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Si es que los hermanos Anthony y Joe Russo van a usar la enorme influencia que tienen luego de haber dirigido la película más taquillera de todos los tiempos para producir filmes de género de la misma calidad que Nueva York sin salida, diría que todos salimos ganando.
Tomando prestado del universo Marvel a Chadwick Boseman y poniendo en la dirección a Brian Kirk, los hermanos lanzaron al mundo Nueva York sin salida, un thriller de muy buena factura con acción de alto impacto y contenido social interesante.
Desde sus primeros minutos, la película debate consigo misma el rol del policía en la sociedad, abriendo con el funeral del padre de nuestro protagonista Andre Davis (Boseman), mientras un sacerdote celebra el hecho de que al menos el policía caído en acción se llevó a dos de sus atacantes consigo.
Es un filme que claramente alude a la conflictiva imagen que tienen los policías en la sociedad estadounidense, donde policías con armas de guerra cumplen tanto de protectores como de vengadores, y cuyos gatillos a veces fáciles, combinados con una sociedad en la que es insólitamente fácil que criminales se hagan con armas de enorme potencia, han resultado en numerosas tragedias que probablemente se podían evitar.
Unos 19 años después de ese prólogo, Andre es un detective que está bajo la mira de Asuntos Internos por la gran cantidad de criminales que ha abatido en su trabajo, hasta que una noche es llamado a una catastrófica escena de crimen: dos asaltantes fuertemente armados (Stephan James y Taylor Kitsch) atracaron un negocio donde encontraron una enorme carga de cocaína, y fueron sorprendidos por la policía antes de poder huir, lo que resultó en un tiroteo en que al menos siete agentes murieron.
Andre ordena sellar la isla de Manhattan por completo, iniciando una carrera contra el tiempo, junto a una agente antinarcóticos (Sienna Miller), para encontrar a los asesinos antes de que la isla deba ser reabierta, mientras los asaltantes huyen desesperadamente.
La madrugada de persecución sirve como un viaje de transformación para Andre, que comienza la película aparentemente convencido de su poder absoluto como agente de la ley, como ejecutor de la justicia, claramente influenciado por el sacrificio de su padre, y va aprendiendo a lo largo de la noche que el mundo es mucho menos blanco y negro, y que el policía no puede ser un vengador o un juez y verdugo.
La película no se esfuerza en ocultar que hay más detrás del incidente que impulsa la película que un simple robo que salió muy mal, sino que centra su intriga en la pregunta de qué tan lejos va lo que hay detrás, y exactamente quiénes están metidos, aunque las respuestas finales no son demasiado difíciles de deducir por adelantado.
Sin embargo, a lo que la película le falta en sorpresa u originalidad, lo compensa con pura intensidad.
El director Brian Kirk filma las escenas de acción, en particular el tiroteo del principio, con una gran sensación de urgencia y vértigo pero sin sacrificar la claridad y convertir sus escenas en caóticas secuencias abstractas de sacudones de cámaras en la oscuridad, y es digno de mención el trabajo de edición y mezcla de sonido que acompaña a estas secuencias, que hacen que cada disparo se sienta estremecedor y devastador.
Kirk, un virtual desconocido, es definitivamente un talento a tener en cuenta en el género de la acción.
Obviamente tampoco le hace daño al filme que cuenta con un muy buen elenco, liderado por un Boseman determinado y sagaz. Sienna Miller es una de esas actrices que nunca tuvieron el destaque que se merecieron, y aunque su trabajo en esta película no es particularmente vistoso, su personaje de policía trabajadora e implacable, con el peso de su trabajo visible en su postura y su apariencia desgastada, combina bien con el más pulido y seguro Andre, y es una encarnación perfecta del debate final de la película.
A ellos se suman el siempre bienvenido J.K. Simmons, un Taylor Kitsch mejor que lo que sus roles habituales le permiten ser, y un Stephan James sorprendente como el más escrupuloso y menos experimentado de los dos asaltantes.
Nueva York sin salida es la película de “tarde libre en televisión por cable” por excelencia, un thriller sólido como roca que sin duda pasará a una cómoda eternidad en las grillas televisivas, pero que bien merece una visita al cine antes de eso.
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NUEVA YORK SIN SALIDA (21 Bridges)
Dirigida por Brian Kirk
Escrita por Adam Mervis y Matthew Michael Carnahan
Producida por Anthony Russo, Joe Russo, Chadwick Boseman, Logan Coles, Gigi Pritzker y Robert Simonds
Edición por Tim Murrell
Dirección de fotografía por Paul Cameron
Banda sonora compuesta por Alex Belcher y Henry Jackman
Elenco: Chadwick Boseman, Sienna Miller, Stephan James, Taylor Kitsch, J.K. Simmons, Alexander Siddig, Victoria Cartagena, Keith David, Louis Cancelmi, Gary Carr, Adriane Lenox