El boom de festivales muestra dónde está el futuro de la música

LOS ANGELES. La industria de la música ha enfrentado más de una década de problemas financieros, pero en un área de negocios consigue crecer: los festivales.

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Los festivales de música han tenido un boom en los últimos años, convirtiéndose en fuente vital de ingresos y publicidad para los artistas.

Coachella, a menudo considerado como un encuentro que define las nuevas tendencias de la música en Estados Unidos, comienza el viernes en el desierto del sur de California marcando el arranque de una intensa temporada de festivales.

“Creo que los festivales musicales son básicamente el futuro de la industria. Es la única área donde realmente se ve mucho crecimiento”, dijo Parag Bhandari, jefe de UG Strategies, una empresa que lanzó recientemente la televisión digital Uphoric dedicada exclusivamente a cubrir el circuito mundial de festivales.

“Es realmente la última área en la industria de la música donde hay dinero para los artistas”, explicó.

Entre los más ambiciosos recién llegados está Rock in Rio USA, que se llevará a cabo durante dos fines de semana en mayo en el nuevo espacio de 13 hectáreas “City of Rock” en Las Vegas.

Derivado del importante festival brasileño, Rock in Rio USA busca entrar a este nicho presentando a un batallón gigantes establecidos en la industria, como la superestrella del pop Taylor Swift y los veteranos del metal Metallica.

Coachella y otros dos importantes festivales en Estados Unidos —Bonnaroo en Tennessee y Lollapalooza en Chicago— tienen sus raíces en la cultura alternativa de los años 90 y se comercializan como el núcleo creador de las estrellas emergentes.

Este año, además, se organizarán por primera vez dos encuentros: el Festival of the Desert, un evento de música clásica cerca de los terrenos de Coachella en el que actuará el director de la Ópera de París Philippe Jordan; y el festival Eaux Claire en Wisconsin, dedicado a la música innovadora y curado por Justin Vernon, líder de Bon Iver.

También habrá varios festivales nuevos de música country. Otros festivales han tratado de diferenciarse no por su formación de artistas sino por sus comodidades. Por ejemplo, Outside Lands de San Francisco busca atraer a los “gourmets” a través de su selección de vendedores de alimentos y bebidas.

Si bien gran parte de este crecimiento ha ocurrido dentro de Estados Unidos, en realidad estos eventos han estado floreciendo en todo el mundo, en particular en Europa, cuyo festival de Glastonbury en Inglaterra es considerado el pionero de los festivales musicales modernos.

Lollapalooza este año se expandió a Europa con su edición berlinesa, después de haber lanzado festivales hermanos en Argentina, Brasil y Chile.

No todos los festivales han tenido éxito. Kanrocksas en el área de Kansas City se replegó tras ventas decepcionantes y Lollapalooza tuvo que cancelar una prevista expansión a Israel. Pero los observadores de la industria esperan un fuerte crecimiento en nichos y regiones que aún no han sido servidas.

La compañía de venta de tickets Eventbrite informa que manejó la boletería de 50.000 festivales —musicales o de otro género— en todo el mundo en 2015, 50% más que el año pasado.

“No vemos señales de un desaceleramiento en el futuro próximo”, dijo Martina Wang, jefa de mercadeo musical de Eventbrite, con sede en San Francisco.

Un factor clave para esta tendencia es el gusto de la generación del milenio. Un estudio de Eventbrite de 2014 halló que un cuarto de los estudiantes universitarios había ido a un festival musical el año anterior.

“En lo que respecta a la forma como la generación del milenio gasta su dinero, hallamos que comprar experiencias le gana a comprar cosas”, dijo Wang.

“Más de tres de cada cuatro personas dijeron que prefieren comprar una experiencia agradable antes que una cosa agradable, como sería por ejemplo el último aparato electrónico”, añadió.

Salvo los que fracasan sonoramente, los festivales son una fuente garantizada de ingresos y de nuevos fans para los músicos, que raramente esperan grandes ganancias de las ventas de discos desde que se impuso la era digital.

Coachella, cuyos boletos se agotaron rápidamente el año pasado, recaudó 78 millones de dólares, según el monitor de la industria Billboard Box Office.

Unas 175.000 personas van al festival de Glastonbury, que es aproximadamente la misma cantidad de gente que acude al de Coachella.

A modo de comparación, unas 75.000 personas fueron a la final del Mundial de Fútbol el año pasado en Brasil, aunque tuvo muchos más telespectadores.

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