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Hablar de Jaques Morelembaum es hablar de un músico integral. Ha trabajado con innumerables nombres tan renombrados como de estilos diversos: de Tom Jobim a David Byrne, de Caetano Veloso a Sting, de Egberto Gismonti a Ryuichi Sakamoto.
Esa versatilidad en la que se mueve responde a la riqueza musical que lo envolvió desde que nació. El estudio de la música “fue un evento absolutamente natural para mí, como parte integrante del aprendizaje general de la vida”, contó a ABC Color el cellista, quien es hijo de un director de orquesta y de una pianista, y cuyos hermanos y tíos son también músicos. A sus tres años de edad tomó un curso de iniciación musical, a los seis ya estudiaba piano y a sus doce llegó el violoncello.
El Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde trabajaba Henrique Morelenbaum, su padre, era “prácticamente un segundo hogar” para Jaques. “Desde temprano respiraba los aires y admiraba los colores de la orquesta sinfónica. Después de algunos años de estudio de piano tuve ganas de aprender a tocar algún instrumento perteneciente a aquel universo sinfónico. Mi primera idea fue estudiar oboe, pero un día, viajando en coche con mi padre, escuché en la radio una sonata de Brahms para violoncello y piano y me dio un estallido de certeza de que aquel era el sonido que yo deseaba aprender a emitir, el timbre apasionante del violoncello”, nos relató.
Pero más allá de ese universo sinfónico en el que vino al mundo, el artista considera a la música popular y folclórica “tan parte integrante” de su formación como músico como lo que aprendió en el conservatorio. A la par del estudio del cello, ya se dedicaba “con ahínco a la composición e improvisación”. “Para mí –aseguró– fue natural continuar desarrollando mi creatividad usando también este instrumento”.
Y es ese acto de creación lo que para Jaques significa “la esencia de la música y del arte en general”. De hecho, aceptó que siempre se identificó “más como creador que como intérprete”. En ese sentido argumentó que “interpretar obras de otros creadores es muy útil para que un artista aprenda a identificar sus propios elementos de estilo, pero nunca sería suficiente para mí ser apenas un intérprete. Siempre he deseado componer, arreglar e improvisar, y la improvisación no es más que la composición instantánea”.
De igual modo los roles musicales que desempeña Morelenbaum no son ajenos unos de otros. “El arreglador –profundizó– también tiene la visión que tendría un cellista dentro de la orquesta. Tiene plena conciencia de la importancia del respeto a las ideas del compositor, y este, a su vez, escoge sus timbres y colores por su sensibilidad y preparación como orquestador”, especificó. Por ello el brasileño insistió: “nunca he querido limitarme a una especialidad en la música”.
MÚSICA PARA LAS ALMAS
Para Jaques no hay fronteras entre la música clásica y popular, ni entre ningún estilo, pues los “límites están solo en las cabezas limitadoras”, afirmó. El artista aseveró que para él la música “es un arte universal y multifacético, que emplea lenguajes poéticos y discursos con formatos ilimitados, con capacidad de alcanzar sus objetivos sin que haya una fórmula científica para ello”.
La música, añadió Jaques, “es discurso para las almas, corazones y mentes, con el objetivo mayor de emocionar y reconstruir la belleza universal desde la perspectiva humana, y ese objetivo puede ser alcanzado tanto por el maestro con años de estudio académico, así como por el músico autodidacta y primitivo”.
TRABAJOS INOLVIDABLES
Morelenbaum inició su carrera como integrante del grupo A Barca do Sol, pero una de sus experiencias clave ha sido, sin dudas, su participación en la Nova Banda durante diez años con Tom Jobim. Él fue para Jaques “uno de los mayores músicos de la historia mundial”. Por ello exclamó que “haber tenido la oportunidad de compartir música directamente con él durante diez años ¡es uno de los mayores regalos que la vida podría haberme dado!”. Reconoció además la “grandeza de su obra” y “el estilo de música” que Jobim desarrolló, lo que siempre le encantó y le hizo sentir identificado.
