Este es el primero con canciones inéditas tras ocho años de silencio y el sexagésimo de su carrera.
“Este disco es una exaltación a mi vitalidad y a mi capacidad de volver a componer con gusto”, afirmó Gil, uno de los músicos brasileños más conocidos en el mundo, que cuenta con centenas de composiciones y siete premios Grammy, en la rueda de prensa que concedió el jueves en la ceremonia de lanzamiento del disco.
El nuevo álbum puede ser escuchado integralmente a partir de este viernes en todo el mundo por medio de la plataforma Apple Music, pero contará también con ediciones en CD y vinilo. El trabajo reúne doce canciones que Gil comenzó a componer durante la difícil convalecencia que enfrentó en 2016, cuando llegó a ser hospitalizado en cuatro oportunidades tras ser diagnosticado con un síndrome cardiorrenal, una combinación de insuficiencia renal con insuficiencia cardíaca.
“Creo que sí, que se trata de un disco sobre la superación, considerando que pasé dos años cuidando de la salud”, dijo el cantante, que fue uno de los impulsores en la década de 1960 del movimiento cultural de protesta Tropicalista. “Siempre pensé, incluso antes de esa experiencia que desafió mi salud, en la finitud. Pero llegó el momento en que esas conversaciones sobre vida y muerte se convirtieron en tema de mis composiciones”, aseguró el compositor, uno de los más importantes representantes de la llamada Música Popular Brasileña (MPB).
Pese a que el disco recibió el nombre de la única canción con mensaje claramente político (Ok ok ok), las demás son homenajes a miembros de su familia, incluyendo a su primera bisnieta, a los dos médicos que le salvaron la vida, a sus nuevas amistades, como la periodista Andrea Sadí y la actriz María Ribeiro, y a un amigo, “Sereno”, a quien no pudo acompañar cuando cumplió 100 años debido a que estaba hospitalizado.
“Fueron personas a las que me aproximé durante esa etapa difícil de mi vida o que fueron importantes en el período”, afirmó al referirse entre otros a la doctora Roberta Saretta, a la que le dedica “Quatro pedacinhos” por haber sido la responsable de una biopsia en que le arrancaron, dijo, “cuatro pedacitos de mi corazón”.
Gil admitió que demoró mucho para bautizar el disco y que podía haberle dado el nombre de cualquier otra de las composiciones o de algo ajeno al disco, pero que al final, cuando lo presionaron, respondió "Ok ok ok".
Para Flora Gil, su esposa y que comandó la producción del disco, el “ok” también es una constatación de su actual estado de salud. “Pienso que Gil fue caminando entre homenajes y lindos acordes para decir que ahora todo parece estar 'ok' con él”, afirmó. Pese a tratarse de un canto a la vida, el disco ya nace polémico por incluir la composición “Ok ok ok”, que ya había sido lanzada como un sencillo este año y en la que quien ya fue ministro de Cultura, secretario de Medio Ambiente, candidato a alcalde, preso político, exiliado y líder partidario y ecologista responde a quienes le exigen que se posicione sobre la grave situación política y social de Brasil, sobre la “vil situación”.
Pero Gil, autor de clásicos como “Louvaçao”, “Expresso 2222” y “Aquele abraço”, prefiere negarse a responder porque, como explicó, “pensé, pensé y pensé y llegué a la conclusión de que no sirve de nada tener una opinión, que los hechos son contradictorios, que no se pueden agrupar las cosas buenas a un lado y las malas al otro porque todas están mezcladas”.
El cantautor asegura que la canción es una denuncia a un momento histórico en Brasil y una respuesta a quienes usan el poder que les dan las nuevas tecnologías para agredir a quienes piensan contrario, como al cantautor Chico Buarque por su enérgica defensa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva o a él mismo por ser negro.
“Pero es también una reivindicación de la autonomía del poeta que, pese a que, como dice la propia canción, es solidario con el sufrir del pobre, tiene su libertad como poeta”, explicó. Pese a ser un músico prolífico, “Ok ok ok” es no sólo el primer disco con canciones inéditas de Gil desde 2010, cuando lanzó Fé na festa, sino el cuarto en dos décadas. Los otros dos fueron Quanta (1997) y Banda larga cordel, que lanzó en 2008 cuando se tomó una licencia en sus últimos meses como ministro de Cultura de Lula para componer tras once años de silencio.