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Horarios de “Halloween Kills” en cines de Paraguay
Halloween, estrenada en 1978 por el legendario – aunque por entonces aún desconocido – John Carpenter popularizó el subgénero de películas de terror “slasher” centradas en un icónico asesino, tomando el testigo de otros grandes éxitos como La masacre de Texas de Tobe Hooper y diseñando el mapa que luego seguirían Viernes 13, Chucky o Scream en las décadas siguientes.
La propia saga Halloween tuvo una buena cantidad de secuelas, “spin offs” y reinicios desde la secuela original Halloween II en 1981 hasta los olvidados “reinicios” que Rob Zombie dirigió en la década del 2000.
Sin embargo, más allá de la brillante primera película y algunos chispazos de calidad en películas como Halloween III – que no tiene nada qué ver con la saga de Laurie Strode y Michael Myers – o la decente Halloween H20 de 1998, la mayoría de las películas sobre el inhumano asesino enmascarado son terribles.
Quizá por eso hubo relativamente poca controversia cuando hace pocos años se anunció una nueva película de Halloween que ignoraría los eventos de todas las secuelas y se establecería como la nueva continuación oficial de la película del ‘78, devolviendo a Michael Myers a las calles de Haddonfield, Illinois, 40 años después para seguir matando mientras una Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) aún traumatizada por su encuentro con Myers y la muerte de sus amigos se preparaba para acabar con el protagonista de sus pesadillas de una vez por todas.
La nueva Halloween estrenada en 2018 es casi tan buena como la original de Carpenter, un filme que encuentra un balance perfecto entre el homenaje al clásico y la modernización de la historia, en la que el director David Gordon Green demuestra un fantástico manejo de la tensión propia de un filme “slasher” y de la violencia que suele seguir a ese suspenso; y su historia se siente no como un anexo hecho por un fan, sino como una progresión natural de los eventos de la primera película, aunque esos eventos estén separados por décadas, y termina con un final que podría haber sido un punto de cierre más que satisfactorio para toda la serie.
Sin embargo, Green y sus co-guionistas anunciaron de entrada que su Halloween era solo la primera entrega de una nueva trilogía, y aunque Halloween nunca tuvo suerte con sus secuelas, la calidad de la película de 2018 era razón suficiente para dar el beneficio de la duda.
Halloween Kills la continuación de esa película, sin embargo, parece indicar que la maldición de las secuelas sigue afectando a Laurie y Michael.
UNA PELÍCULA ATRAPADA ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE
Halloween Kills comienza inmediatamente después de la película anterior, con Laurie, su hija Kate (Judy Greer) y su nieta Allyson (Andi Matichak) huyendo de la casa en llamas en la que atraparon a Michael Myers, creyendo haberlo matado de una vez por todas. Sin embargo, la rápida llegada al lugar de un grupo de bomberos acaba permitiendo que Myers escape y una vez más se adentre entre las casas y calles suburbanas de Haddonfield para seguir matando.
Pero ya desde el comienzo la película muestra su vicio más preocupante: su hábito de conectar con la película original y agregar detalles y personajes que al final acaban aportando poco.
Antes de reunirnos con Laurie y su familia, la película comienza con un prólogo que trascurre inmediatamente después del final de la película original, mostrando desde el punto de vista del agente de policía Hawkins (Will Patton) cómo Myers acabó siendo detenido luego de fallar en su intento de matar a Laurie, pero más allá de ser una impresionante recreación estética de la primera película e incluir un sorprendente trabajo de maquillaje que permite recrear al doctor Sam Loomis que interpretó el difunto Donald Pleasance, la adición se siente superflua.
La película se atiborra de referencias y adiciones a la película original para unir los puntos, incluso trayendo de vuelta a algunos de los personajes secundarios del clásico de Carpenter – varios de ellos con sus actores originales - como Tommy y Lindsey, los niños que Laurie cuidaba en la Noche de Brujas del ‘78 o la enfermera Chambers que acompañaba a Loomis cuando Myers escapó por primera vez.