También Caetano Veloso fue una figura preponderante para su carrera, ya que este lo eligió para orquestar arreglos para más de diez de sus discos y de igual forma han compartido muchos escenarios. Caetano “abrió aún más” los ojos de Jaques “hacia la riqueza musical de la América de lengua hispana”, al decir del cellista. Todo eso además de “toda la inspiración” que el cantautor le provocó “desde temprano, desde mucho tiempo antes de imaginar que un día trabajaría con él a través del proyecto “Fina Estampa”.
Otros proyectos que se destacan en su carrera han sido el Quarteto Jobim-Morelenbaum y el grupo M2S con su esposa Paula Morelenbaum y el pianista japonés Ryuichi Sakamoto. También fue requerido por Sting para integrar la banda que grabó su DVD “All This Time” y acompañó a Veloso y a David Byrne (Talking Heads) en su disco conjunto “Live at Carnegie Hall”.
CELLOSAM3ATRIO
En la actualidad Morelenbaum trabaja con su proyecto CelloSam3aTrio, fundado en 2005. Aquí presentará su primer disco “Saudade do Futuro - Futuro da Saudade”. “Hace mucho que quería dedicarme a un proyecto solista”, manifestó Jaques sobre el origen de esta conformación. La inspiración de esta idea, según mencionó, viene de un disco de João Gilberto grabado en 1976. Lo que le gusta de ese álbum es que “el artista dice todo lo que es necesario y un poco más, utilizando solo su voz, su guitarra y una leve percusión”. Aquel sonido, dijo, llenaba para él todas sus expectativas “y las trascendía”.
En ese momento asumió la voz con su violoncello e invitó a Lula Galvão (guitarra) y Rafael Barata (percusión) para esta obra. Aunque esta vez no vendrá el segundo por compromisos asumidos con anterioridad. Será reemplazado por “un baterista legendario en Brasil, el genial Tutty Moreno, que entre tantos otros grabó el histórico el disco de Gilberto Gil “Expreso 2222”, adelantó Jaques.
Por otro lado, el músico explicó que el nombre del primer disco del trío “se refiere a la atemporalidad de la música”. Entrando en detalles, observó que como “saudade” se refiere “al amor que se siente por alguien o por un lugar, y por la sensación de falta que este alguien o este lugar provoca a la distancia”, él proyectó ese amor en el futuro “como una forma de ponerme optimista respecto a la vida”.
Los temas que grabaron son así un homenaje a los grandes músicos con los que trabajó y a la música que lo “formó e inspiró”. En este sentido hay temas de Gilberto Gil, Chico Buarque, Carlos Lryra, Vinicius de Moraes, y por supuesto de Jobim y Veloso, entre otros.
Además, el disco muestra también el resultado de toda esa influencia: sus propias composiciones. Así el CelloSam3aTrio “trae un concepto minimalista, buscando expresar lo que es más esencial en la música, dejando siempre abierta la puerta de la creatividad y expresión individual”.
SEMBRAR EL ARTE
Ante su primera visita a Paraguay, Morelenbaum expresó estar feliz. Con nuestro país, reconoció, nutre “un sentimiento de fraternidad por la identificación de nuestra latinidad común, así como por la ancestralidad en lo que se refiere a la cultura nativa de nuestro continente”. Añadió que “esa identificación se da también por nuestra rica naturaleza nuestra gran fuente de inspiración”.
“Además -concluyó- cada nuevo puerto que visito es como una conquista para ese eterno joven soñador con inmensa voluntad de conocer cada día más y más de nuestro planeta, nuestro hogar, y a través de mi expresión tener la oportunidad de sembrar con arte el corazón de nuevas personas”.
La cita es hoy en el teatro Tom Jobim (Eligio Ayala c/ Perú), a las 20:30. El acceso será libre y gratuito. Se recomienda llegar con tiempo, ya que la sala cuenta con 300 lugares.