The Pale Emperor, el primer álbum de Manson en tres años, trasciende la agresividad de las distorsiones de guitarra y los acordes menores sintetizados que ayudaron a definir su música y lo convirtieron en una de las estrellas de rock más polémicas.
Killing Strangers —el primer tema del nuevo disco, lanzado a la venta el martes— arranca con un pesado golpe de bajo y batería que les será familiar a los fans, pero de inmediato sigue con una guitarra que tiene más que ver con los representantes del blues de Misisipi que con la influencia del metal pesado que siempre definió a Manson.
Pero ambos géneros no son completos extraños: los pioneros del metal Black Sabbath crearon el sonido de su banda a partir de raíces del blues.
Manson consigue un nuevo equilibrio en canciones como The Mephistopheles of Los Angeles y Cupid With a Gun, donde la expresividad melancólica del blues juega junto a la atronadora oscuridad del ritmo metalero.
Manson, en entrevistas previas al lanzamiento de The Pale Emperor, dijo que había querido sacudir su sonido para su noveno álbum de estudio.
“El provinciano que tengo dentro de mí sale de mi voz y saca afuera este viejo blues mezclado con elementos muy duros”, dijo Manson, quien creció en el seno de una familia de la clase trabajadora en Ohio, a la revista británica de metal Kerrang21
El músico explicó que quiso preservar las cualidades que han caracterizado su música en el pasado, pero que a la vez temía haber perdido su capacidad de impactar para volverse muy predecible.
“Si no hay caos, las cosas son lineales. Es necesario tener siempre a alguien que sacuda el tablero con el que todo el mundo está jugando”, dijo Manson a la revista.
Manson ya ha mostrado bastante caos a lo largo de su carrera. Su gira por el álbum de 1996 Antichrist Superstar estuvo llena de furiosa pasión: maquillado como monstruo de película de horror, escandalizó a muchos cristianos cuando desgarró copias de la Biblia en el escenario.
Luego padeció un intenso ataque, tanto de los medios como de padres conservadores, cuando se reportó que los adolescentes que perpetraron la masacre de la escuela de Columbine en Colorado eran fans de su música.
Manson, quien solía decir que su perspectiva sobre la religión organizada se inspiraba en el pensamiento de Nietzsche, negó categóricamente cualquier responsabilidad en la masacre de 1999 y dijo que la sociedad estadounidense lo usaba como chivo expiatorio.
Recientemente cumplió 46 años, pero aún no ha cambiado su punto de vista. En Killing Strangers, ataca una vez más la hipocresía de la sociedad en la que vive y su condena selectiva de la violencia: “Matamos a los extranjeros, pero no matamos a los que amamos”.
Su visión teológica sale de nuevo a la superficie en The Devil Beneath My Feet, donde canta: “No quiero a tu Dios ni a su poder supremo” y “No necesito que nadie me esté vigilando”.
Manson asegura que forjó su personaje a partir de las experiencias de su infancia. Criado en el seno de una familia cristiana devota, solía ver a su abuelo dedicándose menos devotamente a la pornografía zoofílica. Pero se mantuvo siempre cercano a su madre, cuya muerte el año pasado lo afectó profundamente.
Ahora que su música se ha reducido a lo esencial, Manson esbozó que el personaje que ha cultivado en los escenarios desde hace años también se está extinguiendo.
“Ese aspecto P.T. Barnum que tenía Marilyn Manson ya se ha evaporado en alguna forma”, dijo, hablando de sí mismo en tercera persona y comparándose con una leyenda del mundo del circo, creador de espectáculos de monstruos.