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Nadie duda de la fuerza de su obra ni de la magnitud de su carrera, que nos remonta a mediados de los ’80 –hace, exactamente, 30 años– cuando fundaba Los Fabulosos Cadillacs. Aquella histórica formación -ubicada entre las más importantes de la escena del rock argentino- fue clave para que desnudara su talento como compositor, con canciones como Vasos vacíos, Matador y Carnaval toda la vida.
En 2002, Gabriel Julio Fernández Capello –más conocido como Vicentico– iniciaba una carrera en solitario, con la que supo reinventarse hasta la actualidad. Canciones como Culpable, Si me dejan y No te apartes de mí –entre versiones como Algo contigo y Los caminos de la vida– lo posicionaron como uno de los intérpretes más importantes del continente.
En esta ocasión, el argentino presenta su Último acto (2014), un ambicioso y luminoso disco que cuenta con todos los elementos para triunfar. Uno de ellos: la participación del legendario estadounidense Willie Nelson, quien sumó su voz a Solo un momento.
Pese a su conocida reticencia para dar entrevistas, el músico argentino habló con ABC Color sobre su presente musical, que incluye la presentación que dará en el país el 27 de junio próximo, en el Centro de Convenciones de la Conmebol.
-Tu más reciente producción combina un puñado de lo mejor de tu repertorio, ‘reversionado’ y con invitados de lujo. ¿Cómo se origina semejante proyecto?
-Bueno, la verdad que se fue generando como muy lentamente porque yo no tenía pensado hacer un disco recopilatorio. La verdad que yo estaba el año pasado y el anterior como para grabar un disco nuevo y alguien –del lado más de las compañías y eso–, me venía diciendo: “Dale, por favor, hacé un disco de recopilaciones". La verdad que a mí no me convencía del todo la idea, pero una vez que me puse a pensar en la posibilidad de viajar y ‘reversionar’ algunas canciones y tener los temas que me gustan mucho, me fui entusiasmando. Y terminé haciendo un disco que me encanta, y que ahora estoy feliz. Pasé un momento muy lindo grabando y fue muy entrañable toda la grabación. Fue un disco que tardamos muchísimo en grabar, pero la verdad que ha sido un placer muy grande.
-Más allá del carácter “recopilatorio”, encontramos una reversión de cada uno de los temas. ¿Cómo fue el proceso de elegir las canciones y darles un diferente matiz?
-El proceso de elegir en realidad fue totalmente caprichoso... El disco está producido por Cachorro López (N. de R.. ex Abuelos de la Nada y productor de Andrés Calamaro), y fue juntarnos con él y empezar a elegir canciones: esta sí, esta no… No hay nada muy pensado. Es, más bien, lo que uno siente, ¿no? Y después, bueno, sí, trabajar en la reversión y empezar a pensar y a sentir qué cosa le queda bien a la canción y qué modo tenemos de hacer para que esa canción cambie, pero no pierda su esencia o recupere una esencia que nunca tuvo y tenga una nueva; o vaya más a la raíz… Con cada canción fue diferente. En el caso de algunas canciones más salseras, tiene que ver con buscar la raíz de la canción. En otros casos, simplemente, hay una parte más country que estuvimos grabando, que fui directamente a bucear a ese estilo, que es también un estilo que a mí me gusta. Después hay una cosa más pop rock, un poquito más "enfermita" de grabar en Nueva York. La verdad que pasamos por todos lados.
-El título Último acto nos remite a final de una etapa. ¿Cómo se vincula al significado real del álbum?
-Hay una canción del disco que se llama Último acto, y a mí, no sé, me pareció sugestivo... para mí mismo. Ni siquiera te diría pensando en qué van a pensar los demás, ¿no? Me gustó, por mí, llamar así al disco. De algún modo, no sé si es que cierra o no una etapa. La verdad que no tengo idea todavía... en general me pasa con el tiempo que empiezo a entender qué quise decir con los discos, ¿no? (Risas). Yo creo que, no sé, es un modo personal, poético, de terminar algo, supongo. No lo sé, no lo tengo muy claro, la verdad.
