Más de 40 artistas se subieron al escenario durante el “Tributo a la Reina de la gente” en el Chene Park Amphitheatre, un estadio al aire libre frente al río en el centro de Detroit, dos semanas después de que la cantante falleciera en su hogar en Michigan.
La artista, de 76 años, murió de cáncer el 16 de agosto, cerrando el telón a una extraordinaria carrera de seis décadas que la convirtió en una de las artistas más célebres de Estados Unidos.
Franklin, elevada a categoría de realeza en su ciudad natal, fue homenajeada con música de R&B, Gospel, Jazz y Blues en los que se destacó. Sus nietas también hablaron brevemente, dando las gracias a los asistentes en nombre de la familia y su abuela. “El concierto es maravilloso. La gente que no pudo venir, simplemente no sabe lo que se pierde”, dijo Tembley Reynolds, un trabajador de 60 años, proveniente de Saginaw, Michigan.
Los 5.000 boletos gratuitos se agotaron en minutos tras quedar disponibles por internet. Bailando, tomando selfies y grabando partes del concierto en sus celulares, cientos de fans disfrutaron de celebrar en Detroit la vida y legado de Franklin, cuyos éxitos cantaron, entre ellos Freeway of Love, un himno para su ciudad natal, Say A Little Prayer, Natural Woman.
La inolvidable Respect fue interpretada al final por todo el elenco. El cartel de músicos contó con The Four Tops, Dee Dee Bridgewater y Angie Stone, mientras el coro gospel hizo revivir el ambiente de iglesia, haciendo levantar al público con una interpretación enérgica de canciones clásicas y una poderosa interpretación de Amazing Grace por Tasha Page-Lockhart. El tenor Rod Dixon cantó Nessun Dorma en tributo a una interpretación de último minuto que hizo Franklin del aria de Puccini, en reemplazo de Luciano Pavarotti, quien se enfermó y no pudo asistir a la presentación durante la entrega de los premios Grammy en 1998.
Por la mañana, el féretro abierto en el que Aretha Franklin yace resplandeciente con un vestido rosa y zapatos con lentejuelas, regresó a la iglesia de su padre por última vez. Miles de fanáticos se acercaron a la Iglesia Bautista New Bethel en Detroit, para despedir al ícono de la música estadounidense, y otros tantos lo hicieron durante los dos días previos en el museo de Historia Afroamericana Charles H. Wright. Debra Demmings, 63, manejó toda la noche desde Minnesota para llegar a la fila que se extendía afuera del templo a las 07H30 locales, cuatro horas antes del inicio de la última oportunidad para el público de dar el último adiós a Franklin. “Estoy en una nube” , dijo Demmings a AFP , comparando la atmósfera con la de la ceremonia de asunción de Barack Obama, a la que asistió. “Todo era puro amor. Todos estábamos juntos... Siento lo mismo hoy aquí” .
En la pared exterior de la iglesia se leía la palabra “Reina” formada por globos dorados, y “Aretha” , en color plata. El martes, el cuerpo de Franklin estaba enfundado en un vestido rojo con tacones haciendo juego; el miércoles lucía un vestido de azul, y el jueves, de rosa, con tacones de Christian Louboutin con lentejuelas del mismo tono.
Su Cadillac LaSalle de 1940 color marfil llegó a la iglesia junto a una caravana de vehículos blancos. Allí, un cortejo con guantes blancos y traje oscuro trasladó el ataúd dorado hacia el interior. “Quería venir aquí con júbilo y alegría a celebrar a Aretha y su legado”, dijo Dorlena Orange, de 68 años. “Es como una fiesta. Es algo hermoso, maravilloso”, agregó.
La Nueva Iglesia Bautista Bethel ocupó un lugar especial en el corazón de Franklin. Fue allí donde organizó cenas de Acción de Gracias y Navidad para los parroquianos y los necesitados, en tanto también fue el sitio donde grabó uno de sus álbumes.
El expresidente Bill Clinton y Smokey Robinson se encuentran entre los que asistirán al funeral de seis horas el viernes, donde solo se accederá con invitación, y habrá tributos musicales de Stevie Wonder y Ariana Grande. Franklin cantó en el funeral de Martin Luther King Jr., así como en las ceremonias de asunción de los presidentes Clinton y Obama.
Además, recibió la medalla presidencial de la libertad, el mayor honor para un civil en Estados Unidos, durante el mandato del presidente George W. Bush.