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Su espíritu religioso estaba estrechamente vinculado con su amor a la música, pasión que mantuvo y profesó con la misma fe en su labor en la comunidad salesiana del Paraguay.
Nacido en la ciudad de Ayolas, en el seno de una familia muy humilde, su interés hacia el canto se inició en la educación primaria. En tiempos del seminario perfeccionó su talento y, una vez ordenado sacerdote, se dedicó a transmitir sus conocimientos a niños y jóvenes a lo largo de su vida.
Su formación musical se remonta a Uruguay: en el Seminario de Manga, en Montevideo, definido por él como un “emporio de cultura”. Allí se dedicó a la música y a la literatura, integrando un coro, una banda de músicos y ayudando a maestros.
En Ypacaraí se encargó del coro Domingo Savio y de la banda salesiana, ya constituidos. Ya en Asunción, heredó la banda Rojas Silva, del Pa’i Pérez. Ya instalado en el colegio Salesianito, empezó a trabajar con niños en 1971, y en 1974 conformó el coro Arapy. Al año siguiente, la banda Pa’i Pérez, con restos de instrumentos de la banda Rojas Silva y de Ypacaraí.
Ambas agrupaciones aún tienen vigencia y son consideradas las bandas infantojuveniles más antiguas del país, formando a varias generaciones de músicos y artistas paraguayos,.
Aun con avanzada edad, mantuvo su jovialidad hasta sus últimos días, destacándose también como asesor espiritual de jóvenes del colegio Salesianito.
En una entrevista concedida a ABC Color, el padre Viedma definió la música como “un arte para llegar a Dios”. “La música es vida. Imagínense qué sería un cumpleaños, un 15 años, una misa o casamiento sin música. El albañil trabaja con la mezcla y el ladrillo y tiene una radio al lado para amenizar su momento de soledad y silencio. Para su relación con Dios, ni qué decir; es muy importante para la liturgia”, decía.
Entre sus principales anécdotas, recordaba que le llamaba la atención los jóvenes que llegaban hasta él para “tentar suerte”. “Hay integrantes que llevan diez años en el grupo, pero siempre están los que descubren que no es su vocación. Había uno que solicitó ser integrante del coro. Estaba en el grupo y luego desapareció. Fulano está tantos años; sin embargo, aquel estuvo solo una hora”, recordaba en enero de 2002.
Su prolífica vida musical lo llevó a recorrer países como Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, España e Italia, entre otros, siempre incentivando el talento de jóvenes y niños que llegaban a él.
El Pedro Viedma falleció este miércoles 22 de mayo por complicaciones de salud, en el geriátrico del Instituto de Previsión Social. El sacerdote sufría serios problemas de salud, entre ellos diabetes.