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Normalmente las comparaciones en el cine son útiles para ilustrar puntos, pero siempre es mejor tratar a cada película, incluso a las remakes, como productos propios fuera de la sombra de lo que las inspiró.
Sin embargo, cuando una película no solo es una remake, sino que es en general tan fiel en su recreación del filme original que roza el calco, como lo es la nueva versión de El Rey León, la película misma invita a la comparación, y cuando todas las decisiones hechas para distinguirla del material de inspiración resultan en cambios que le restan virtudes sin agregarle nada positivo, la comparación no puede dejar de ser negativa.
El Rey León, en su versión 2019, es lastimosamente una fotocopia desteñida de la película original de 1994, que se empeña en recrear muchas escenas icónicas del clásico animado casi toma por toma, pero al tratar solo a medias de darle un tono y una estética propia a la historia de Simba, no puede evitar ser un filme inferior.
La historia es la misma: el nacimiento de Simba, el hijo del rey león Mufasa (James Earl Jones), deja al hermano de este, Scar (Chiwetel Ejiofor) sin oportunidad de quedarse con el trono, por lo que este pone en marcha un complot para deshacerse tanto de su hermano como del pequeño príncipe.
No hay nada qué reprochar al elenco de actores elegido. Tanto JD McCreary como Donald Glover hacen un buen trabajo como el Simba cachorro y adulto, respectivamente, como también Shahadi Wright Joseph y Beyoncé como Nala; James Earl Jones vuelve a poner su inconfundible voz de calidez y autoridad a Mufasa, y Chiwetel Ejiofor es intimidante de una forma menos teatral como Scar, fácilmente el personaje central más cambiado con respecto a su versión original.
Tecnológicamente hablando el filme es una maravilla, una recreación casi totalmente digital de un fotorrealismo asombroso – decir que la película es una remake “live action” como las demás que Disney viene lanzando no es del todo correcto, ya que la mayor parte es animación, solo que es prácticamente imposible de distinguir de la realidad.
Pero el director Jon Favreau falla prácticamente en todo momento en hacer que la película sea lo suficientemente única y en recrear los encantos de la película original.
Una de las pocas cosas originales de la película es una nueva canción cortesía de Beyoncé que sufre del mismo problema de la canción original que agregaron en la remake de Aladdin, que no termina de encajar con el estilo musical del resto del filme; la diferencia con Aladdin es que la canción original de esa película al menos acompañaba a una escena conceptual y visualmente muy interesante, mientras que en El Rey León el gran himno inspirador de Beyoncé suena mientras vemos... a dos leones correr por un paisaje nocturno.
Este es un problema que nace de la decision de Jon Favreau de darle a su película la estética de un documental sobre la naturaleza, pero al mismo tiempo decidir mantener los números musicales.
El resultado es que el color y la personalidad de las canciones, que en su mayoría están cantadas sin cambios en la música (salvo por la canción de Skar, cuya teatralidad en general es mucho menos pronunciada en esta versión), se pierden con la estética naturalista, resultando en varios números como Hakuna Matata o Can You Feel the Love Tonight? que son visualmente aburridas, a pesar de los buenas que son las canciones.
La (muy realista) falta de expresión de los animales durante los números musicales es también particularmente notable. Escenas icónicas como la introducción con The Circle of Life o la estampida están recreadas de forma casi exacta, toma por toma, pero la falta de expresividad les quita impacto.
Esto era algo que se notaba mucho menos en la remake de El Libro de la Selva que el propio Favreau estrenó en 2016, pero en esa película contaba con la ventaja de un protagonista humano – además de un estilo menos empeñado en el realismo – para darle una cuota de expresividad a la acción de la que el elenco íntegramente animal de El Rey León no le deja echar mano.
Probablemente el único aspecto de la película que iguala o incluso mejora ligeramente en comparación con la película original es el dúo de Timon y Pumbaa, papeles que Billy Eichner y Seth Rogen logran hacer suyos imprimiéndoles su propio estilo de humor semi-improvisado.
Como ejercicio tecnológico, El Rey León es impresionante, pero más allá de eso no se me ocurre ninguna razón por la que ver la versión original no sea preferible.
Al menos ahora sabemos que Disney podrá seguir haciendo documentales sobre animales después de que terminemos de extinguirlos a todos.
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EL REY LEÓN (The Lion King)
Dirigida por Jon Favreau
Escrita por Jeff Nathanson
Producida por Jon Favreau, Karen Gilchrist y Jeffrey Silver
Edición por Adam Gerstel y Mark Livolsi
Dirección de fotografía por Caleb Deschanel
Banda sonora compuesta por Hans Zimmer
Elenco: Donald Glover, Chiwetel Ejiofor, JD McCrary, Shahadi Wright Joseph, Beyoncé, James Earl Jones, Alfre Woodard, Billy Eichner, Seth Rogen, John Oliver, John Kani, Florence Kasumba, Keegan-Michael Key, Eric Andre