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Thor: Amor y trueno, la cuarta película sobre el héroe nórdico de Marvel Comics y sucesora de la entretenida Ragnarok (2017), puede unirse a filmes como Hombres de Negro II o La leyenda del Zorro en el panteón de las secuelas de buenas superproducciones que fracasan estrepitosamente en hacer que el rayo caiga dos veces en el mismo lugar, a pesar de tener al mismo elenco frente a las cámaras y al mismo director detrás de ellas.
Visualmente plana, dramáticamente inerte y cómicamente estéril, la película trata de mantenerse a flote a fuerza de chistes improvisados, el carisma de sus intérpretes y la música de Guns ‘N Roses, pero se hunde bajo el peso de sus propias inseguridades.
Mientras Thor (Chris Hemsworth) vaga por la galaxia en busca de aventuras tras los acontecimientos de Avengers: Endgame, un poderoso ser llamado Gorr (Christian Bale) ha comenzado a asesinar dioses por todo el universo. Mientras tanto, la exnovia de Thor, la científica Jane Foster (Natalie Portman), quien batalla un cáncer terminal, descubre que el viejo martillo de Thor ahora le responde a ella, dándole los poderes del Dios del Trueno.
Una comedia a medias
Para ser una película que forma parte de la que actualmente es sin lugar a dudas la franquicia cinematográfica más exitosa del mundo, Amor y trueno es paradójica e injustificablemente insegura sobre sí misma, asegurándose en casi todo momento de diluir sus escenas de mayor emoción y drama con humor, como si tuviera miedo de que el público no esté sonriendo y pasándolo bien aunque sea por uno o dos minutos.
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Ese ha sido un vicio que ha plagado a las películas de Marvel Studios ya por un tiempo, afectando incluso a algunas de sus mejores películas como las dos Guardianes de la Galaxia de James Gunn, pero en Amor y trueno es la primera vez que esos guiños innecesarios son lo suficientemente constantes para pasar de ser una molestia menor a algo debilitante.
Quizá no sería tan grave si la comedia en Amor y trueno no fuera tan mala, en especial en comparación con Ragnarok, que aunque tenía sus problemas también ostentaba chistes verdaderamente creativos y muy bien armados que jugaban con lo visual e incluso con la edición - como la escena con Doctor Strange, que bien podría haber sido sacada de algún clásico de comedia “spoof” al estilo de La pistola desnuda – en vez de limitarse a la palabra hablada como canal para su humor.
Gran parte de la película se va por el drenaje en diálogos semi improvisados que intentan ser humorísticos pero no van a ningún lado y acaban cansando rápido, chistes que al principio funcionan pero se vuelven irritantes al ser repetidos una y otra vez (esas benditas cabras) y débiles intentos de recrear los mejores momentos de Ragnarok, como la obra de teatro.
Una batalla hacia el principio con Thor y los Guardianes de la Galaxia, al son de Welcome to the Jungle, termina pareciendo la escena inicial de Team America: World Police, con el mismo chiste pero sin una décima parte del humor.
Y el humor de mala calidad es tan persistente, tan omnipresente que acaba contrarrestando los momentos en que la película intenta ser sincera o tener algo de desarrollo dramático.
La introducción de Gorr insinúa una película interesada en examinar el vínculo parasitario entre los poderosos y los oprimidos de forma similar a como Ragnarok hacía de Asgard una alegoría de cómo el imperialismo es sanitizado y romantizado cuando la Historia es escrita y enseñada por los imperialistas; pero el director Taika Waititi y su co-guionista Jennifer Kaytin Robinson o se quedan sin espacio o sin ganas de explorar eso más allá de lo absolutamente superficial.
La película no carece totalmente de puntos positivos. En particular destaca Christian Bale, que logra convertir a Gorr en una figura espeluznante y trágica en igual medida, y claramente está disfrutando la posibilidad de interpretar a un villano con mucha teatralidad en sus monólogos y sus manerismos. Bale es fácilmente lo mejor de la película y es una pena que su tiempo en pantalla sea tan corto.
Natalie Portman como Jane también hace un trabajo interesante, dándole nueva profundidad a un personaje que francamente era algo plano en sus dos previas apariciones; y Russell Crowe es entretenido como una caricaturesca versión del dios Zeus, más o menos llenando el hueco en la película que el Gran Maestro de Jeff Goldblum ocupaba en Ragnarok. Al resto del elenco no se lo siente demasiado entusiasmado.
Espectáculo apagado
En lo visual, Amor y trueno podría ser una de las películas más débiles de todo el universo Marvel.
La película lleva a Thor y compañía por gigantescos parajes galácticos que deberían ser cautivadores pero están presentados de una forma que los convierte en trasfondos planos, con muchísimo detalle arquitectónico pero sin aparente consideración por la importancia de hacer que esos ambientes sean encuadrados o coloreados de forma que sean fáciles de procesar para el espectador o interesantes.
Es el mismo problema que fans y críticos le reclamaban a George Lucas con la trilogía de precuelas de Star Wars, pero con 20 años de diferencia en avances tecnológicos.
Cabe señalar que la calidad de los efectos visuales de la película probablemente tiene poco qué ver con el talento de los artistas digitales a cargo y más con la forma en que Marvel se maneja en sus producciones, exigiendo grandes cambios en efectos tarde en el proceso de post producción, resultando en escenas trabajadas a las apuradas, como se han quedajo muchos miembros de la industria de efectos especiales.
Salvo por una escena hacia la segunda mitad de la película, una batalla casi totalmente en blanco y negro en un planetoide diminuto donde Waititi parece darse cuenta brevemente de las ventajas y la libertad de imaginación que permite el hecho de dirigir acción en ambientes totalmente creados por computadora – algo que directores como James Wan o Sam Raimi saben aprovechar mejor que la mayoría -, el resto de las secuencias de acción del filme se encuadran de la forma más estándar imaginable, desde la perspectiva del espectador de una obra de teatro viendo a los actores en el escenario con un fondo digital como cortina.
En la acción y presentación, la película exuda una falta de imaginación o interés que la hace quedar especialmente mal en comparación con el anterior filme de Marvel que llegó a salas este año, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, una película llena de personalidad y expresividad en el manejo de sus cámaras, tanto las reales como las virtuales.
Thor: Amor y trueno acaba sintiéndose como una película que la mayoría de los involucrados no tenía mucho interés en hacer, como un compromiso obligado por la merecida gran aceptación que tuvo Ragnarok.
Calificación: 2/5
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THOR: AMOR Y TRUENO
Título original: Thor: Love and Thunder
Dirigida por Taika Waititi
Escrita por Taika Waititi y Jennifer Kaytin Robinson (basada en cómics de Stan Lee y Jason Aaron)
Producida por Kevin Feige y Brad Winderbaum
Edición por Peter S. Elliott, Tim Roche, Matthew Schmidt y Jennifer Vecchiarello
Dirección de fotografía por Barry Idoine
Banda sonora compuesta por Michael Giacchino y Nami Melumad
Elenco: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Tessa Thompson, Taika Waititi, Russell Crowe, Jaimie Alexander, Chris Pratt, Dave Bautista, Karen Gillan, Bradley Cooper, Vin Diesel, Sean Gunn, Kieron L. Dyer, Kat Dennings, Stellan Skarsgard