A “Dumbo” le falta magia

Disney y Tim Burton se reúnen en su colaboración más olvidable hasta ahora.

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En una década en la que el brazo de animación de Walt Disney ha producido algunos de sus trabajos más interesantes, y otras divisiones de la casa de Mickey Mouse como Pixar, Marvel y Lucasfilm han equilibrado, por lo general, calidad artística e innovación con resultados astronómicamente lucrativos, estas “remakes” son las embajadoras del lado más obviamente cínico de Disney, filmes teledirigidos como misiles con ojivas de nostalgia hacia la billetera del adulto que quiere recordar cómo era ver las películas originales en su niñez y, si hay suerte, comprar un par de boletos más para sus hijos.

Las remakes de clásicos animados de Disney hasta ahora se han dividido en dos categorías: las películas que son copias casi exactas de los filmes originales para explotar al máximo el factor nostalgia, como El Libro de la Selva o La Bella y la Bestia; o películas que buscan “arreglar” o “modernizar” los clásicos con cambios para hacerlos más accesibles a los gustos o valores de la actualidad, como Maléfica o Cenicienta.

Dumbo es la nueva película de Tim Burton, el director que disparó esta tendencia de “remakes” con la desmedidamente taquillera Alicia en el País de las Maravillas (técnicamente no una “remake” sino más bien una pseudo-secuela), tira hacia la segunda categoría, pero los cambios que hace al filme de 1941 no son ni para mejor ni para peor.

Como la película en sí, la existencia de esos cambios es totalmente neutral, y su incidencia en la calidad del filme nula.

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En vez de animales parlantes, el elenco del filme es principalmente humano, tan principalmente que el propio Dumbo se vuelve un personaje terciario en su propia película.

Lo que en teoría no debería ser un problema, con un elenco tan bien dotado como el que la película ostenta, pero el guión de Ehren Krueger – un guionista con una carrera de décadas que ostenta un gran total de tres películas buenas, la última de ellas estrenada hace 17 años – es letárgico, sin interés en nada más que contar una historia en piloto automático.

Y potencial había. Hubiera sido interesante tener como protagonista al empresario circense Max Medici, interpretado por un siempre excelente Danny DeVito, o a la acróbata Colette (Eva Green); son los dos únicos personajes con algo de complejidad en la historia.

En vez de eso, la película nos endilga un personaje más “normal” - entiéndase, completamente aburrido – y nos obliga seguirlo a él y a sus igualmente aburridos hijos y su lucha contra un villano igualmente ordinario que ni siquiera el gran Michael Keaton puede salvar.

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Lo que es una lástima porque al menos dos de esos personajes podían haber sido mucho mejores: Colin Farrell es un gran actor, y el personaje de Holt Farrier, un veterano recién llegado de la guerra donde se dejó un brazo, que ahora debe enfrentar el reto de criar solo a sus dos hijos tras la muerte de su esposa, podría haber generado algo de drama interesante. En vez de eso, es desperdiciado por un guión totalmente desinteresado en explorarlo más allá de un nivel totalmente superficial.

La película trata de hacer interesante a la hija de Holt, Milly (Nico Parker), una niña con repleta de curiosidad científica, aunque ni siquiera se molesta en tratar de darle una personalidad a su hermano Joe (Finley Hobbins); de todos modos, la actuación inexpresiva no le ayuda a ninguno de los dos.

Al menos la puesta en escena es impresionante como uno esperaría de una película de Burton; la fotografía de Ben Davis es bella y transporta al filme a ese universo gris y apagado pero acogedor que suelen habitar las otras películas de la filmografía del director, el vestuario de la infaltable Colleen Atwood son tan vistosos, lúgubres y coloridos como siempre, y Danny Elfman vuelve a venir al rescate haciendo lo suyo en la banda sonora.

Notará el lector que en esta reseña de Dumbo no se habló mucho de Dumbo, y esto es porque a la película no le importa demasiado el elefante bebé. A pesar de ser una creación digital bastante adorable, no pasa de ser un artefacto en la historia, como el Arca de Indiana Jones o el Teseracto de Los Vengadores, que los buenos quieren proteger y los malos quieren explotar.

La película hace amague de tocar el tema de la explotación de los animales en el circo, pero como la última vez que una de estas remakes quiso parecer socialmente progresiva sin realmente hacer el esfuerzo de serlo – la muy publicitada representación gay en La Bella y la Bestia –, no es más que lo dicho, un amague sin el coraje de realmente provocar aunque sea un poco.

Un buen filme es un goce, una película extraordinariamente mala puede ser educativa. Dumbo, que no es ni lo primero ni lo segundo, no es más que una pérdida de tiempo.

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DUMBO

Dirigida por Tim Burton

Escrita por Ehren Krueger (basada en una novela de Helen Aberson y Harold Pearl)

Producida por Ehren Krueger, Katterli Frauenfelder, Derek Frey y Justin Springer

Edición por Chris Lebenzon

Dirección de fotografía por Ben Davis

Banda sonora compuesta por Danny Elfman

Elenco: Colin Farrell, Eva Green, Michael Keaton, Danny DeVito, Nico Parker, Finley Hobbins, Alan Arkin, Joseph Gatt, Roshan Seth, DeObia Oparei, Sharon Rooney

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