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No es poca la pasión que desata en Latinoamérica, España y el mercado latino de los Estados Unidos. Canciones como “Desnuda”, “Jesús verbo no sustantivo”, “Taxi”, “Minutos” y “Dime que no” son solo algunos de los tantos ejemplos que lo convirtieron en uno de los pilares de las baladas en español.
El cantante guatemalteco Ricardo Arjona se presentará en Paraguay el próximo 27 de abril en el Club Olimpia, como parte del último tramo de su gira internacional “Metamorfosis World Tour”, en la cual presenta “Independiente”, su más reciente disco. Las entradas se encuentran a la venta desde los distintos puntos de venta de la Red UTS.
La productora Fénix Entertainment Group facilitó una serie de preguntas y respuestas que el mismo intérprete de “Señora de las cuatro décadas” y “Tu reputación” escribió sobre esta gira y el momento en que vive.
En ella habla de “Independiente+Demos”, una producción especial y limitada en la que el cantante decide abrir las puertas a su intimidad artística. “Es exactamente como si alguien se hubiese metido a mis archivos más íntimos de autor y me robara todos mis apuntes y grabaciones previas al disco y lo hiciera público”, dice él sobre el proyecto.
“No quiero culpar a nadie, pero algo de eso fue lo que pasó. En realidad, ‘Metamorfosis’ me espió demasiado y luego se les ocurrió compartirlo. La verdad, creo que es un proyecto único, muy orgulloso estoy de él, incluso por compartir mis errores y las barbaridades con que a veces empiezan algunas canciones”, reconoce el cantante.
El también autor de los populares “El problema” y “Pingüinos en la cama”, que esta vez se lanzó al desafío de una empresa discográfica propia, define a su gira actual como “la mejor” de su vida. “Me cuesta aún mucho trabajo digerir lo que como ‘independientes’ logramos. Y seguimos ahora, hacemos un par de países del sur que hacen falta, además Brasil y posteriormente nos vamos a Europa a una gira por países a los que nunca fui”, expresa.
Sobre su trabajo artístico, el artista se anima a confesar que no se siente ni poeta ni cantante, e incluso reconoce sus faltas de ortografía. “Yo no me considero nada. Ni poeta ni cantante. Hice muestrarios de telas y no me alcanzó para vivir. Fui maestro de escuela 5 años y aprendí más que mis alumnos. Fui cargador de cajas de uva y me las comí todas. Fui mecanógrafo en telégrafos en mi país, y mi ortografía me mató. Hice canciones, me gustó y conseguí cómplices… y sigo en esto”.
Sus canciones, comenta él, salen “de algún lado que no sé dónde queda”. “De alguna aventura que no terminé de vivir. De los países nuestros, del aire que respiro, de esta manía de improvisar para sobrevivir. De una musa que viene, se desnuda frente a mí, está más buena que ninguna mujer que haya visto y, antes de tocarla, se cuela por la ventana y no me deja más nada que escribirle una canción”.
Arjona también opinó sobre la crisis de la música, la cual considera no existe. “La música jamás tendrá crisis. Las entidades que la representan sí, pero eso no importa”, expresa.
El compositor también comenta que no le teme al fracaso, que su dedicación a la música tiene que ver “mucho más por gusto que por buscar un objetivo”. “Y soy feliz haciéndolo, incluso cuando al empezar no tenía para pagar la renta”, agrega.
Mientras se plantea la vida como la posibilidad de ocupar un espacio en vías de hacerlo mejor y con la idea de pasársela bien, prefiere no denominar su trayectoria como una carrera. “Yo no tengo carrera. Eso suena a competencia. Yo tengo un oficio que me encanta hacer. No sé si seguiré haciéndolo en estadios o terminaré en un bar como empecé. De las dos maneras me encanta (…) Si me ponen a escoger, prefiero lo de antes. Menos entrevistas, menos compromisos y mucho más fiestas”.