cumbre del filme; y el final es básicamente una versión fílmica de lo que adeptos a los videojuegos identificarán como un “modo horda”, con un punto qué defender de enemigos atacando por docenas.

Podíamos haber tenido más de Corazones de Hierro, pero al menos sacamos unas excelentes escenas de acción muy bien actuadas, y no puedo dejar de recomendar el filme a quienes no busquen más que eso.

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CORAZONES DE HIERRO (Fury)

Dirigida por David Ayer

Escrita por David Ayer

Producida por David Ayer, Bill Block, John Lesher y Ethan Smith

Edición por Jay Cassidy y Dody Dorn

Dirección de fotografía por Roman Vasyanov

Banda sonora compuesta por Steven Price

Elenco: Brad Pitt, Logan Lerman, Shia Labeouf, Michael Peña, Jon Bernthal, Alicia von Rittenberg, Jim Parrack, Brad William Henke, Anamaria Marinca, Jason Isaacs y Scott Eastwood

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