-O quizás iniciar una nueva etapa en tu carrera...
-Sí… a lo mejor tampoco tiene que ve con la carrera, eh. Viste como hay veces que las palabras y las canciones cuentan cosas que uno se da cuenta con el tiempo, o simplemente algo que uno tiene adentro. O, tal vez, un título de un disco es simplemente un modo de concentrar la atención en el disco, y tener un clima... La frase "Último acto", para mí, crea un clima de algo, un clima de alguna especie de tensión extraña. Entonces uno entra a escuchar el disco… Yo, igual, entiendo perfecto que no todos deben escuchar el disco entero… es más, casi nadie lo escucha el disco entero. Pero si hay alguien que escuche el disco entero y se fija en el título, y se fija cómo va todo, hay toda una historia ahí para escuchar.
-Uno de los puntos más fuertes es la participación de Willie Nelson para Solo un momento. ¿Cómo decidiste qué canción interpretar juntos? ¿Cómo siguió el contacto después del lanzamiento?
-En realidad yo a Willie lo conocí vía su esposa. Digamos que con quien yo me escribía, a veces; y, bueno, yo le mandé un par de canciones a él para que las escuchara y terminamos entre los dos eligiendo Solo un momento, y trabajamos con un letrista que trabaja con él también, un chico que es bilingüe. Entonces armamos un poco la versión, y después viajamos a Nashville para grabar con él y con los músicos. Fueron unos momentos muy lindos del disco. Y, bueno, el contacto fue ese. Ahora es esporádico: no soy amigo de Willie Nelson ni nada, simplemente le mandé la canción terminada y a él le gustó mucho y, bueno, según sus palabras, fue que algún día nos íbamos a volver a encontrar. Ojalá eso suceda (Risas). Depende mucho de él, ¿no? Obviamente.
-¿Cómo sentís que se complementan musicalmente con Cachorro López, y en qué sentís que te aporta, desde su visión probada de productor?
-Yo creo que aporta un montón (Piensa). Cachorro, por un lado, es un talento. Él tiene un talento especial para la canción, digamos. Para ordenar la canción. Yo soy un poco desordenado, y él es muy ordenado en el momento de trabajar -si es que hay algún orden en la cuestión musical, ¿no?-. Y, después, yo soy muy amigo de Cachorro hace mucho tiempo. Trabajamos muy bien juntos. Nos entendemos, compartimos gustos por algunos músicos y por algún modo de hacer música. Y para estos discos que estuve haciendo últimamente es la persona ideal para trabajar. Tal vez para otras clases de proyectos, a lo mejor nos salga de otra manera, pero en esta clase de tres discos que hice -que son discos de canciones- es la persona ideal. A mí me da como un marco para yo poder moverme, lo cual no achica ni coarta, sino que -al contrario- es como si fuera que en una piscina que tiene bordes uno pude bucear profundo también. Él marca el trabajo, y a mí me ayuda muchísimo eso.
-Las melodías y los estribillos son parte esencial de tu música. ¿Cómo describirías tu proceso compositivo?
-Cada canción es un mundo diferente. La verdad que no hay un modo. Hay veces que es simplemente una frase la que dispara la canción y, a veces, aparece la canción directamente entera, por alguna razón. O alguna melodía que está dando vueltas y a uno le queda pegada. Otras veces es sentarse a trabajar y trabajar y trabajar, hasta que la canción aparece. La verdad no hay un modo… hay tantos modos como canciones. Cada canción tiene su propio modo y su propia vida.
-Tu conexión con el Paraguay data desde los tiempos de Los Fabulosos Cadillacs. ¿Qué recuerdos conservás desde aquellas primeras visitas, en los lejanos ’80?
