Albavi, el último amigo del creador de la guarania

Raúl Albavi Ávalos fue uno de los mejores amigos de José Asunción Flores, y acompañó al creador de la guarania hasta sus últimos días. Conversó con ABC Color y contó detalles de la vida de Flores.

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Don Raúl desmitifica muchas afirmaciones erróneas sobre el maestro y asegura que Flores no murió en la miseria, sino rodeado de sus amigos del alma, entre ellos Carlos Federico Abente quien le brindó la mejor atención médica durante su enfermedad.

Se puede decir que don Raúl es el último amigo vivo del creador de la guarania, el gran maestro José Asunción Flores. Nació en el año 1933, un 21 de febrero. Hoy tiene 85 años. Oriundo de Guasukora, compañía de Villeta, desde pequeño estuvo involucrado con el movimiento musical, acompañando a todos sus tíos en las famosas serenatas. Actualmente pasa sus días en su casa de Ypané, ubicada frente a la Iglesia, junto a su familia.

Don Ráúl recuerda que tuvo la inmensa satisfacción de convivir con el gran maestro los últimos 12 años de su vida. “Eramos como hermanos, vecinos. Todos los días por la tarde ya venía a tomar cocido con su galleta coquito, que nunca supimos de dónde conseguía. Todos le preguntábamos y nunca nos contó. Con Flores íbamos caminando a todos lados, nunca tomó un ómnibus o coche, siempre iba caminando a todas partes con los bolsillos cargados con coquitos, mandarinas o maní. Mientras caminaba pelaba las mandarinas, que le encantaban, y guardaba las cáscaras en su bolsillo hasta encontrar un cesto de basura para tirarlas”.

Destaca que Flores no solo fue y es un músico importante del Paraguay sino que fue ser humano extraordinario que quiso mucho a todos los paraguayos. “El no pedía favores, directamente veía si podías dar, entonces te indicaba que le dieras trabajo o para el pasaje del compatriota recién llegado”.

En Buenos Aires, Argentina, Flores vivía en la calle Tucumán, a tres cuadras del Congreso. Su casa era un departamento pequeño, de una sala y un dormitorio, con una terracita, recuerda don Raúl. Allí solo entraban unas cinco a siete personas, porque vivía vigilado por los pyragüe del dictador Stroessner.

“Los que podían entrar a su casa eran mi hermano Tito Albavi; Emilio Vaesken, con quien eran uña y carne con Flores; Carlos Federico Abente, Cristóbal Pérez Ortiz, el muy querido Chiquirí, Óscar Mendoza, Elvio Romero y otros. Era una época muy dura, y había mucha traición en el mismo Partido Comunista al que pertenecía Flores. El maestro contaba que veía venir por la vereda a algunas personas conocidas y cuando se daban cuenta que era él se pasaban al otro lado para no cruzarse, debido al temor de ser vistos por los pyragüe o ser involucrados con Flores. Después, esas mismas personas se convirtieron en floristas (seguidores de Flores), cuando se derrocó a Stroessner. El maestro sentía mucho esa actitud de esas personas y decía: ‘cheko ndahaei bicho vai’”, relata don Raúl. 

Flores viajó a Buenos Aires en 1937, a perfeccionar su música, no expulsado. Posteriormente, sí se lo declaró exiliado por ser comunista, sin embargo a diferencia de lo que dicen muchos autodenominados floristas, el maestro nunca solicitó volver al Paraguay, asegura don Raúl. “Él sentía una nostalgia creciente y amaba mucho a su patria, pero jamás se fue a pedir a Stroessner para volver. Hubo cinco intentos de traerlo. En el último, Jacinto Herrera reúne al primer anillo de Flores. Invita a mi hermano Tito Albavi, a Óscar Mendoza (cantante), Cristóbal Pérez Ortiz (cantante), Elvio Romero, el tenor Emilio Vaesken -que sin él, Flores no hacía nada- e intentó convencer a Flores de volver a Paraguay con su característica verborragia. Entonces, el maestro se levanta, le abraza a Jacinto, y mirándole a los ojos le dice: mientras el rubio esté yo no voy Jacinto”.

Flores estaba vetado por el régimen de Stroessner, y era controlado en Buenos Aires donde también estaba prohibido, incluso después de muerto se prohibía hablar de él.

