Cargando...
Crédito al crédito, el director Yeon Sang-ho no quiso simplemente descansar en sus laureles luego del éxito internacional de su película de apocalípsis zombi Train to Busan (estrenada en esta región con el título mucho más genérico de Estación zombie).
En vez de hacer simplemente una secuela de aquel filme con un tono y estilo similar, Yeon apuntó más alto con una película que guarda poca relación con su predecesora más allá del hecho de estar ambientadas en el mismo mundo en que Corea del Sur fue devastada por el surgimiento de letales no-muertos.
El experimento acaba siendo un fracaso, pero no deja de ser un fracaso admirable e interesante y con momentos de genuina calidad.
La película trascurre cuatro años después del brote zombi en Corea del Sur, que efectivamente ha desaparecido como nación, su territorio en estricta cuarentena para contener la catástrofe en sus fronteras. Jung-Seok (Gang Dong-won) es un exsoldado que vive como refugiado en Hong Kong con su cuñado, hasta que un mafioso le propone volver a Corea para recuperar un camión repleto de dinero que fue abandonado en medio del caos zombi.
A diferencia de la película original, que por la mayor parte de su duración confinaba la acción a los vagones de un tren, con los protagonistas obligados a pelear cuerpo a cuerpo con los zombis en brutales y desesperantes secuencias, Yeon amplia la escala en Península y la presenta más como un filme de acción ambientado en un mundo con zombis que una película directamente sobre un apocalipsis zombi.
En ese sentido se siente casi como un homenaje a películas como La tierra de los muertos de George A. Romero, pero aquél filme –como la mayoría de las películas de Romero– era una despiadada sátira de una sociedad marcada por la desigualdad socio-económica, que llegaba a su extremo más ilógico en un mundo plagado de monstruos caníbales con un hambre bestial de carne humana pero con menos malicia que aquellos que se valen de sus privilegios para sacrificar a los más necesitados.
A diferencia de aquella película, y a pesar de toda la ambición que Yeon despliega en sus escenas de acción, temáticamente hablando Península es un filme casi totalmente hueco.
Hay amagos de principios de ideas deformes que nunca llegan a gestarse del todo: una exploración del egoísmo en situaciones de supervivencia centrada en Jung-Seok, que comienza el filme negándose a ayudar a una familia necesitada e inmediatamente después pierde a su hermana y sobrino, y vive atormentado por la culpa; o una crítica a la despiadada forma en que la comunidad internacional abandona a los sobrevivientes de Corea que no lograron salir del país a tiempo.
Incluso hay una referencia a la forma en que Corea del Norte lidió con la crisis zombie, lo que sinceramente hubiera resultado en una película más interesante si se centraba en eso.
Lastimosamente, en lugar de cualquier tipo de complejidad temática - que la primera película sí tenía en abundancia a pesar de la simpleza de su trama –, Yeon decide contar una historia post-apocalíptica genérica, como un calco borroso de Mad Max con zombis, con todo y un grupo de estrafalarios y caricaturescos villanos armados y organizados, y un par de menores de edad con habilidades de combate a lo Beyond Thunderdome.
Lo que nos deja con la acción, y en ese sentido Península es de calidad mixta.
Cuando se centra en combates cuerpo a cuerpo o tiroteos, como en una extensa secuencia de acción a los dos tercios del filme, Yeon vuelve a conjurar toda esa energía cinética y sensación de urgencia y tensión que permeaba la mayor parte de Busan, y el filme se vuelve genuinamente emocionante.
Pero la mayor parte del presupuesto de acción - en dinero y tiempo de metraje – se fue en un par de larguísimas secuencias de persecución en vehículos que dejan de lado toda pretensión de seriedad y se quedan apenas cortas de ser escenas de videojuegos como Devil May Cry; los personajes maniobran camionetas de gran porte con la agilidad de derrape de los autos futuristas de la película de Meteoro o un kart de Mario Kart, arrollando hordas enteras de zombis con una calidad de efectos especiales que está muy por debajo de la ambición del director.
Son secuencias que quedan mal no solamente por su falta de realismo, sino por el hecho de que cualquier sensación de peligro o tensión en esas escenas se evapora al ver a los protagonistas, sin ninguna explicación, lograr hazañas imposibles al volante como si fueran nada; en ningún momento nada en la película amaga con ofrecer alguna excusa para que la adolescente Jooni sepa maneja una SUV como si fuera miembro del equipo de Rápidos y Furiosos.
Aunque es ocasionalmente entretenida, con chispazos de buena acción, y la determinación con la que busca diferenciarse de la película que la precedió es admirable, Península acaba siendo una amarga decepción.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
ESTACIÓN ZOMBIE 2: PENÍNSULA (반도)
Dirigida por Yeon Sang-ho
Escrita por Yeon Sang-ho y Park Joo-Suk
Producida por Lee Dong-ha
Edición por Yang Jin-mo
Dirección de fotografía por Lee Hyung-deok
Banda sonora compuesta por Mowg
Elenco: Gang Dong-won, Lee Jung-hyun, Kim Min-jae, Kim Do-yoon, Lee Re, Lee Ye-won, Kwon Hae-hyo, Koo Kyo-hwan