“300”: el éxtasis del acero

La secuela de “300” pierde el impacto visceral y el protagonista memorable de su predecesora, pero mantiene la espectacularidad y gana una gran villana.

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Rebosante de sangre y testosterona, la primera entrega de 300, el filme de Zack Snyder que adaptaba la novela gráfica del mismo nombre de Frank Miller, fue una experiencia peculiar, capaz de neutralizar argumentos no del todo inválidos como “el argumento es extremadamente básico” a fuerza de un estilo visual único e impresionante muy acorde a la fuente, el sacrificio total de cualquvarias escenas de batalla muy impresionantes y la buena presencia en pantalla de Gerard Butler.

Fue, en pocas palabras, un filme extremadamente entretenido, así que en la espera por esta nueva visita a ese mundo de sangre, filtros de imágen y cámara lenta, mis niveles de optimismo por un par de horas de buena acción sin sentido superaba mi preocupación por lo que parecía una continuación que no tenía una verdadera razón de ser.

Y, sorpresa, 300: El Nacimiento de un Imperio acabó siendo exactamente eso, una más que aceptable exhibición de músculos y violencia que es fuerte en algunos aspectos en los que la película original era débil, y flaquea en algunos aspectos en los que el filme original hacía las cosas muy bien. En síntesis, ambos filmes se complementan entre sí de una forma sorprendentemente efectiva.

El filme logra ser al mismo tiempo una precuela, una secuela y una mirada conflicto griego-persa paralela a lo que vimos en la película de Snyder, que en esta ocasión cede la dirección al israelí Noam Murro.

Entre “flashbacks” al pasado del “rey-dios” Jerjes (Rodrigo Santoro) y su principal aliada Artemisa (Eva Green), gran parte del filme transcure al mismo tiempo que “300”, centrándose en la batalla naval de Artemisio que trascurrió al mismo tiempo que la defensa de Leónidas en las Termópilas, con un tercer acto dedicado a una posterior y decisiva escaramuza. Todo está envuelto en una narración similar a la del filme original, pero a cargo de la reina Gorgo de Esparta, de nuevo interpretada por Lena Heady.

Sin el impacto novedoso de la película original, Murro se limita a imitar el estilo visual de Snyder, empleando liberalmente la cámara lenta en sus escenas de combate, aunque lo hace con un repertorio mucho mayor de ángulos interesantes que hacen que las peleas ganen cierto tipo de variedad.

Hay momento particularmente bien logrado hacia el final que sigue durante largo tiempo en una sola toma initerrumpida al héroe de la película mientras se enfrenta a varios enemigos en un barco, como Snyder nos mostró más de una vez a Leónidas años atrás, pero con un manejo muy interesante y fluido de “zooms” y cambios de velocidad.

Probablemente el principal punto negativo del filme es que no cuenta con una figura protagonista memorable, y de hecho nuestro guerrero principal Temístocles no deja una impresión muy duradera. Sullivan Stapleton es adecuadamente imponente en lo físico y no un mal actor, pero no es ningún Leónidas. Quizá es la falta de esa curiosa barba y la voz de Butler, o el hecho de que su personaje, no tiene tantas ocasiones para gritar amenazas o arengas.

Sin embargo, en el lado de los villanos la cosa se pone más interesante. No solo recibimos una breve pero interesante mirada al pasado de Jerjes, sino que nos presentan a la verdadera estrella del filme: Artemisa. A la francesa Eva Green claramente le gusta hacer de villana -fue básicamente lo único destacable de la adaptación de Sombras Tenebrosas de Tim Burton-, y aquí aprovecha a fondo la oportunidad de interpretar a una sádica psicópata con sed de venganza, robándose sin descaro cada escena en la que aparece.

La idea de hacer de la película un complemento de la original, más que una simple secuela, es ingeniosa, y tiene el beneficio de expandir la escala de los acontecimientos, que en la primera película se sentía algo pequeño, al punto que a veces era difícil olvidar el hecho de que eran solo algunas decenas de actores en un estudio, y no cientos de guerreros haciendo frente a millones. Aquí, con el énfasis más centrado en masivas batallas en el mar, la ilusión está mejor lograda.

Aunque por contados momentos se parece demasiado a un videojuego, el filme por lo general ostenta excelentes efectos especiales.

El final no cierra del todo la historia, lo que es un poco decepcionante. Pero más allá de eso 300: El Origen de un Imperio satisface, haciendo más grande el mundo al que Snyder nos introdujo y cubriéndolo de más violencia exagerada y vistosa.

Sería interesante ver una versión que combine las dos películas y las edite para formar una sola, porque en más de un nivel se siente que esta nueva entrega le da una bienvenida profundidad a la historia.

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300: EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO (300: Rise of an Empire)

Dirigida por Noam Murro

Escrita por Zack Snyder y Kurt Johnstad (basada en una novela gráfica de Frank Miller)

Producida por Zack Snyder, Mark Canton, Bernie Goldmann, Gianni Nunnari, Deborah Snyder y Thomas Tull

Edición por David Brenner y Wyatt Smith

Dirección de fotografía por Simon Duggan

Banda sonora compuesta por Junkie XL

Elenco: Sullivan Stapleton, Eva Green, Rodrigo Santoro, Lena Heady, Hans Matheson, Callan Mulvey, Jack O'Connell, Andrew Tiernan y David Wenham

Enlance copiado
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