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(Disponible en Star+)
Desde la icónica Depredador de 1987, en la que Arnold Schwarzenegger lideraba un equipo de fuerzas especiales que era cazado por un letal extraterrestre en las selvas de Centroamerica, cada una de las secuelas que siguieron ha sido ligeramente o mucho peor que la anterior: Depredador 2 con Danny Glover es muy entretenida pero no alcanza ni de lejos el nivel del filme de John McTiernan, Depredadores de 2010 es solo aceptable y El depredador, de 2018, es un desastre completo. Felizmente, La presa cambia esa constante trayectoria descendente de calidad de la saga, presentando una sangrienta y atrapante historia de supervivencia que se siente cercana en espíritu al filme original.
La historia trascurre en 1719 en las grandes llanuras de lo que actualmente es el centro de los Estados Unidos. Allí, Naru (Amber Midthunder), una joven mujer de la tribu Comanche sueña con convertirse en cazadora, y la llegada a sus tierras de un cazador de otro mundo la pone a prueba.
El director Dan Trachtenberg – realizador de la muy buena Avenida Cloverfield 10 – y el guionista Patrick Aison parecen comprender que la mejor forma de encarar una película de Depredador es no sobrepensar las cosas, así que La presa devuelve la atención de la saga a sus componentes básicos: cazador humano contra cazador alienígena en un duelo de ingenio y habilidad de combate.
Lo que no quiere decir que la película no encuentre la forma de darle vueltas a esa premisa básica para refrescarla: la idea de un Depredador causando estragos en territorio Comanche en el siglo XVIII es una decisión inspirada que aprovecha bien la maleabilidad de la saga, en el sentido que se presta fácilmente a adaptarse a cualquier ambientación o subgénero del cine de acción: la película con Schwarzenegger era básicamente un típico filme de acción militar a lo Rambo interrumpido por un monstruo del espacio, la segunda era un thriller policial urbano con matices de Harry el Sucio en el que el asesino serial de turno resulta ser un extraterrestre, etcétera.
Y la idea de que la protagonista humana de esta nueva película sea de una cultura con una relación especialmente espiritual con el acto de cazar crea una interesante dinámica en el duelo con el Depredador, una especie de tácita sintonía entre Naru y el cazador, que la guerrera Comanche aprovecha para ir creciendo en confianza, instinto y conocimiento de su enemigo a medida que la historia avanza.
Para cuando llegamos al obligatorio enfrentamiento final, ese duelo se siente orgánicamente como uno de igual a igual a pesar de la diferencia física y tecnológica entre los combatientes, por la gran forma en que la película ilustra el crecimiento de Naru; y además, Amber Midthunder hace un gran trabajo emocional y físico para hacer creíble esa transición de cazadora inexperta a formidable guerrera.
Trachtenberg también demuestra en los grandes espacios de las planicies norteamericanas tener el mismo talento para encuadrar de forma ingeniosa su acción que en los claustrofóbicos pasillos de su largometraje debut, aunque algunos de los momentos más frenéticos de combate se ven algo desteñidos por un montaje algo incoherente, y la fotografía del filme tiene una textura extrañamente digital que hace que los grandes paisajes y los momentos más crudos de violencia no tengan el impacto que podrían tener.
Pero en general Depredador: La presa es un satisfactorio thriller de suspenso y acción que debería saciar los apetitos de propios y ajenos a una de las sagas más icónicas del cine de ciencia ficción.
Calificación: 3/5
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DEPREDADOR: LA PRESA
Título original: Prey
Dirigida por Dan Trachtenberg
Escrita por Patrick Aison
Producida por John Davis, Marty Ewing y Jhane Myers
Edición por Claudia Castello y Angela M. Catanzaro
Dirección de fotografía por Jeff Cutter
Banda sonora compuesta por Sarah Schachner
Elenco: Amber Midthunder, Dakota Beavers, Bennett Taylor, Michelle Thrush, Stormee Kipp, Julian Black Antelope, Dane DiLiegro, Mike Paterson, Nelson Leis, Tymon Carter