“Ralph”: un juego a la vez

Disney presenta un afectivo homenaje a los videojuegos que es a la vez una emocionante película de aventuras con todo lo necesario para conquistar a los niños.

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Es difícil no tener una sensación de deja vú cuando uno considera la premisa de “Ralph el Demoledor”: cuando los jugadores no están mirando y el arcade cierra, los personajes de videojuego resultan ser seres vivos y conscientes que interactúan entre sí y tienen sus propios sueños y problemas. Efectivamente, se trata de un argumento base más o menos similar al del emblemático filme de Disney y Pixar “Toy Story”, aunque con personajes virtuales reemplazando a los juguetes tradicionales.

Sin embargo, el director Rich Moore –con experiencia en animación más “para adultos” como “Los Simpson”, “Futurama” o “La Casa de los Dibujos”– evita que esa sensación de “esto ya lo vi” que tiene el argumento en papel se traslade a la pantalla armado con coloridos y queribles personajes, un guión que salta de lo humorístico a lo conmovedor sin mayores problemas, emocionantes escenas de acción y, cómo no, una ingente cantidad de referencias a la historia de los videojuegos que tendrán a los “gamers” escaneando con los ojos cada milímetro de la pantalla, al menos durante parte del filme.

A pesar de su aspecto bonachón, el gigantesco Ralph es el villano de “Fix-It Felix Jr.”, un videojuego de los '80 que aún funciona en un arcade; ciertamente se ve algo más amenazador en su forma pixelada que en su versión “3D”. Sin embargo, cuando no está destruyendo un edificio y siendo derrotado por el bondadoso aunque algo ingenuo Felix, Ralph pasa su tiempo mirando con pena el edificio de donde es lanzado todos los días, o aireando sus preocupaciones en un grupo de apoyo que integra con otros “malos” de juegos como “Street Fighter”, “Mortal Kombat”, “Sonic”, “Super Mario Bros” y otros.

Pero la estética y la terminología de videojuegos, la animación por momentos convencional y por momentos curiosamente ingeniosa –los inquilinos del edificio que Ralph destruye rutinariamente, aunque son tridimensionales, están animados de forma similar a los personajes de juegos de la era de los 8 bits, por lo que sus movimientos son entrecortados y bruscos– esconde una narrativa básica bien clásica de Disney, con los típicos mensajes de creer en uno mismo y no caer en prejuicios.

No que esto sea malo. Al contrario, si hay algo que filmes como “Enredados” (2010) pueden atestiguar es que, en los últimos años, Disney se ha vuelto muy bueno en prestar elementos de su pasado cinematográfico y darles nuevos giros y enfoques frescos.

Un ejemplo: la moraleja de “trata bien a los demás” y “no discrimines” es una que puede hallarse en varios filmes de la extensa filmografía animada de Disney, pero en “Ralph” se entrega en la forma del personaje de Vanellope von Schweetz, una “falla” en un juego de carreras al estilo “Mario Kart” que Ralph visita.

Vanellope es el origen de muchas de las risas del filme –aunque muchas de las bromas relacionadas al personaje están mucho más orientadas al público infantil que los chistes de la primera parte de la película, cuando sólo tenemos a Ralph lidiando con sus problemas con un constante desfile de figuras virtuales históricas detrás suyo–, pero también es el foco de algunos de sus momentos más tristes y sus instantes más conmovedores, y no gracias a ser un personaje que destaca por su originalidad, sino simplemente gracias a un buen trabajo del guionista, los animadores y de la actriz que la interpreta (en la versión original del filme su voz de la de la comediante Sarah Silverman, aunque si usted lee estas líneas en Paraguay, lo más probable es que si se encariña con el personaje, el crédito sea nada menos que de la mismísima Chilindrina, María Antonieta de las Nieves, que hace el doblaje latino de Vanellope).

No siempre es necesario reinventar la rueda; a veces, basta y sobra con que esté preparada con cuidado y atención al detalle.

Hay que admitir que el filme parece sufrir de “problemas de concentración” en ciertos aspectos, por llamarlos de alguna manera; establece una amenaza para sólo dejarla del lado durante un trozo de película tan grande que es fácil incluso olvidarse de ella hasta que reaparece para el clímax del filme, luego de que el conflicto establecido con la llegada de Ralph al mundo de Vanellope ya tuviera su propia conclusión.

No es una falla muy grave -en especial teniendo en cuenta que es la excusa para tener a Felix y a la sargento Calhoun, la dura protagonista de un "shooter" que Ralph visita en su intento de ser un héroe, en sus propias escenas, proveyendo risas adicionales- pero sí es un pequeño punto negativo en un filme que, más allá de ese detalle y sin ser una maravilla rompedora como el mencionado “Toy Story” que tan claramente lo inspiró, es una experiencia más que correcta y disfrutable.

Los niños más pequeños enloquecerán con el colorido y la acción, y sus padres la pasarán bien con una historia que tiene un poco de todo para todos, y aunque no es necesario ser un experto en videojuegos para apreciar varios de los chistes y referencias, ayuda tener un conocimiento básico de generalidades como quién es el enemigo de Mario, o haber jugado “Pac-Man” alguna vez en la vida.

En cuanto a los más familiarizados con la historia de los videojuegos…bueno, probablemente se pasarán las horas siguientes a la función que les toque enfrascados en emocionadas charlas sobre si vieron a tal o cual personaje, si vieron a Pac-Man en el fondo de cierta escena o si registraron o no la referencia a “Metal Gear Solid”.

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RALPH EL DEMOLEDOR  (Wreck-It Ralph)

Dirigida por Rich Moore

Escrita por Phil Johnston y Jennifer Lee

Producida por Clark Spencer

Banda sonora compuesta por Henry Jackman

Voces: John C. Reilly, Sarah Silverman, Jack McBrayer, Jane Lynch, Alan Tudyk y Ed O'Neill

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