Los viejos rockeros conquistan Río

RÍO DE JANEIRO. Bon Jovi demostró que los viejos rockeros son capaces de conquistar a los veinteañeros con un repertorio que nunca pasa de moda y que corearon decenas de miles de personas en una de las últimas noches del festival Rock in Río.

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La banda liderada por Jon Bon Jovi fue el plato fuerte de una noche cargada de nostalgia, con Tears for Fears de teloneros, en una jornada especialmente difícil para Río, que vivió un caos provocado por tiroteos en siete favelas, entre ellas Rocinha, la más grande de Brasil.

Casi al tiempo que el Rock in Río abría sus puertas en el recinto olímpico, en la zona oeste de la ciudad, cerca de un millar de militares tomaban la favela y se bloqueaba el tránsito en la principal vía de acceso al festival.

La organización del Rock in Río lanzó un mensaje de tranquilidad e instó a las 100.000 personas que habían comprado su entrada para esta noche a utilizar vías alternativas o el metro.

Los incidentes que se registraron en la ciudad no alteraron el programa y, pasada la medianoche, los de New Jersey aparecieron en el Palco Mundo, el escenario principal del mayor festival de música de América Latina, dispuestos a demostrar que siguen siendo uno de los mejores grupos de rock del mundo.

Títulos como Runaway, Raise your hands, Saturday Night y Wanted dead or alive, encandilaron al público, que se rindió cuando Jon Bon Jovi les preguntó, con una curiosa mezcla de español y portugués: "¿Cómo están voces?".

El delirio llegó con It's my life, el éxito del 2000 con el que consiguieron seis discos de platino, y el veterano líder de la banda demostró a sus 55 años, sigue en forma, arropado por seis músicos, entre ellos los fundadores, Tico Torres en la batería y David Bryan en los teclados, y Hugh McDonald, el bajista que se integró a la banda hace más de veinte años.

Antes de abandonar el escenario, Livin' on a prayer, otro de sus éxitos de los '80.

En su cuarta presentación en el Rock in Río -participaron en 2008, 2010 y 2013- los Bon Jovi tuvieron unos teloneros de excepción, Tears for Fears, que ya habían rendido a los nostálgicos de la new wave de los 80 cuando la banda estadounidense saltó al escenario.

El dúo británico fundado por Curt Smith y Roland Orzabal calentó el palco con Everybody Wants to Rule the World, Secret world y Sowing the Seeds of Love y cerró con su popular Shout, un himno de los 80 que les catapultó a la fama.

La tarde en el Palco Mundo había comenzado con los brasileños Jota Quest, un grupo de rock de Belo Horizonte con 25 años de historia en la música local, y la banda estadounidense de hard rock y metal Alter Bridge.

El rock domina la recta final del Rock in Río, que el jueves comenzó con Aerosmith y este sábado recibirá a Guns and Roses antes de la clausura, el domingo, a cargo de Red Hot Chily Peppers.

La de 2017 es la décimo séptima edición del Rock in Río y la séptima en Río de Janeiro, donde el evento nació en 1985. El éxito de la experiencia se reprodujo en ciudades como Madrid (tres ediciones), Lisboa (seis) y Las Vegas (una).

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