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Hay innumerables ejemplos a lo largo de la historia humana del clásico dicho que reza “la realidad es más extraña que la ficción”, y uno de esos ejemplos es lo que trascurre en el drama bélico El arma de engaño, una atrapante historia de engaños e ingenio que da un vistazo obviamente dramatizado pero elocuente de las guerras silenciosas de información que se suelen pelear detrás de los conflictos armados.
Sin embargo, la película también es un ejemplo de cómo en algunos casos agregarle ficción a la realidad en un intento de hacer los eventos más dramáticos acaba siendo contraproducente.
En 1943, la Alemania nazi sigue controlando la mayor parte de Europa, y los aliados planean invadir el continente desembarcando en Sicilia, Italia. El problema es que Sicilia es el lugar más obvio para un desembarco, por lo que los servicios británicos de inteligencia idean un insólito plan para intentar hacer creer a los nazis que la invasión será en Grecia: soltar en las costas de España un cadáver con documentos militares falsos que indiquen un plan de atacar Grecia y esperar que la información falsa llegue hasta los altos mandos alemanes.
Creando una ficción
Dirigida por John Madden – un confiable veterano del cine popular británico con películas como Shakespeare apasionado o el sólido thriller de espionaje La deuda en su historial –, la película encuentra sus momentos más fascinantes en la construcción del engaño, desde la adquisición de un cuerpo recién fallecido que pueda pasar por un oficial militar ahogado hasta la construcción de toda una vida ficticia para este personaje.
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El guion de Michelle Ashford brilla en las secuencias en las que el teniente comandante Ewen Montagu (Colin Firth), su segundo al mando Cholmondeley (Matthew Macfayden) y las secretarias Hester (Penelope Wilton) y Jean (Kelly Macdonald) van creando toda la biografía del ficticio mayor William Martin, desde la selección de su nombre como un común pero creíble para que los nazis no lo puedan rastrear rápidamente en las listas de bajas, hasta los objetos que el cuerpo tendrá en su bolsillo al momento de ser arrojado al mar e incluso detalles intangibles como su comida favorita o su personalidad.
Son escenas que podrían leerse no solo como fascinantes retratos de la forma de pensar de agentes de inteligencia que saben que tienen que crear una mentira lo suficientemente hermética para engañar a otros agentes de inteligencia, sino también como una ingeniosa metáfora del proceso de crear una historia de ficción y un personaje para protagonizarla.
El hecho de que la película ponga tanto énfasis en el arte de la literatura ironizando con el hecho de que la mayoría de los altos mandos militares involucrados estaban escribiendo libros – uno de los personajes secundarios más importantes de la película es un joven Ian Fleming, futuro creador de James Bond – no puede ser coincidencia.
Por supuesto, el elenco hace un trabajo intachable. Colin Firth a estas alturas es un veterano que podría interpretar dormido el rol de líder de estampa distinguida y emociones reprimidas, y el equipo que lo acompaña - que también incluye a grandes como Jason Isaacs y Mark Gatiss – le hacen un gran coro.
Un romance que sobra
Sin embargo, por algún motivo francamente inescrutable, El arma del engaño siente la necesidad de tomar lo que ya es una historia fascinante por sí sola y encajarle improvisadamente un tonto triángulo amoroso entre Montagu, Cholmondeley y Jean para crear artificialmente un poco de conflicto, como si eso le hiciera falta a una historia en la que el mismísimo curso de la Segunda Guerra Mundial es lo que está en juego.
Y lo peor es que esas escenas acaban devorándose una porción enorme del tiempo de duración de la película, mientras otras subtramas posiblemente más interesantes como la del hermano de Montagu, Ivor – interpretado por Gatiss – y las sospechas en su contra de ser un espía para la Unión Soviética por sus vínculos socialistas, acaban relegadas a un tercer plano.
Cada vez que la película interrumpe la trama de la operación de espionaje para volver al mal armado romance, es como un lastre que frena por completo el impulso de la película, muy a pesar de los mejores esfuerzos de Firth, Macfayden y Macdonald de sacar a flote el material.
A pesar de esas partes tan superfluas, El arma del engaño se merece una recomendación solo por el interesante retrato de espionaje realista en su centro, pero lastimosamente no pasa de ser una de esas películas que solo se ven una vez y luego se olvidan.
Calificación: 3/5
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EL ARMA DEL ENGAÑO
Título original: Operation Mincemeat
Dirigida por John Madden
Escrita por Michelle Ashford (basada en un libro de Ben Macintyre)
Producida por Iain Canning, Emile Sherman y Kris Thykier
Edición por Victoria Boydell
Dirección de fotografía por Sebastian Blenkov
Banda sonora compuesta por Thomas Newman
Elenco: Colin Firth, Matthew MacFayden, Kelly Macdonald, Penelope Wilton, Johnny Flynn, Jason Isaacs, Simon Russell Beale, Paul Ritter, Mark Gatiss, Nicholas Rowe, Will Keen, Hattie Morahan