El DJ de acento francés coronó las páginas de “El libro de la Sabiduría” que preside el palco principal y compuso la banda sonora de despedida de su cita musical “favorita”.
Al ritmo de “vamos hacer historia”, el galo mostró su lado más showman haciendo sentar, levantarse y bailar a un público enloquecido tras treinta y seis horas de adrenalina.
Tomorrowland Brasil despidió con su lado más comercial a un fin de semana que hizo vibrar a los 1,2 millones de metros cuadrados de la Hacienda Maeda, en el municipio de Itú -a unos 100 kilómetros de la ciudad de Sao Paulo- donde se celebra el festival.
Pero antes del productor galo, invadió el escenario el rostro del griego-sueco Steve Angello, que durante años buceó en el hip hop y en los clásicos de los 70 y 80 hasta encumbrar las pistas electrónicas “breakbeat” que lo catapultaron al estrellato.
Ex miembro del grupo de EDM -como se conoce a la música electrónica-dance- Swedish House Mafia, junto a los DJ Axwell y Sebastian Ingrosso, Angello se asomó en 2004 al pedestal de la fama con el remix de los británicos Eurythmics Sweet Dreams.
Este veterano del house, pionero de la escena underground de Estocolmo, no paró de hablar con los fans y de reirse de los mensajes de amor que éstos le berreaban.
Las doce horas de música ininterrumpida del domingo -que comenzaron al mediodía, dos horas antes que los demás días- vieron pasar también al holandés Nicky Romero, que ostenta junto a Guetta un asiento VIP en la noche ibicenca. El que se presentó en la escena electrónica mundial con el bootleg (versión no autorizada) del hit de Guetta, When love takes over, no dejó de brincar ni un sólo momento.
El joven artista, que Tomorrowland no duda en presentar como “el nuevo Tiësto”, presentó una performance a la altura de sus predecesores, con llamaradas y fuegos artificiales incluidos.
Y es que la cuidada escenografía circense, con setas gigantes y barras de caramelo que crecen de la hierba, es responsable por la mitad del éxito de este olimpo musical, por el que pasaron desde el viernes 180.000 personas y 150 artistas.
Fue la tríada formada por Hardwell, Afrojack y Steve Aoki la encargada de inaugurar la cita EDM, bañada por una marcada estética “New Age” que evoca la fantasía de los cuentos de hadas.
El holandés Armin van Buuren, el “rey del trance”, otro de los pesos pesados del cartel, pinchó ayer ante un público que sufría por olvidar la resaca del día anterior.
Una audiencia en su mayoría latinoamericana que tuvo la oportunidad de bucear en el mundo de ensueño nacido en 2005 de la mano de los hermanos Beers, en la localidad belga de Boom, y que saltó en 2013 a la norteamericana ciudad de Atlanta antes de llegar a Brasil.
Así, el olimpo de la electrónica, se despidió del país de la samba con un “hasta luego”, ya que “La Tierra del Mañana” promete hablar portugués, al menos, durante cinco años mas.