Vestida como una auténtica diva gracias a un vestido largo y apretado de lentejuelas negras con escote por delante y por detrás, pelo ondulado y gafas de sol oscuras, la artista desveló la estrella 2.556 de la aclamada avenida hollywoodense.
Carey agradeció el apoyo que los fans le han dado a lo largo de sus 25 años de carrera, durante los que ha publicado canciones tan famosas como Always Be My Baby, Fantasy, Heroe o We Belong Together.
“Me derretís el corazón, por eso no me quito las gafas”, bromeó la cantante. “No puedo agradeceros lo suficiente vuestra presencia aquí”.
Carey, cuya edad oscila entre los 45 y los 46 años (nunca ha querido confirmar el año en que nació), es una de las cantantes más prolíficas de las últimas décadas, con más de 200 millones de álbums vendidos y 21 premios Grammy.
La ceremonia tuvo unos coprotagonistas inesperados: Monroe y Moroccan, los gemelos de cuatro años que la cantante tuvo con su exmarido Nick Cannon, llamaron su atención todo el rato. Moroccan demostró estar especialmente apegado a su madre, al punto de romper a llorar cuando sus niñeras le apartaron de la foto.