El oyente ha caído en la trampa y está, ligeramente, equivocado.
Está escuchando a una nueva ola de bandas anglosajonas o nórdicas que usan el idioma castellano para denominarse, para nombrarse como marca musical. La tendencia no es nueva.
Clásicos como The Ramones, Yo La Tengo o Sigue Sigue Sputnik apostaron en su día por un nombre o expresión en castellano y no les impidió, sino todo lo contrario, alcanzar el éxito y la popularidad.
Por ejemplo Yo la Tengo es una banda de culto que practica el “indie” rock, creada en 1984, en Nueva Jersey (EE.UU). Su nombre nace de una anécdota del béisbol: Richie Ashburn jugaba en los New York Mets y chocaba constantemente con su compañero venezolano Elio Chacón. Cuando iba a por la pelota, decía “I got it”. Elio no sabía inglés y acababan cruzándose uno contra otro.
Un día, Ashburn dijo “¡Yo la tengo!”, y consiguió detener la bola sin chocar con Chacón. Sin embargo, otro compañero que no sabía español, Frank Thomas (91 kilos), le golpeó mientras se preguntaba qué era eso de “yellow tango”.
También anecdótico es el caso The Ramones. Según la mayoría de sus biógrafos, adaptaron el apellido Ramone para simular que todos eran hermanos. Y la idea no fue suya; decidieron usarlo tras enterarse de que Paul McCartney usaba el seudónimo de “Paul Ramone” cuando se registraba en los hoteles para escapar de sus fans.
En el espectro de grupos de la onda independiente han surgido, en los últimos años, una colección de bandas con acento “en castellano”.
Británicos como Gomez -sin tilde-, Los Campesinos o The Delgados -por Perico, el ciclista y comentarista televisivo segoviano-; belgas como “Vaya por Dios o nórdicos como I'm From Barcelona (homenaje al Manuel de la mítica serie de la BBC "Fawlty Towers"), son algunos ejemplos con denominación de origen hispano.
También hay sitio para ciudades, calles o fiestas a la hora de buscar tu nombre favorito para tu grupo de moda. Por ejemplo, Barcelona, además de ser la capital de Cataluña, ha dado nombre a combos musicales de Virginia y Seattle, sin ir más lejos.
O San Fermín, que, además de ser santo patrón de Navarra, es el nombre de un novísimo grupo de Nueva York que, en su primer y único disco (2013), introduce en su portada un hermoso toro de lidia.
Según su líder, Ellis Ludwig-Leone, el nombre de la banda, de “pop barroco”, surge de su fascinación por el encierro donde la gente corre delante de los toros “a vida o muerte”. Eso sí, en su primera gira europea no pisan la península ibérica por si acaso.
Más curiosa es la historia del dúo Amor de Días. En declaraciones a EFE, su cantante -española- Lupe Núñez-Fernández explica que todo nació de un error lingüístico. “El nombre surgió un día caminando por Madrid, por la calle Amor de Dios; Alasdair Mclean -la otra pata del grupo- creía que era Amor de Días. El juego de palabras le pareció muy poético. Yo me reí y al final, así nos quedamos”.
Lupe, que antes estuvo en el grupo británico Pipas, defiende con Amor de Días un exquisito sonido folk con toques de “bossa nova”, “twee-pop”, barnizado, obviamente, con la lengua inglesa.
Mucho más minoritarios pero de última hora hay que destacar a las “chicas luminosas” de “garage surf” La Luz (Seattle, EE.UU) , a Ola Podrida -no confundir con la olla-, a Helado Negro, a los errores gramaticales de los chicos de Muuybiien o al músico electrónico finlandés Pepe Deluxé, otra joya para paladares muy viajados.
Después de este viaje por esta tendencia -minoritaria-, algunos pueden apuntar que existen más ejemplos como Nirvana, Génesis o tipos con apellido castellano-manchego (Bono), que lideran exitosas bandas irlandesas.
Cierto, cualquier excusa es buena para alimentar el ego patriótico, pero no nos engañemos. La aparición temporal de grupos anglosajones con nombres en español no es un efecto más de la Marca España. Es tan solo una moda casual en un mundo cada día más mezclado y globalizado.