Iberoamérica, un laboratorio de integración de 400 años

“Un laboratorio de integración con más de 400 años de ventaja”. Así es como define Iberoamérica el uruguayo Jorge Drexler, que además la reivindica por su tremendo potencial “en un mundo en el que cada vez hay más movimiento, mas interacción”.

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MADRID (EFE, por Macarena Soto). Es “una relación entre la península Ibérica con un continente que habla las dos lenguas originales de la península”, añade el músico en una entrevista con Efe con motivo de su participación en la presentación del libro "Somos Iberoamérica, 25 años de Cumbres Iberoamericanas", que se celebra el próximo 4 de julio en Madrid.

Cuando piensa en Iberoamérica, asegura que le viene a la cabeza la popular melodía de la “Tonada de la luna llena”, de Simón Díaz. "Iberoamérica es un laboratorio que lleva 400 años de ventaja en integración de culturas, la síntesis que hemos hecho entre África, las culturas precolombinas y la cultura ibérica fue exactamente en la misma dirección en la que está yendo todo el mundo hoy en día", considera.

Y se muestra convencido de que la región tiene "mucho que comunicarle al resto del mundo. Contarle nuestra experiencia, la de un territorio enormemente dinámico, con un potencial humano y cultural y medioambiental gigantesco".

Recién nombrado Embajador Iberoamericano de la Cultura, distinción que siente como "un honor muy grande y desproporcionado", defiende que, a pesar de las diferencias entre la cultura de los 22 países de la región, "existe claramente una cultura" conjunta, "si se tiene en cuenta que dentro de ella hay muchas culturas iberoamericanas".

"Sí que creo que hay una identidad que viene de la combinación de África, Europa y lo precolombino, que es diferente de cada una de las fuentes que la originan", explica.

Drexler (Montevideo, 1964), músico y médico de formación, ganador de un Óscar a la mejor canción original por "Al otro lado del río", de la película "Diarios de motocicleta" y con álbumes en su haber como "Eco" (2004) y "12 segundos de oscuridad" (2006), subraya su "enorme fe en la cultura".

A su juicio, la cultura es una "entidad frágil que se autorregula", una herramienta "poderosísima" y con "un poderío que muchas veces se escapa de los marcos institucionales y oficiales".

Declaraciones que hace en su estudio de Madrid unos días antes de la presentación de un libro que marca los 25 años de las Cumbres Americanas, que quiere ser una mirada al futuro de Iberoamérica, y que es un proyecto de Efe y la Secretaría General Iberoamericana.

Y habla tras escuchar por primera vez la última prueba de sonido de su próximo disco. Un disco del que se comenzarán a conocer canciones el 7 julio aunque se publica el 22 de septiembre, y que "toma partido por la empatía" y "la concordia", explica Drexler, que, sin embargo, niega que sus canciones estén cargadas de mensajes, ya que piensa que la canción es "en sí misma el mensaje".

Disperso y mal lector -lo dice él mismo- a pesar del protagonismo de sus libros frente a los instrumentos, asegura que tras escuchar el disco se ha dado cuenta de lo que estaba pensando mientras lo producía. Pensaba "en ese enfrentamiento entre dos visiones del mundo, una empática, de ponerse en el lugar del otro" y otra "que se opone a ese mundo abierto".

"Hay una cuestión actual que a mí especialmente me toca, que son las migraciones", reconoce antes de entender, aún con el recuerdo de la prueba de sonido que acaba de escuchar, que su álbum número trece toma la opción de "ponerse en el lugar del otro, entender que yo soy el otro y el otro soy yo, que todos somos de todos lados un poco".

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