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Pocas cosas deben ser menos envidiables para un director de cine que tener que hacer una secuela de un clásico del cine de terror de la magnitud de El resplandor, la infinitamente inquietante adaptación de la novela del mismo nombre de Stephen King que el legendario Stanley Kubrick estrenó en 1980.
Por eso es afortunado para el director Mike Flanagan – artífice de algunas películas muy sólidas de años recientes como Oculus, Hush o El juego de Gerald – que Doctor Sueño, la secuela de El resplandor que Stephen King publicó en 2013, es una historia muy distinta a su predecesora, y se presta a una adaptación que de película de terror en realidad tiene muy poco, por lo que se puede dar el lujo de tomar los elementos reconocibles de la película de 1980 sin tener que verse cubierta por su titánica sombra.
Por curioso que suene, la historia de Doctor Sueño guarda más similitudes con historias de fantasóa moderna que los relatos de terror con los que el público en general suele asociar al prolífico King.
Nuestro protagonista es Dan Torrance (Ewan McGregor), que tenía tan solo cinco años en 1980 cuando él y su madre escaparon a duras penas con sus vidas del siniestro y sobrenatural Hotel Overlook, que se cobró primero la cordura y luego la vida de su padre Jack.
Luego de años entregados a la bebida, atormentado por el trauma de su niñez y la carga de sus propios poderes sobrenaturales, a los que llama “resplandor”, Dan comienza una nueva vida en un pequeño pueblo, viviendo en paz hasta que conoce a Abra (Kyliegh Curran), una adolescente que también tiene el “resplandor” y que alerta a Dan de la existencia de un grupo de seres, liderados por la poderosa Rose (Rebecca Ferguson) que devoran las almas de personas como ellos para prolongar antinaturalmente sus vidas.
El conflicto de la película es un cautivador duelo de dos filosofías opuestas en la forma en que encaran la mortalidad humana: Dan, por las experiencias vividas en el Overlook y la presencia constante en su vida de seres – benignos y malignos – del más allá, enfrenta y ayuda a otros a enfrentar y aceptar la idea de la muerte como un paso a otro plano existencial en vez de simplemente un final absoluto de la existencia.
Rose y sus secuaces, por el contrario, ven la naturaleza finita de la existencia humana como una enfermedad terminal, y han desarrollado un terror a la muerte y una dependencia a su método parasítico y violento de combatir su propia mortalidad que la película – y seguramente el libro en que se basan – codifican de forma nada sutil como una drogadicción.
Sin duda no es coincidencia que la adicción es un tema central de la película, donde un punto clave de la historia de Dan es superar su alcoholismo, mucho menos teniendo en cuenta que el propio King luchó durante mucho tiempo con sus propias adicciones y nunca ha dudado en exorcisar sus demonios personales en las páginas de sus libros.
Ese duelo filosófico resulta, por supuesto, en mucho más que un simple debate, y pronto Abra y Dan están enfrascados en una batalla mental y de intelectos, de trampas y trucos, contra Rose y su peligrosa pandilla, y Flanagan se luce con algunas secuencias sencillamente espectaculares, entre las que destaca una alucinante visualización de cómo Rose rastrea de forma mental, como una especie de versión maligna del Profesor X de los X-Men, a sus víctimas.
Y es que más que un filme de terror, Doctor Sueño se siente por momentos como una película de superhéroes, y en cierta medida lo es.
Pero quizá la recomendación más enfática que se puede dar de la película es que Flanagan, su guión y su edición le imprimen a la película un ritmo tan enérgico y naturalmente propulsivo – sin dejar que se sienta apresurado –, tan llenos de giros satisfactorios en el duelo entre Rose y los que “resplandecen” que las dos horas y media de la película apenas se sienten.
La película solo comienza a sentirse como que arrastra ligeramente los pies hacia el final, cuando los vínculos con El resplandor se hacen más directos y explícitos, pero nunca alcanza a lograr que la película se sienta aburrida, ya que los guiños a la película de Kubrick por lo general no son excesivos y nunca pierden de vista el objetivo de profundizar en la mente de Dan, que es interpretado por Ewan McGregor con la mezcla exacta de miedo y conciencia de que sus poderes lo obligan a actuar contra el mal, le guste o no.
Rebecca Ferguson, que hace años viene demostrando que es una de las presencias más fascinantes del cine hollywoodense actual – su trabajo en las dos últimas Misión Imposible es excelente – se roba la película como la abominable pero carismática Rose – tiene sentido cómo Rose logró convencer a tanta gente de que la siga a cometer actos inimaginablemente crueles – mientras que la joven Kyliegh Curran hace de Abra una heroína imparable.
Doctor Sueño es una de las sorpresas más gratas de lo que va del año.
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DOCTOR SUEÑO (Doctor Sleep)
Dirigida por Mike Flanagan
Escrita por Mike Flanagan (basada en una novela de Stephen King)
Producida por Jon Berg y Trevor Macy
Edición por Mike Flanagan
Dirección de fotografía por Michael Fimognari
Banda sonora compuesta por The Newton Brothers
Elenco: Ewan McGregor, Rebecca Ferguson, Kyliegh Curran, Cliff Curtis, Carl Lumbly, Zahn McClarnon, Emily Alyn Lind, Bruce Greenwood, Alex Essoe, Jocelin Donahue, Zackary Momoh, Jacob Tremblay, Henry Thomas, Carel Struycken