"12 Años de Esclavitud": dos horas de horror

Una obra cinematográfica extraordinaria, una mirada cruda y perturbadora a un pasado terrible.

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12 Años de Esclavitud no es una experiencia fácil de soportar.

Eso es probablemente obvio a simple vista, ya que se trata de un filme que retrata uno de los episodios más terribles de la historia de la humanidad. Ningun filme sobre el suplicio de los afroamericanos en Estados Unidos en el siglo XIX -de los cuales tampoco existen demasiados- puede dejar de ser una experiencia dura. Pero personalmente jamás había visto el tema plasmado en la pantalla tan casi insoportablemente tangible como en el filme de Steve McQueen.

El filme abre con una mirada a la vida de nuestro protagonista, Solomon Northup, como uno más de los miles de hombres y mujeres esclavizados en el sur estadounidense en el anteúltimo siglo, cosechando caña de azúcar y pasando las noches en compañía de otros esclavos que, al no haber conocido probablemente jamás la libertad, parecen hacer las cosas por simple inercia.

Luego de esa contemplativa introducción el filme se cuenta de una forma lineal, presentándonos a Northup, un afroamericano nacido en libertad en Nueva York, en el norte del país, donde los negros no estaban libres de discriminación, pero al menos la piel oscura no era una sentencia automática a una vida como propiedad. El año era 1841, y Solomon vivía de forma relativamente cómoda con su esposa y dos hijos, hasta que fue embaucado por dos hombres que le ofrecieron un trabajo de dos semanas como violinista, para drogarlo y entregarlo a un mercader de esclavos convencido de que era no un hombre libre, sino un esclavo fugitivo.

“Si llegamos a donde vamos, desearemos haber muerto luchando”, dice un desesperado esclavo con el que Solomon viaja en un barco hacia el sur, tras haber recibido su primera probada física de la crueldad que le espera.

El tema del filme resulta encajar perfectamente con el estilo de Steve McQueen, un director que habla un lenguaje cinematográfico bastante particular. Su cámara mira las cosas un poco más de cerca que las de muchos otros, y mantiene la mirada por un tiempo un poco más largo. Durante el primer azote a Solomon, planta su punto de vista muy cerca de la cara del personaje, ahorrándonos el tener que ver los efectos de la brutal golpiza en su espalda, pero obligándonos a verlos en la cara retorcida de dolor del hombre a cambio.

Hay muchos momentos como ese regados por el filme, secuencias presentadas de una forma única e inolvidable, aterradora y perturbadora, de esas que se quedan vivas en el recuerdo mucho después de que los créditos comienzan a rodar y las luces se encienden. Versos de la Biblia -usada como justificación en más de una ocasión por dueños de las plantaciones- recitados por sobre los cantos de los esclavos en los campos, fantasmagóricas y demenciales sesiones de baile forzado y una desgarradora venta de esclavos ambas al son de un violín festivo, o un azote hacia el final que es supone algunos de los minutos más brutales y dolorosos que quien escribe haya visto jamás en el cine.

Y en todos esos la cámara de McQueen nos obliga a mirar de cerca, a asimilar cada detalle, recordándonos implícitamente que el dolor y el sufrimiento que presenta fue en la vida real solo una gota en un océano.

La visión de McQueen es completada gracias a un extraordinario trío protagonista más que merecedor de sus respectivas nominaciones a los premios Óscar. Chiwetel Ejiofor hace un trabajo excepcional plasmando a Northup como un hombre que intenta hacer lo necesario por sobrevivir, mientras se aferra desesperadamente a su propia humanidad en un ambiente que quiebra a hombres como él.


Michael Fassbender retrata a Edwin Epps, el dueño de la plantación donde Solomon es finalmente enviado, como una criatura sencillamente aterradora, una fuerza caótica de odio y lujuria, ebria de poder. La debutante actriz keniana Lupina Nyong'o da una desgarradora interpretación como Patsey, una joven esclava de desempeño sobresaliente a la hora de cosechar algodón y objeto de deseo sexual de Epps.

El elenco es reforzado por fugaces apariciones de figuras como Paul Giamatti como un inescrupuloso vendedor de esclavos, Benedict Cumbertach como un terrateniente averso a la crueldad de sus pares, Paul Dano como un abusivo supervisor de esclavos y Brad Pitt como un carpintero con ideas abolicionistas.

El filme es visualmente intachable, con un cuidado trabajo en la ambientación, un destacado pero sutil trabajo de cinematografía por parte de Sean Bobbitt y una adecuada banda sonora a cargo de Hans Zimmer que afortunadamente McQueen sabe exactamente cuándo acentuar y cuándo dejar de lado.

12 Años de Esclavitud es una película absolutamente extraordinaria. No es una experiencia placentera, pero es una experiencia importante. 

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Dirigida por Steve McQueen

Escrita por John Ridley (basada en un libro de Solomon Northup)

Producida por Steve McQueen, Brad Pitt, Dede Gardner, Anthony Katagas, Jeremy Kleiner, Arnon Milchan y Bill Pohland

Edición por Joe Walker

Dirección de fotografía por Sean Bobbitt

Banda sonora compuesta por Hans Zimmer

Elenco: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong'o, Sarah Paulson, Benedict Cumberbatch, Brad Pitt, Paul Dano, Paul Giamatti, Garret Dillahunt y Alfre Woodard

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