“Buenos vecinos”: divide y conquista

Mucho corazón y una gran cantidad de risas sin censura en una de las comedias más divertidas que han llegado a salas locales en los últimos años.

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Durante años, los integrantes del grupo de comediantes asociado a Judd Apatow han estado haciendo comedias para adultos que, además de ir por humor del más crudo, tienen un interesante hábito de subrayar su acción con historias genuinamente interesantes y, ocasionalmente, bastante profundas miradas a problemas y miedos generalmente asociados la amistad o la edad.

Filmes como Supercool y Piña Express, por ejemplo, exploraban cuestiones como la amistad y la resistencia al cambio con una fachada de palabras malsonantes, humor sexual y drogas. Otras como Ligeramente Embarazada y su secuela Bienvenidos a los 40 lidian abiertamente con la perspectiva de estar envejeciendo y enfrentar responsabilidades que parecen cernirse sobre uno casi instantáneamente y sin advertencia, aunque no sin motivo.

En ese contexto, Buenos Vecinos encaja perfectamente, lidiando con el tema de enfrentar los cambios que vienen con la edad, con los hijos y con la perspectiva de abandonar el proverbial nido y haciendo esos problemas colisionar en una explosión de fiestas, fuegos artificiales, alcohol y un hilarante duelo de ingenios; todo esto se combina para crear una gran comedia con corazón y una saludable cantidad de risas por minuto.

Lidiando con los problemas propios de tener una hija bebé -las noches sin dormir, la falta de libertad para poder salir, los cambios en la vida sexual y la repentina predominancia del extractor de leche como objeto de uso diario-, Mac (Seth Rogen) y Kelly (Rose Byrne) tratan de convencerse mutuamente de que aún son jóvenes y capaces de vivir una vida con diversión y algún que otro exceso. Sin embargo, su vida cambia cuando a su apacible barrio suburbano -específicamente, a la casa de al lado- se muda una fraternidad universitaria.

La fraternidad Delta Psi Beta tiene una reputación de realizar las más grandes fiestas, una tradición que su líder Teddy Sanders (Zac Efron) quiere mantener a toda costa organizando un evento que lo convierta en leyenda. Él también se enfrenta a un cambio inminente y aterrador: el fin de su vida universitaria, y a diferencia de sus compañeros no parece estar listo en lo absoluto.

Aunque inicialmente todo va bien entre la fraternidad y sus nuevos vecinos, eventualmente el ruido de las fiestas resulta ser demasiado para Mac y Kelly. Una mal planeada llamada a la Policía acaba disparando las hostilidades.

Primero lo primero: la comedia es de primer nivel, frecuentemente cruda pero constantemente ingeniosa, e impulsada por un guión inteligentemente dotado de momentos grandes y pequeños que que arrancan risas por lo general grandes.

La película se toma su tiempo para que conozcamos y empaticemos con los protagonistas de ambos bandos, lo que se agradece en especial en una época en la que tantos realizadores parecen convencidos de que el público tiene la capacidad de concentración de una hormiga. Las risas son consistentes durante estos momentos iniciales, pero cuando la guerra empieza el filme despega totalmente.

Ver a Mac y Kelly planear formas de deshacerse de los universitarios -planes que no me atrevería siquiera a insinuar en este texto-, y ver a Teddy y compañía emplear su vínculo casi sobrenatural para contrarrestar y contraatacar de maneras cada vez más insólitas es un goce, con el director Nicholas Stoller introduciendo elementos caricaturescos en la medida justa para aumentar la escala de la acción sin pasarse. Si tuviera que comparar el filme con algo, diría que es una extraña pero bien lograda mezcla de comedias universitarias como American Pie y los filmes marca Apatow, con un muy ligero toque de Tom y Jerry aquí y allá.

Incluso los momentos que no llevan a nada son bienvenidos. La “fiesta de Robert De Niro” es un momento que llega tan al azar que es imposible evitar reír ante la ridiculez carente de razón, las escenas de fiesta rivalizan con algunas de las mejores de ese tipo en los últimos años, y el clímax final es uno de los momentos más satisfactorios y cargados de acción que recuerdo haber visto en una comedia para adultos.

Aunque películas menos ingeniosas hubieran colocado a una de las dos facciones como los villanos y a la otra como los héroes qué alentar, el guión de Andrew J. Cohen y Brendan O'Brien se asegura de que sea igualmente fácil empatizar y apoyar a todos los participantes.

Por un lado Rogen interpreta básicamente al mismo personaje que interpreta siempre en este tipo de filmes, el hombre-niño de voz a la vez rasposa e infantil, muy torpe y propenso a propasarse con los festejos, pero también demuestra verdadero ingenio a la hora de la batalla, y su personaje es complementado perfectamente por el de Byrne.

En muchas de las comedias de este tipo, tan frecuentemente contadas desde un punto de vista predominantemente masculino, los personajes femeninos quedan relegados a roles muy secundarios sin demasiada personalidad (Emma Stone y Martha MacIsaac en Supercool) o actitudes más “serias” -hasta el punto de sentirse como aguafiestas (Katherine Heigl en Ligeramente Embarazada)-, por lo que es refrescante ver que el guión evita eso con Kelly. Ella ama divertirse tanto como su esposo y una vez que las hostilidades se inician no cae en el rol de la estereotípica mujer madura reprochando a su marido, sino que se lanza de lleno a pelear a su lado, ocasionalmente demostrando una aptitud para la guerra psicológica que es enormemente divertida y hasta un poco intimidante. De hecho tiene perfecto sentido que estos dos personajes estén juntos.

En el otro lado tenemos a Teddy, cuyo momento introductorio en el que, junto a su mano derecha Pete (Dave Franco) cuentan la “ilustre” historia de su fraternidad, no solo sirve como un buen momento de comedia, sino que nos dice mucho sobre su personaje. Teddy también siente el tiempo pasar, en su caso con el espectro del fin de su tiempo en la universidad y la inminente llegada de algo para él desconocido, y lidia con eso aspirando a una idea de inmortalidad, de organizar la fiesta más memorable de la historia y ganarse para siempre un lugar en el “salón de la fama” de Delta Psi. Creo que podemos declarar a Efron oficialmente libre de la sombra de High School Musical; su ligeramente maniático Teddy es de lo mejor que ofrece el filme.

Así que tenemos a dos bandos con claras motivaciones, personajes interesantes interpretados por un elenco estelar -que más allá del cuarteto previamente mencionado incluye grandes momentos para actores como Christopher Mintz-Plasse y Craig Roberts, entre otros-, y repleta de momentos memorables. Me parece que es todo lo que hace falta.

En mi opinión, Buenos Vecinos es una de las comedias para adultos más graciosas que han llegado a nuestras salas en los últimos años. Absolutamente recomendada (para mayores, por supuesto).

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BUENOS VECINOS (Neighbors)

Dirigida por Nicholas Stoller

Escrita por Andrew J. Cohen y Brendan O'Brien

Producida por Seth Rogen, Evan Goldberg y James Weaver

Edición por Zene Baker

Dirección de fotografía por Brandon Trost

Banda sonora compuesta por Michael Andrews

Elenco: Seth Rogen, Rose Byrne, Zac Efron, Dave Franco, Ike Barinholtz, Carla Gallo, Halston Sage, Christopher Mintz-Plasse y Craig Roberts

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