Y su presencia se siente más como un guiño para los fans que como algo absolutamente indispensable para la historia.
La película trata de acoplar esas referencias y guiños a lo que parece ser su tema central, la idea de que lo ocurrido en Haddonfield en el ‘78 fue un trauma colectivo tan grande que la noción de que podría volver a repetirse acaba hundiendo a los habitantes del pueblo en un fanatismo sangriento, llevándolos a armarse y salir a las calles para hacer justicia por mano propia, algo que la película aprovecha para hacer un poco de comentario social sobre la forma en que el fácil acceso a las armas y la fascinación por la justicia vigilante en Estados Unidos puede acabar creando estallidos incontrolables.
Más interesante y menos pretenciosa es la forma en que la película pinta a Michael Myers como una presencia psicológicamente corrosiva, cuya mera presencia parece enloquecer un poco a los habitantes de Haddonfield y cuya determinación inhumana y fuerza imparable parecen casi sobrenaturales sin ir nunca directamente a lo paranormal.
Pero todos esos temas son cosas que la película de 2018 ya tocaba de forma mucho más elegante centrándose solo en Laurie y la forma en que los eventos del ‘78 marcaron su vida convirtiéndola en una reclusa paranoica que acabó infectando con ese miedo a su propia hija, arruinándole la infancia y alejándola; incluso la influencia enloquecedora de Michael en cualquiera que se cruce en su camino era mejor explorada en aquella película con el personaje del doctor Sartain.
Kills tiene poco qué agregar, así que se acaba perdiendo en secuencias interminables de viejos conocidos saliendo a cazar a Michael y repitiendo incesantemente, como un mantra, que “el mal debe morir esta noche”.
Al menos la violencia del filme es entretenida. Green y compañía aumentan el volumen de sangre y la creatividad de las muertes, apoyándose en algo de humor negro y el ligero absurdo en secuencias como la del principio en la que Michael masacra a un grupo de bomberos, o un encuentro particularmente demencial hacia la mitad del filme que incluye un auto, pistolas en manos de gente que no sabe usarlas y una bolsa de caramelos llena de ladrillos, entre otros elementos cortantes, punzantes o contundentes.
Y aunque la película es demasiado dispersa como para darle a ninguno de sus personajes la profundidad que se merecen, hay figuras memorables en el elenco más allá de Laurie, Kate o Allyson, como Cameron – el novio de la nieta de Laurie – o la carismática pareja que se mudó a la vieja casa Myers.
En muchas formas Halloween Kills se siente como un eco de Halloween II, la secuela original del ‘81, porque como aquella película que John Carpenter y Debra Hill escribieron por obligación, Kills reemplaza la tensión y miedo con dosis aumentadas de violencia; y sustituye la astuta reflexión sobre el miedo a un mundo en que la violencia muchas veces no tiene sentido con el anexo de detalles innecesarios que no aportan nada a una historia que ya era perfecta.
A diferencia de Halloween II, Kills no se siente como un trabajo mercenario, claramente hay mucho amor y entusiasmo delante y detrás de cámaras. Pero es una película bastante frustrante que entierra sus virtudes en una montaña de decisiones cuestionables.
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HALLOWEEN KILLS
Dirigida por David Gordon Green
Escrita por David Gordon Green, Danny McBride y Scott Teems
Producida por Malek Akkad, Jason Blum y Bill Block
Edición por Timothy Alverson
Dirección de fotografía por Michael Simmonds
Banda sonora compuesta por John Carpenter, Cody Carpenter y Daniel Davies
Elenco: Jamie Lee Curtis, Judy Greer, Andi Matichak, Will Patton, Nick Castle, James Jude Courtney, Anthony Michael Hall, Dylan Arnold, Charles Cyphers, Kyle Richards, Nancy Stephens, Scott MacArthur, Michael McDonald