“Bob Esponja: Al rescate”

La nueva película del icónico personaje de Nickelodeon es visualmente hermosa y seguro entretendrá a los más pequeños, aunque no ostenta ese humor para todo público que hizo de la serie y su primera película un éxito con gente de todas las edades.

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Paramount Pictures

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(Disponible en Netflix)

Bob Esponja: Al rescate, que llegó a Netflix esta semana luego de que la pandemia de covid-19 frustrara por completo sus planes de éxito taquillero, es la tercera película de la entrañable esponja amarilla y la primera sin la participación del creador del personaje, Stephen Hillenburg, que trágicamente nos dejó en 2018.

Y aunque la película es un goce para os ojos, que hace un trabajo tremendo a la hora de traducir el estilo de los dibujos tradicionales de la serie al plano tridimensional sin perder su esencia, parece que con la partida de Hillenburg los realizadores perdieron el timón y sacaron un filme que tiene el suficiente colorido para distraer a niños pequeños, pero que carece de ese ingenio y energía creativa casi infinita que en principio hizo que Bob Esponja se convierta en un clásico tanto para niños como para adultos.

A grandes rasgos la trama es muy similar a la de la primera película: como en aquel filme, Bob Esponja (Tom Kenny) y Patricio Estrella (Bill Fagerbakke) se ven obligados a emprender un peligroso viaje en auto a causa de un plan del maquiavélico Plankton (Mr. Lawrence) que involucra al rey Poseidón (Matt Berry), la diferencia es que esta vez el objetivo es rescatar al caracol Gary, que ha sido secuestrado.

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Pero la película de 2004 era un conmovedor relato sobre la importancia de mantener la inocencia de la infancia durante la vida adulta – una temática que también teñía a gran parte de la serie en sus primeras temporadas – contada con esa energía creativa incontrolable, con una sofisticación en su comedia que bailaba con gracia entre lo infantil y lo cómicamente grotesco, entre la exageración y la sinceridad, resultando en un filme que fácilmente podía contarse entre lo mejor del cine animado norteamericano de su año; un año que, recordemos, incluyó también clásicos como Los Increíbles o Shrek 2.

Esta nueva película, por otro lado, es una versión mucho más rústica de lo que hizo a Bob Esponja el fenómeno mundial de más de dos décadas de duración que es.

El humor se siente mucho menos trabajado y más exclusivamente apuntado al público más infantil, más dependiente solo de caras tontas y ruidos fuertes cuando antes esos elementos eran solo partes de los chistes, no los chistes en sí.

En múltiples ocasiones la película simplemente pone en pausa su historia para hacer espacio para las estrellas invitadas, y por mucho que sea curioso ver a Bob y Patricio interactuar con Keanu Reeves, Snoop Dogg o Danny Trejo, son escenas carentes de la suficiente comedia o el propósito para justificarse.

Los tímidos intentos del filme de apelar al sentido del humor de los padres que acompañan a sus hijos se limitan a hacer, al estilo de El Espantatiburones, referencias extrañamente específicas pero insípidas a la cultura popular - por algún motivo hay un personaje que es una caricatura del saxofonista Kenny G - y canciones de hace más de dos décadas; no me esperaba que una película desempolve Livin' la Vida Loca en el año 2020.

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Probablemente lo peor del filme llega hacia el final, cuando la película para por completo para lanzarnos una serie de “flashbacks” sencillamente aburridos sobre cómo Bob conoció a sus amigos, seguido de un olvidable número musical. Si hay algo que Bob Esponja nunca debería ser es aburrido, y sin embargo lo lograron.

Lo de los “flashbacks”, que transcurren en un campamento infantil cuando los personajes eran todos niños es particularmente molesto no solo porque es aburrido – o porque contradice algunos de los episodios más memorables de la serie – sino porque acaba convirtiendo a Bob Esponja en una figura de importancia universal dentro de su universo, como si fuera un Skywalker en Star Wars.

Eso sí, esas escenas tuvieron mucho más sentido cuando descubrí que Nickelodeon planea estrenar una serie “precuela” sobre ese campamento. Así, Bob Esponja: Al rescate resulta ser poco más que un nuevo ejemplo de esa predilección de Nickelodeon de estrenar películas que al mismo tiempo son pilotos para nuevas series, como Jimmy Neutron, Barnyard o Parque mágico.

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Quizá el único factor positivo que tiene la película – más allá de alguna que otra escena que logra robarse una risa – es su presentación visual, que es sencillamente hermosa.

Al igual que la película de Snoopy y Charlie Brown de 2015, hace una traducción sencillamente perfecta del estilo de los dibujos originales en 2D al plano tridimensional, con mucho más colorido, libertad y dinamismo en sus movimientos que el formato tradicional pero emulando de forma perfecta su esencia. Es un ejemplo más de cómo la animación por computadora se puede usar de formas muchos más creativas que solo apelando al realismo al que apuntan Disney o Pixar.

El equipo de animadores hizo un trabajo impecable que sencillamente se merecía una mejor película.

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BOB ESPONJA: AL RESCATE (The SpongeBob Movie: Sponge on the Run)

Dirigida por Tim Hill

Escrita por Tim Hill (basada en personajes creados por Stephen Hillenburg)

Producida por Ryan Harris

Dirección de fotografía por Larry Fong

Banda sonora compuesta por Hans Zimmer y Steve Mazzaro

Elenco: Tom Kenny, Bill Fagerbakke, Rodger Bumpass, Mr. Lawrence, Clancy Brown, Carolyn Lawrence, Matt Berry, Keanu Reeves, Reggie Watts, Jill Talley, Awkwafina, Danny Trejo, Tiffany Haddish, Snoop Dogg

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