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(Disponible en Prime Video)
Un subgénero a veces infravalorado del cine de suspenso son aquellos filmes cuyos guionistas y directores se imponen a sí mismos el desafío adicional de limitar su acción a un solo espacio durante toda la película, y ver qué tan capaces son de extraer tensión y entretenimiento sin poder permitirse salir de una sola habitación, o espacios mucho más pequeños en casos como el filme de 2010 Enterrado, que trascurría exclusivamente dentro de un ataúd; o el Enlace mortal del recién fallecido Joel Schumacher, en que Colin Farrell debía quedarse dentro de una cabina telefónica o morir.
7500 no va a esos extremos, pero aún así es un ejercicio impresionante en cine claustrofóbico, trascurriendo exclusivamente dentro de la cabina de un avión mientras un piloto se enfrenta a una situación que lo obliga a ir hasta los límites más impensados.
La película trascurre a bordo de un avión de pasajeros que despega de Berlín con dirección a París. Poco después del despegue, terroristas islámicos toman el avión e intentan entrar a la cabina, lo que el capitán Michael (Carlo Kitzlinger) y su co-piloto Tobias (Joseph Gordon-Levitt) logran evitar a duras penas. Con el capitán gravemente herido, Tobias debe tomar el mando de la aeronave y llevarla a tierra, mientras los asaltantes intentan abrirse paso a golpes y amenazan con matar a los pasajeros.
Más allá de algunos minutos en la introducción del filme, que recorren un aeropuerto desde el punto de vista de las cámaras de seguridad, el director alemán Patrick Vollrath nunca deja los confines de la cabina de Tobias y Michael, dejando que la normalidad y la pasmosa calma con la que los pilotos realizan sus procedimientos previos al vuelo y finalmente ponen el avión en el aire se estrelle estrepitosamente con el asalto a la cabina y todo el caos se desate.
Desde ese momento, Gordon-Levitt se pone la película sobre los hombros y hace un gran trabajo al vender el dilema que enfrenta Tobias, aparentemente a salvo en la impenetrable cabina y perfectamente al tanto de que su deber profesional y moral es aterrizar la nave y no dejar que los asaltantes tomen el control del avión, pero incapaz de simplemente dejar apagado el monitor que muestra a los secuestradores fuera de la cabina, que amenazan con degollar a pasajeros y miembros de la tripulación con tal de forzar al piloto a que abra la puerta..
Vollrath hace un gran trabajo al dejar que el naturalismo de la presentación de la película sumerja totalmente al espectador en la acción. La película parece carecer totalmente de banda sonora, dejando que la percusión de los golpes en la puerta de la cabina, las alertas en el tablero de los pilotos y omnipresente zumbido profundo de los motores del avión hagan las veces de sinfonía.
Aunque no entra en mucha profundidad en las motivaciones de los atacantes, más allá de vagas declaraciones de venganza por la muerte de musulmanes a manos de las fuerzas armadas occidentales, la película no se olvida de humanizar un poco al menos a uno de los atacantes, el joven Vedat (Omid Memar), cuya presencia sirve como un comentario sobre el peligro de la radicalización.
El filme solo toca el tema de reojo, centrándose exclusivamente en la acción y dejando que el espectador se encargue de ponerle contexto socio-político a la acción si así lo desea, pero peor es nada.
A pesar de que quizá se extiende un poco más de lo necesario hacia el final del filme, 7500 es un thriller enormemente disfrutable, con un par de actuaciones excelentes guiadas por una dirección firme y acertada capaz de hacer que el espectador se sienta tan atrapado como Tobias en su cabina. Recomendada.
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7500
Dirigida por Patrick Vollrath
Escrita por Patrick Vollrath y Senad Halilbasic
Producida por Jonas Katzenstein y Maximilian Leo
Edición por Hansjörg Weißbrich
Dirección de fotografía por Sebastian Thaler
Elenco: Joseph Gordon-Levitt, Omid Memar, Murathan Muslu, Carlo Kitzlinger, Aylin Tezel, Aurélie Thépaut, Paul Wollin, Hicham Sebiai