“Barrenderos espaciales”

Aunque ciertos elementos técnicos bastante graves le mantienen alejada de la grandeza, esta megaproducción espacial surcoreana vale la pena por la resonancia emocional de su historia, impresionante presentación visual y por su espectacular retrato de un futuro diverso e internacional.

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Netflix

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(Disponible en Netflix)

Si Barrenderos espaciales estuviera un poco mejor armada, si su ritmo fuera un poco menos frenético y sus secuencias de acción ligeramente menos caóticas, y diera un poco más de espacio para profundizar en sus protagonistas, me atrevería a decir que en una década o dos estaríamos hablando de esta película de la misma forma que hablamos de algo como El Quinto Elemento en la actualidad, un inusual y extraordinario filme de ciencia ficción que filtra ese género desde una perspectiva ajena a Hollywood con resultados espectaculares.

Así como es, Barrenderos espaciales es un filme decente que bien vale la pena ver, pero no deja de ser un poco frustrante porque podría haber sido mucho más.

La película transcurre en 2092. La Tierra se ha vuelto prácticamente inhabitable, una megacorporación se ha convertido básicamente el el gobierno de toda la humanidad, algunos privilegiados viven en lujo en una estación espacial residencial mientras las autoridades se preparan para terraformar Marte, y el resto de la humanidad vive en la miseria en la Tierra o trabaja en el espacio.

Nuestros protagonistas son el exsoldado Tae Ho (Song Joong-ki), la férrea capitana Jang (Kim Tae-ri), el exmafioso Park (Jin Seok-kyu) y la robot Bubs (Yoo Hae-jin), los tripulantes de la nave coreana “Victory”, que se dedican a ser “barrenderos espaciales”, recogiendo escombros de satélites, naves destruidas y demás piezas de basura espacial que saturan el espacio desde que la humanidad se instaló en el gran vacío. Perpetuamente adeudados, los tripulantes de la “Victory” encuentran en una nave destruida a una niña robot llamada “Dorothy” (Park Ye-rin), buscada tanto por las autoridades como por un grupo terrorista, y deciden intentar venderla.

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En realidad no hay nada demasiado original en el argumento del filme, pero su principal fortaleca está en la extraordinaria forma en que trae a la vida a su visión del futuro, algo en lo que claramente los realizadores pusieron enorme atención al detalle y esmero, quizá incluso a perjuicio de otros aspectos de la película.

Lo más inmediatamente notable es la forma en que imaginan la vida en el espacio como algo fundamentalmente internacional, lo que tiene mucho sentido si uno se pone a pensar en cómo sería la vida si la humanidad se viera obligada a mudarse al espacio, donde los conceptos de fronteras tradicionales simplemente no aplican.

Esa misma película, hecha en Hollywood, probablemente hubiera hecho que todo el mundo hable inglés para simplificar las cosas, pero una de las primeras escenas en Barrenderos espaciales es una persecución en el espacio en la que además de nuestros protagonistas coreanos participan “barrenderos” franceses, polacos, rusos, brasileños y de varias otras nacionalidades, todos hablando sus propios idiomas; en un momento Tae Ho esconde su identidad durante una llamada telefónca usando un aparato que distorsiona su voz y traduce sus palabras al español.

Y tiene sentido que todo el mundo hable su propio idioma nativo en vez de un lenguaje común porque todos los personajes van por la vida con auriculares traductores en sus orejas, ¿qué necesidad tendrían de aprender otros idiomas?

Es el tipo de atención al detalle que hace que el mundo de una película sea más que un trasfondo y se sienta como un lugar vivo por el que vale la pena que los protagonistas peleen.

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Además hay un montón de ideas visuales que simplemente son memorables e impactantes, como la “Fábrica”, una mini luna orbitando la Tierra donde los “no ciudadanos” de la corporación viven; o la estación con forma de plato donde los ricos viven en una recreación de una Tierra sin contaminación.

En cierta forma se siente como una versión menos culturalmente homogénea del universo de la legendaria serie animada Cowboy Bebop, que en su versión de un sistema solar colonizado mostraba lunas con pueblos “mexicanos” fronterizos o metrópolis marcianas con “barrios chinos” o bazares marroquíes coexistiendo con rascacielos al estilo Nueva York.

Otra cosa que Barrenderos tiene en común con Bebop es la dinámica de sus protagonistas, un equipo de desventurados trabajadores espaciales siempre hasta el cuello en deudas y cargando con misteriosos pasados traumáticos, y ese elenco es la segunda gran virtud del filme, porque aunque son una colección de arquetipos bien gastados del género - el exsoldado misterioso, el bruto con corazón de oro, la guerrera espacial implacable, el robot con personalidad ácida -, la química entre sus actores y la forma en que la película va desarrollándolos y su relación a medida que avanza el filme hace que sean genuinamente entrañables.

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El problema, el defecto crónico que obstaculiza al filme en su camino a la grandeza, yace principalmente en su edición.

El arte de cortar y unir escenas para formar una historia es la unidad básica del cine, y un editor habilidoso es capaz de convertir una gran película en un clásico (una gran parte de la razón por la que las películas de Martin Scorsese o Mad Max: Furia en el Camino son obras maestras es gracias al trabajo de Thelma Schoonmaker o Margaret Sixel en montaje)... al igual que un mal trabajo al unir las escenas puede cortar las alas de un buen filme, y aunque Barrenderos espaciales no se estrella debido a esas alas cortadas, le impiden elevarse tanto como podría.

Barrenderos es atípica en el sentido de que la mala edición es notable de igual manera en las escenas de acción y en el resto de su duración. Durante las persecuciones espaciales, cae en esa misma trampa que atrapó a las películas de Transformers de Michael Bay, en que la saturación de efectos digitales sumada a cortes muy rápidos de toma a toma y movimientos erráticos de cámara hacen que las secuencias se vuelvan incoherentes y difíciles de seguir.

E incluso en los momentos sin acción el ritmo es muy rápido, como si el filme siempre estuviera con prisa; cada toma parece durar un segundo menos de lo que debería, pocas líneas de diálogo tienen espacio para respirar, y el sencillo argumento acaba sintiéndose trabajoso de seguir. Por varios se siente como que el espectador está corriendo detrás de la película para no perderle el hilo.

Curiosamente todos estos defectos son menos notables hacia el final del filme, aunque puede ser simplemente porque uno se acostumbra a su ritmo frenético, de forma similar a como uno acaba dejando de percibir un olor desagradable en una habitación cerrada si simplemente pasa suficiente tiempo allí.

Con un ritmo un poco más desacelerado y una edición un poco más disciplinada, Barrenderos espaciales podría ser un nuevo clásico. En su forma actual, es simplemente un filme admirable pero imperfecto, pero uno cuyas virtudes acaban pesando más que su multitud de defectos.

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BARRENDEROS ESPACIALES (승리호)

Dirigida por Jo Sung-hee

Escrita por Jo Sung-hee, Yoon Seung-min y Yoo-kang Seo-ae

Producida por Yoon In-beom y Kim Soo-jin

Edición por Nam Na-young y Ha Mi-ra

Dirección de fotografía por Byun Bong-sun

Banda sonora compuesta por Kim Tae-seong

Elenco: Song Joong-ki, Kim Tae-ri, Jin Seon-kyu, Yoo Hae-jin, Park Ye-rin, Richard Armitage, Kim Mu-yeol, Ji-Yeol Oh, Hyang-gi Kim, Nas Brown, Kevin Dockry, Daniel Joey Albright, Carla Fernanda Avilla Escobedo

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