“Zona de riesgo”

A pesar de un par de carismáticas actuaciones protagónicas y los indicios de ideas interesantes en su guion inesperadamente enrevesado, esta película de acción de Netflix no pasa de ser mediocre.

Anthony Mackie en "Zona de riesgo".
Anthony Mackie en "Zona de riesgo".Netflix

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(Disponible en Netflix)

Zona de riesgo no es particularmente mala. Peor que eso, es mediocre, y un desperdicio de ideas interesantes sobre la naturaleza de la guerra moderna como un perverso motor económico, la insensibilidad inmoral de conflictos peleados como si fueran videojuegos o el objetivo de las maquinarias militares de convertir a sus soldados en figurativas máquinas de matar.

No son ideas novedosas o revolucionarias, pero son siempre fértiles para su exploración desde nuevos ángulos: una película de acción y ciencia ficción de alto octanaje se siente como una plataforma ideal para eso.

Pero Zona de riesgo solo toca esas ideas de refilón, sin profundidad, y ni siquiera logra compensar con buena acción.

La historia trascurre en un futuro cercano, durante un conflicto armado entre el gobierno y separatistas en Ucrania - básicamente una versión más intensa de lo que realmente ocurrió en la exrepública soviética en estos años - en el que tropas estadounidenses se encuentran participando como “pacificadores”.

El teniente Thomas Hart (Damson Idris), un piloto de drones, es amonestado por desobedecer una orden directa y enviado a Ucrania como subordinado del capitán Leo (Anthony Mackie), un androide experimental con una peligrosa misión: localizar y neutralizar a un despiadado terrorista prorruso que busca hacerse con el control de un arsenal de armas nucleares de la Guerra Fría.

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Lo más sorprendente de Zona de riesgo es lo poco que sus elementos de ciencia ficción importan. El personaje de Mackie es literalmente un androide y los campos de batalla de la película están poblados por soldados robóticos parecidos a aquellos plagios de Iron Man que el personaje de Sam Rockwell fabricaba en Iron Man 2 – la película los llama “Gumps”, y si es una referencia a Forrest Gump no la entendí.

Pero la naturaleza de Leo como un robot de combate importa poco más allá de ser el vector para una o dos conversaciones sobre su rol como la “cara de la guerra” y el extremo lógico de la naturaleza deshumanizadora del entrenamiento militar. En cuanto a los “Gumps”, son simple decoración.

La película podría eliminar por completo cualquier elemento de ciencia ficción, reemplazar a los “Gumps” con soldados humanos y hacer que Leo sea simplemente un soldado particularmente hábil, y la película sería casi exactamente la misma. Pero si eso pasara, la película perdería lo único que hace que se distinga siquiera un poco de decenas de otras películas de acción sin una onza de personalidad o característica única.

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A pesar de un considerable esfuerzo de Anthony Mackie, que le echa ganas a la película y pone en despliegue todo su carisma e intensidad, el personaje de Leo y toda su misión y los giros que la película acaba tomando mientras le sigue la pista acaban sintiéndose difusos, sin energía y, finalmente, sin importancia; sin razón para que el argumento del filme y sus amagos de ideas provocativas (que han sido mucho mejor exploradas en incontables otras películas, series o hasta videojuegos) importen al espectador.

La película tiene un poco más de éxito con el teniente Hart, que hace un interesante viaje emotivo desde el principio del filme, cuando no era más que un operador de drones tan removido de las consecuencias de sus acciones que las muertes que causa con sus disparos desde el aire no son más que píxeles grises en su pantalla y números en sus estadísticas, y gradualmente va comprendiendo la realidad de la guerra una vez que le toca pelearla en el terreno en vez de en una oficina con aire acondicionado.

Quizá todos los fracasos temáticos y emocionales del filme importarían menos si al menos la acción fuera entretenida, pero el director Mikael Håfström dirige las secuencias de tiroteos con absolutamente cero personalidad, y las peleas cuerpo a cuerpo tienen el mismo estilo de cortes rápidos y confusos que decenas de cineastas de acción mediocres utilizan para enmascarar la falta de talento marcial de sus actores o su propia falta de ambición o imaginación con una falsa sensación de intensidad caótica.

Al final de todo, Zona de riesgo es una película de acción totalmente desechable.

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ZONA DE RIESGO (Outside the Wire)

Dirigida por Mikael Håfström

Escrita por Rob Yescombe y Rowan Athale

Producida por Anthony Mackie, Rory Aitken, Brian Kavanaugh-Jones, Ben Pugh, Jason Spire y Erica Steinberg

Edición por Rickard Krantz

Dirección de fotografía por Michael Bonvillain

Banda sonora compuesta por Lorne Balfe

Elenco: Damson Idris, Anthony Mackie, Emily Beecham, Michael Kelly, Pilou Asbæk, Enzo Cilenti, Kristina Tonteri-Young

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