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(Spoilers para el 8vo episodio de la tercera temporada de la serie Succession)
A lo largo de tres temporadas Kendall Roy (Jeremy Strong) pasó de ser el hijo dorado y heredero aparente de Waystar-Royco a paria, al borde del destierro. La bolsa de boxeo personal de su padre, Logan (Brian Cox). Como Ícaro al sol, víctima de su ambición e ingenuidad, en esta tercera temporada finalmente presenciamos los golpes más duros de la caída de gracia del ex-hijo predilecto.
El viaje de Kendall es un clásico caso de subidas y bajadas, de optimismo inmerecido cuasi maníaco y lapsos de depresión inescapable. Los pequeños triunfos en la guerra por el control del conglomerado familiar se sienten esperanzadores, pero nunca llegan a concretarse. Lentamente se vuelve desgarrador ver como las oportunidades se extinguen para Kendall, y finalmente podemos ver la desesperación terminando de consumir todas las fuerzas para pelear que poseía.
Chiantishire, uno de los episodios más largos de esta temporada, se centra en las negociaciones para adquirir otro conglomerado, GOJO, una iniciativa de Kendall, con negocios infinitamente más lucrativos que los obsoletos medios de comunicación que Waystar-Royco posee. Sin embargo, Lukas Mattson (Alexander Skarsgård) es un empresario excéntrico, con quien Logan, un empresario del viejo mundo, no está preparado para tratar. Quien es encargado de cerrar el trato es entonces Roman Roy (Kieran Culkin) el subestimado hijo menor.
Todo esto en medio de las preparaciones y ceremonias de las segundas nupcias de su madre, Caroline Collingwood (Harriet Walter), para lo cual el clan Roy se desplaza hasta Toscana, Italia. Allí, suceden varias conversaciones que desnudan lo transaccional y retorcida que es la visión del amor para esta familia. Caroline y Shiv (Sarah Snook) se lanzan dardos y tratan de asignar la culpa de quién es la ausencia de una en la vida de la otra, y Caroline termina confesando que tal vez ni siquiera debió haber sido madre. Connor (Alan Ruck) le propone matrimonio a Wylla (Justine Lupe) con la esperanza de que su compromiso lo vuelva un candidato presidencial más deseable. Shiv y Tom (Matthew MacFadyen) discuten su matrimonio en ruinas y Shiv continúa su manipulación con la vaga promesa de un bebé, algo que Tom ansía profundamente.
Pero es por mucho, Kendall, quien más sufre en la travesía de Chiantishire. Su nuevo look, cabeza casi rapada, es el primer presagio de su estado mental inestable. Él dice “que está buscando aligerarse”, tal vez de un peso emocional más que físico. A tan solo minutos de su llegada su madre le informa que su padre ha solicitado no cruzarse con él, lo que lo excluye de varios ensayos y ceremonias. Un nuevo rechazo para el hombre al que ya ni siquiera buscan para entrevistas, ni tiene lugar en el negocio familiar, un golpe bajo. Kendall decide ignorar este pedido e interrumpe la recepción de bienvenida para solicitar una reunión con Logan.
En esta reunión, Kendall hace todo lo posible para mantener su fachada estoica mientras trata de negociar su salida del negocio y su excomunicación voluntaria de la familia. Su voz tiembla al intentar convencer (o convencerse?) a su padre que él no es como ellos, que él es mejor que esta familia de hienas, y en especial, que él es mejor que Logan. Sin embargo, solamente logra develar su debilidad, su desesperado deseo de verse como el héroe, como el bueno de la película. “La vida no son valientes caballeros montando. Es un número en un pedazo de papel. Es una pelea por un cuchillo en el barro” le regresa Logan, no sin antes recordarle su hipocresía, dado su historial con drogas y su complicidad en la muerte de un pobre chico en Londres.
Al día siguiente, se retoman las negociaciones. Roman se encuentra con Mattson y descubre que su interés no es en vender GOJO, sino fusionarlo con Waystar-Royco, prospecto que Roman anticipa no será lo suficientemente bueno para Logan. Sin embargo, logra convencer a la junta principal, y a su padre, de que sería una buena jugada para revivir el negocio, y que podrían mantener el control a pesar de la fusión. El éxtasis llena a Roman cuando Gerri (J.Smith Cameron) le elogia con un “bien hecho”, cosa que él decide reciprocar con una foto de su pene, algo que ya había estado haciendo durante un tiempo y Gerri le había pedido que se detenga. Lo que no contaba es que al momento de enviar el mensaje, también le escribió Logan, y la foto fue enviada a su padre. Luego de una severa reprimenda y humillación, quedan en jaque la reputación de Roman, y la posición y futuro de Gerri en la empresa.
Y en un latigazo de emociones, Mark Mylod cierra el episodio con Kendall recostado en un flotador en la piscina con una cerveza en mano. Cuando sus hijos se retiran al interior de la casa, mueve su cabeza para dejarla sumergida. La música va en crescendo, la botella escapa de su mano y flota alejándose, unas tímidas burbujas escapan de su boca y nariz y el episodio termina, dejándonos con el corazón en la boca, y el suspenso de lo que nos espera este domingo con el tan anticipado de final de temporada.
Fans han encontrado pistas que podrían sugerir que Kendall está presente en el próximo episodio, y que su intento de suicidio fracasó. Sin embargo, aprecio la ambigüedad de la escena, por la intensidad y el tono que marca el trayecto de Kendall Roy hacia la completa desolación y la desestabilización que traerá a toda su familia en el desenlace final.
Succession está disponible para streaming en HBOmax.