Patti Smith, 70 años al pie del cañón

LOS ÁNGELES. Cuando una artista total como Patti Smith ha estado toda su vida de cara al público, parece que lo más apropiado para celebrar un cumpleaños sea subirse al escenario.

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Así lo hará la legendaria música y escritora que mañana viernes festejará su 70º aniversario con un concierto en su Chicago natal.

Pasan los años, pero Smith sigue al pie del cañón, con su poderosa voz y absorbente presencia cautivando en recitales en todo el mundo como el que tendrá lugar en el teatro Riviera de Chicago, en el que interpretará de principio a fin su emblemático disco Horses.

La cantante, además, continúa de actualidad, ya que todavía se escuchan los ecos de su emocionante interpretación en la entrega de los premios Nobel a los que faltó el galardonado Bob Dylan. Y es que a Smith (Chicago, 1946) le ha cundido mucho el año que ahora termina. Junto a su banda afrontó una gira con paradas destacadas en España o en el Festival de Jazz de Montreux (Suiza), y para 2017 ya tiene varias fechas confirmadas en Australia.

Más allá de la música, también tuvo tiempo en 2016, por ejemplo, para participar en una mesa redonda del festival de cine de Tribeca de Nueva York o para presentar la edición en español de su libro de memorias M Train.

“Si alguien quisiera saber qué tipo de ser humano soy, creo que M Train es lo más cerca que podrían estar de la respuesta”, dijo en noviembre en una entrevista con Efe en la que también aseguró que piensa en sí misma más como escritora que como música.

Lo cierto es que el torrente creativo de Patti Smith se ha manifestado de mil maneras a lo largo de su carrera, desde la fotografía a la pintura, aunque sus libros y canciones siguen siendo capitales a la hora de entender su figura.

La vocalista más carismática y feroz del rock, con permiso de Janis Joplin, debutó en 1975 con el disco Horses, en el que el ruido y la poesía se fundían de un modo arrollador tal y como se escuchaba en el primer verso de su versión reescrita del Gloria de Van Morrison: “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”.

Álbumes como Radio Ethiopia (1976), Easter (1978), Dream of Life (1988) o Gone Again (1996) consolidaron su estatus de culto fortalecido, además, por sus excitantes conciertos, casi rituales, en los que se presentaba como una chamana todopoderosa del rock.

Lo cierto es que todavía conserva esa imagen de libertad absoluta sobre el escenario. Así, en un concierto celebrado este año en el Hollywood Bowl de Los Ángeles, Smith gritó al público sentado para que se levantara, bailara y sintiera su “jodida libertad”.

Por otro lado, la Patti Smith escritora ha oscilado entre la poesía y la narrativa con una obra que incluye los poemarios Babel o The Coral Sea y los volúmenes de memorias Just Kids y M Train. Ambas vertientes de la artista, la musical y la literaria, confluyeron en Estocolmo a comienzos de diciembre, cuando rindió homenaje a su admirado Bob Dylan, que finalmente no acudió a recibir el premio Nobel de Literatura.

En la ceremonia de entrega de los galardones, Smith entonó A Hard Rain's A-Gonna Fall de Dylan, acompañada por la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo, en una muy emocionante interpretación en la que, como anécdota, la artista interrumpió la canción en una ocasión por los nervios.

Aunque el público entendió esa equivocación como una muestra de humanidad de la artista, Smith aclaró en un texto posterior en The New Yorker que no se le olvidó la letra de la canción sino que le invadió una “multitud” tal de intensas emociones que le impidieron seguir cantando.

“Cuando tomé asiento (tras la actuación), sentí el humillante aguijón del fracaso, pero también la extraña conciencia de que, de alguna manera, había entrado y realmente vivido el mundo de la letra (de la canción)”, afirmó.

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