“Carrie”: la reina del baile

Sólida y bien actuada aunque sin traer nada nuevo al ruedo, la nueva adaptación de “Carrie” es una experiencia disfrutable pero que se siente innecesaria.

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Las “remakes” son un asunto polarizante entre cinéfilos. La historia del cine no está falta de nuevas versiones de filmes viejos que lograron poner su propio giro particular a una historia ya contada, efectivamente convirtiéndose en filmes destacables por derecho propio; por citar dos ejemplos relativamente recientes, la “remake” de Zack Snyder de El Amanecer de los Muertos o la versión estadounidense del excelente filme sueco de vampiros Déjame Entrar, filmes que absolutamente nadie pidió y que de ninguna forma pueden reemplazar a sus versiones originales, pero que por méritos propios son muy buenos filmes que evitan simplemente recrear sus versiones previas hasta el punto de la cuasi-irrelevancia.

La nueva Carrie técnicamente no es una “remake” del recordado filme de 1976 de Brian DePalma, sino una nueva adaptación de la novela de Stephen King, aunque en realidad el filme tiene mucho más en común con la película que protagonizó Sissy Spacek. Quizá demasiado en común.

Como en todas las encarnaciones de la historia, la película se centra en Carrie White (Chloë Grace Moretz), una adolescente socialmente aislada de sus compañeros y atormentada por su madre Margaret (Julianne Moore), una mujer religiosa hasta el extremismo. Sin embargo, Carrie descubre que tiene el poder de mover objetos con la mente, y los abusos que sufre la llevarán a emplear sus poderes con fines terribles.

Juzgándola por sus méritos propios, con los ojos de alguien que no experimentó con el filme del '76 o la novela original de King, Carrie es una buena propuesta de drama y suspenso, sin ser brillante, beneficiándose principalmente del buen trabajo de su dúo protagonista. Moretz inspira compasión y lástima como la perturbada Carrie, y su buena actuación hace que la tragedia golpee con gran fuerza en el clímax de la película.

Julianne Moore, por su parte, se roba sin piedad ni mesura sus escenas como la enloquecida madre de Carrie, en una actuación intachable, aunque quizá el personaje se hubiera beneficiado más con un poco de sutileza. El inquietante contraste de la apariencia a primera vista normal con las acciones retorcidas de Margaret White como fue interpretada por Piper Laurie en el filme original resultaban más creíbles que la Margaret de Moore, quien da la imagen de una psicópata más estereotípica en todo momento. El personaje pasa de ser una reflexión de lo que el fanatismo religioso ciego puede hacer si llevado al extremo, a convertirse en una psicópata más del cine.

Judy Greer es una grata sorpresa como la bondadosa profesora Desjardin, lo más cercano que la historia tiene a una heroína más tradicional, aunque el personaje de Chris Hargensen (Portia Doubleday), la principal atormentadora de Carrie en la escuela, resulta quizá un poco exagerada en su malicia.

Por la mayor parte, la directora Kimberly Peirce plasma la acción con sobriedad y algunas interesantes tomas -particularmente cuando hay espejos involucrados-, y afortunadamente mantiene el clímax bastante práctico, sin abusar de los efectos por computadora.

Dije antes que la película se siente más como una “remake” de la del '76 que una adaptación de la novela, con Peirce metiendo incluso algunas tomas prácticamente idénticas a las de Brian DePalma, aunque con menos énfasis en los elementos de terror del filme anterior. Se abstiene de “modernizar” la historia más allá de algunas inclusiones de elementos como redes sociales en la caja de herramientas para el tormento de Carrie, y en los destinos de ciertos personajes respeta más el libro, aunque estas diferencias acaban sin sumar ni restar nada al filme.

Y allí yace el principal problema de Carrie en su nueva versión, en el hecho de que no trae consigo nada nuevo que la haga destacar. Sus diferencias con las adaptaciones previas del libro de King son notables pero demasiado tenues, lo que hace que uno se pregunte, como el propio King hiciera al enterarse del proyecto, “¿para qué?”.

La considere innecesaria o no, lo cierto es que Carrie es una sólida propuesta para un par de horas de cine, que podría haberse tenido la confianza de darle su propio giro novedoso a la historia, pero que finalmente no deja de valer la pena.

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CARRIE

Dirigida por Kimberly Peirce

Escrita por Roberto Aguirre-Sacasa y Lawrence D. Cohen (basada en una novela de Stephen King)

Producida por Kevin Misher

Edición por Lee Percy y Nancy Richardson

Dirección de fotografía por Steve Yedlin

Banda sonora compuesta por Marco Beltrami

Elenco: Chroë Grace Moretz, Julianne Moore, Judy Greer, Portia Doubleday, Gabriella Wilde, Ansel Elgort y Alex Russell

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