El gran amigo de infancia de Flores fue el doctor Marcos Augusto Morínigo. Ellos nacieron en el mismo año y en el mismo barrio (la Encarnación) y es tan importante como Flores, destaca don Raúl. “Fue filólogo, convocado por el famoso lingüista español Amado Alonso para integrar la Facultad de Filosofía de Buenos Aires, miembro de la academia Española; tenía un currículum extraordinario. Una tarde, Flores me dice 'jaha ja visitá peteï mitä porä'. Cuando decía eso se refería a una persona con vastos conocimientos, y nos fuimos a la casa del doctor que había vuelto después de 10 años de ausencia. Cuando se encontraron Flores y Morínigo se fundieron en un fortísimo abrazo, e inició la conversación”.

Albavi rememora que hablaron del último trabajo que no llegó a terminar Flores, “La noche antes”, en base al escrito de Goycoechea Menéndez sobre los restos del Mariscal López en Cerro Corá. También hablaron sobre el Ferrocarril y sus recuerdos de la Asunción de cuándo jugaban a las balitas en la plaza Uruguaya.

“Tras esa reunión volvíamos caminando a su casa, meditabundos, y en eso me dice el maestro, que Marcos era su amigo de infancia al que no le gustaba su nombre: Me dijo en guaraní: ‘koa ko che rera ndohaihuvaekue’, porque él es José Agustín Flores Volta y el doctor Morínigo ya vio el triunfo artístico de su amigo por lo que le dijo que cambiara Agustín por Asunción, porque no coincide. Entonces le pregunté que hizo y me contó que le consultó a su amigo y hermano Darío Gómez Serrato si era buena idea, y a este le gustó y así nace José Asunción Flores. Primero se lo propone el doctor Morínigo y lo acepta Darío Gómez Serrato, esa es la verdadera historia”.

Sobre el lugar de nacimiento de Flores, don Raúl ratifica que no nació en la Chacarita, sino en el barrio La Encarnación, un 27 de agosto de 1904, en una casa ubicada sobre Haedo y Coronel Martínez. “Ahí trabajaba su madre como lavandera, Magdalena Flores, y allí nació. Después creció en la Chacarita, pero nació en el barrio La Encarnación”, dijo.

Don Raúl presume que el hogar donde nació José Asunción Flores era la casa del ex presidente Manuel Gondra hijo, quien fue el padrino del maestro. Sobre el padre de Flores señala que fue uno de los soldados de Garibaldi, el famoso luchador italiano, que vino a pelear al Brasil. El padre (Juan Volta) era un bohemio, indica Raúl.

Don Raúl asegura que Flores nunca fue pobre, ni murió en la miseria como dicen algunos floristas. Siempre estuvo rodeado de grandes amigos que cubrían todas sus necesidades.

“Los amigos que estuvieron con él en sus últimos años de vida fueron Emilio Vaesken (que aportaba económicamente), según me comentó el propio Carlos Federico Abente que era su médico de cabecera y también era el médico de los artistas paraguayos. Abente era potencia en medicina en Buenos Aires, le metía de tres a cuatro artistas en los hospitales para que puedan comer. Decir que Flores murió en la miseria es insultar la memoria de sus grandes amigos que les proporcionaron todo. Flores murió en brazos de sus amigos leales que le querían”. Flores padecía el mal de chagas y luego esto se desembocó en cáncer de esófago que finalmente fue lo que le llevó.

Lo que recuerda don Raúl sobre lo que le decía Flores sobre cómo creó la guarania es que el maestro ya no dormía. “El me contaba que ya no dormía, que tenía algo dentro que no le salía, y que al descubrirla fue como una liberación, un despertar. Me dijo “hasy cheve ha upei apaÿ. Cuando finalmente le salió el ritmo que él buscaba estaba muy cerca de él el poeta Félix Fernández, después cuando ya creó la guarania se acercaron otros artistas como Mauricio Cardozo Ocampos o Manuel Ortiz Guerrero”.

Don Raúl indicó que en la calle Independencia había una librería donde empezó a trabajar el maestro y en ese lugar encontró el compás de 'Maerapa reikuase', que según Flores se trataba de 'una polka desparramada', y con esa música compuso su primera guarania, y que fue don Delfín Chamorro el que le propuso que nombre guarania a su creación. “'Jejuí' fue su primera composición”, apuntó. 

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