-Wow, yo siento… (se frena). En un punto no quiero exagerar, pero me siento en casa en Paraguay. Ya es un lugar que lo tengo totalmente dentro de mi… (piensa) vida, digamos, porque fui muchas veces a tocar y siento que el lugar pega mucho con mi personalidad también y con mi modo de sentir el clima. Me gusta el clima de Paraguay, me gusta la gente, siempre la paso bien, siempre. Quiero decir: no estoy descubriendo nada, porque a todos los músicos nos gusta viajar a Paraguay, pero, especialmente, yo tengo cariño por el Paraguay y por ir a hacer conciertos allá.
-Uno de los puntos más fuertes de la última edición del Festival de Viña del Mar fue el show de Los Fabulosos Cadillacs. ¿Cómo se plantean esta reunión? ¿Hay disco y gira a la vista?
-Hay planes de todo. De gira, sí… vamos a hacer seis o siete conciertos hasta fin de año. Y disco: ahí dependemos mucho de que “baje”, no sé, la inspiración y nos den ganas de hacerlo. Ganas, en realidad, tenemos siempre, pero bueno, tiene que suceder y, para que suceda, uno nunca sabe por qué eso sucede. Es probable que haya un disco. Pero no puedo yo decir que si, primero porque somos una banda y yo no puedo hablar por todos, puedo hablarte de mi parte. Pero es probable que hagamos un disco en algún momento.
-Hace algunos años –casi en chiste– dijiste que quizás volvían a grabar si no te iba bien como solista… algo que, obviamente, no ocurre. ¿De alguna manera, tendrá eso un poco algo que ver?
-No, no. Yo creo que no tiene que ver. Son mundos diferentes. Yo no vivo las cosas como carrera, ni solista ni nada. A mí me gusta hacer música y los Cadillacs son mi banda, y es una banda que encontró un modo de sobrevivir y de tocar, y de ir para adelante, que es hacerlo esporádicamente, entonces yo tengo mucho tiempo libre y, en ese tiempo libre, me gusta hacer discos y dedicarme a tocar esos discos. No tiene que ver con que me vaya bien o me vaya mal, digamos. La verdad, tengo la suerte de que los discos que hice me permitieron tocar mucho y viajar por el mundo, y hacer como un buen camino, pero no tiene que ver una cosa con la otra. Yo siempre tengo un espacio para los Cadillacs… es mi banda desde siempre.
-Es conocido el cuidado de tu vida privada, tanto con la prensa como con tu público. Sin embargo, no hay reparos en grabar con tu mujer, algo que se ve bastante espontáneo. ¿Cómo se da este intercambio musical?
-Así como lo decís, es muy espontáneamente. Nos gusta hacer algo juntos musicalmente, pero es como que... no sé, simplemente es un gusto personal. Tampoco se mezcla eso con la vida privada ni nada. Es simplemente que nos gustó grabar una canción juntos, y la grabamos. Compartimos el gusto por la música y por el arte, y por todo; entonces también hacemos cosas juntos.
-¿Qué pueden esperar los fans para el reencuentro en la Conmebol?
-(Piensa). Ahí me ponés en un aprieto porque yo todavía no pensé qué canciones voy a tocar, porque a mí me gusta armar la lista de canciones un rato antes del concierto. Lo que sí que, yo estoy muy contento con la banda con la voy, con la que estoy girando. Es una banda increíble de músicos, artistas, y la banda suena muy bien, y siempre damos lo mejor. Siempre damos todo lo que podemos. Todo el corazón lo vamos a poner en esa noche. Después, yo toco canciones que las sabemos todos. Vamos a tocar canciones de todos los discos, ir para adelante y para atrás y, no sé, lo voy a ir pensando en estos días a ver qué se me ocurre que pueda ser lindo para esa noche.
Vicentico se presentará en Paraguay el sábado 27 de junio, a las 21:00, en el Centro de Convenciones de la Conmebol. Participará como telonera la banda local Dalí. Las entradas tienen un costo de G. 200.000, G. 370.000 y G. 550.000, y están a la venta a través de Ticketea.