“Oxígeno”

Aunque por momentos es demasiado letárgico y su protagonista no es particularmente interesante – a pesar de los mejores esfuerzos de la gran Mélanie Laurent –, esta nueva película del director francés Alexandre Aja tiene la suficiente tensión e intriga para justificarse.

Mélanie Laurent en "Oxígeno".
Mélanie Laurent en "Oxígeno".Shanna Besson

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(Disponible en Netflix)

Con el antecedente de la excelente película de 2019 Infierno en la tormenta aún fresco en la memoria, el cineasta francés Alexandre Aja – cuya filmografía incluye la polarizante Alta tensión (2003), la satírica Piraña 3D (2010) o la taquillera remake de El despertar del Diablo (2006) - regresa con un nuevo filme de supervivencia que no llega a las cumbres de su película anterior, pero aún así es una buena opción para el fin de semana largo.

Oxígeno comienza en una oscuridad teñida de rojo, mientras una mujer (Mélanie Laurent) se va asfixiando, cubierta por una especie de placenta sintética que a duras penas logra romper. Inicialmente amnésica, la mujer ve que su mundo se reduce a los claustrofóbicos confines de lo que parece ser una cápsula médica criogénica, capaz de mantener a un cuerpo humano en animación suspendida por larguísimos periodos de tiempo, con todo y una inteligencia artificial que vela por su salud.

Pero algo ha salido mal y la cápsula se está quedando sin aire respirable, por lo que la mujer debe apresurarse en intentar hallar la forma de salir de la cápsula o conseguir ayuda, mientras intenta recomponer sus recuerdos para deducir quién es, dónde exactamente está y cómo llegó allí.

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El principal problema de la película es que, simple y llanamente, su protagonista no es demasiado interesante. Eso de ninguna manera es culpa de Mélanie Laurent, que le imprime una urgencia e intensidad a su actuación en todo momento, haciendo que en el momento la acción sea atrapante y cargada de suspenso.

Pero el guion simplemente alarga demasiado las revelaciones sobre lo que está ocurriendo exactamente con la mujer, quizá demasiado embriagado por la idea de su misterio, y las constantes escenas en que la mujer va recuperando recuerdos fragmentados pasan rápidamente de ser intrigantes a irritantes.

En cierta forma parece querer seguir la obsoleta filosofía de la “caja de misterios” que J.J. Abrams popularizó con Lost, algo que debería haberse quedado en la década de los 2000.

Aja trata de integrar el pasado mental y emocional de su protagonista como parte integral de la acción de forma similar a como lo hizo en Infierno en la tormenta, pero en aquella película eso funcionaba mucho mejor porque las inseguridades de la protagonista y la fracturada relación con su padre, aunque eran combustible para su lucha por la supervivencia, nunca tomaban protagonismo por sobre la emergencia real de estar atrapada en un subsuelo inundado con un montón de cocodrilos.

En Oxígeno, el hecho de que ir desbloqueando los recuerdos de la mujer es directa y materialmente esencial para su supervivencia hace que todo se sienta un poco más forzado y artificial de lo que debería.

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Aún así, eso solo es un problema durante el “cuerpo” de la película, y no anula el hecho de que la película parte de una premisa intrigante que induce no solo a una sensación de claustrofobia constante por la situación física de la protagonista, sino también por una agobiante paranoia que va creciendo a medida que las voces con las que ella logra hablar por teléfono para pedir ayuda comienzan a sonar sospechosas, y la robótica inteligencia artificial que la acompaña comienza a actuar de forma que parece por momentos hostil.

Y aunque el impacto emocional del giro que da la trama hacia el final se ve algo disminuido por los problemas ya mencionados, la película concluye en una secuencia que le permite a Aja hacer lo que mejor sabe hacer: crear momentos de muy alta tensión en los que incluso en un espacio tan reducido se puede desarrollar una titánica pelea por la supervivencia.

No será lo mejor que uno va a ver en materia de ciencia ficción en el año, pero Oxígeno se merece un vistazo.

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OXÍGENO (Oxygéne)

Dirigida por Alexandre Aja

Escrita por Christie LeBlanc

Producida por Alexandre Aja, Brahim Chioua, Noémie Devide, Grégory Levasseur y Vincent Maraval

Edición por Stéphane Roche

Dirección de fotografía por Maxime Alexandre

Banda sonora compuesta por Robin Coudert

Elenco: Mélanie Laurent, Mathieu Amalric, Malik Zidi, Laura Boujenah, Eric Herson-Macarel, Marc Saez

Enlance copiado
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