NUEVA YORK. La cantante había quedado afectada por su consumo de heroína, el hostigamiento por parte de la policía y un marido que la golpeaba tan fuerte que rodeaba sus costillas con adhesivo para dar conciertos y no sentir tanto dolor.
Cuando su cuerpo dejó de luchar en 1959 a los 44 años, estaba bajo arresto tendida en una cama de hospital por consumo de droga y sus ahorros consistían en los 50 dólares que le entregó a escondidas un periodista ávido de obtener sus últimas palabras.
Pero al acercarse el centenario de su nacimiento, el 7 de abril, se esboza un retrato más rico de Billie Holiday, con artistas que rinden homenaje no sólo a su voz inefable sino también a su lucha contra el racismo.
El escritor Lanie Robertson vivió la evolución de las opiniones desde la primera fila. Su obra “Lady Day at Emerson’s Bar and Grill” , en la cual la cantante estadounidense cuenta su vida ante una escasa audiencia en uno de sus últimas actuaciones, fue presentada por primera vez en 1986.
La obra volvió a presentarse el año pasado en Broadway en Nueva York y luego fue adaptada para la cadena de televisión HBO.
“Cuando la obra fue producida en 1986, Billie Holiday era menospreciada por una gran mayoría de la población negra en Estados Unidos; era un modelo horrible, drogadicta, alcohólica, con una vida ligera... no era una ’mujer bien’”, explicó Robertson.
Y “hubo el año pasado un vuelco total de la opinión de la sociedad sobre Billie Holiday. Era una luchadora de los derechos cívicos, probablemente tuvo que soportar los peores prejuicios y sectarismo raciales, lo que probablemente acortó su vida en varias décadas”, opinó.
Según él, Holiday es ahora “un símbolo de los negros que luchan por sus derechos y es considerada como pionera en la materia”.
Billie Holiday - apodada “Lady Day” - fue víctima de racismo incluso en Nueva York, donde la cantante conocida en el mundo entero tenía que tomar los ascensores de servicio en los hoteles de lujo.
En 1939, interpretó “Strange fruit”, una de las canciones más comprometidas de la historia, en la que denuncia con virulencia los linchamientos de los negros en los estados del sur de su país.
El sello discográfico, Columbia, rechazó en un primer momento editar la canción por temor a desagradar justamente en el sur.
“Cuando cantaba, prácticamente podía escuchar el silencio de la audiencia”, contó Mikki Shepard, productora del Apollo Theatre.
Esta famosa sala de conciertos de jazz en Harlem era una de las pocas, junto con el Carnegie Hall, donde podía presentarse al final de su carrera debido a una nueva legislación que le impedía el acceso a otros cabarés.
El Apollo va a celebrar el centenario con una serie de eventos entre los cuales un concierto de Cassandra Wilson, que prevé publicar un disco con versiones de temas de Billie Holiday.
Y el sello Columbia editó “The Centennial collection”, un álbum con 20 de sus canciones más conocidas, entre las cuales “Summertime”, “All of me” y “Strange fruit”.
Además, la pianista Lara Downes presentó “A Billie Holiday Songbook”, inspirado no sólo en la música de Lady Day sino también en su talento para improvisar.
Billie Holiday nació en Filadelfia (este de Estados Unidos) de una madre limpiadora, creció sin padre y sin recibir educación musical formal.
En sus memorias, que dieron mucho que hablar entonces, explica que aprendió el jazz a través de pequeños trabajos en prostíbulos cuando era niña.
Se inspiró entre otros en Louis Armstrong y Bessie Smith, pero edificó su fama con una profunda introspección, a través de su pasión y el estilo de su voz.
“Pienso que conmovió a la gente porque era auténtica” , señaló Mikki Shepard.
Y a su vez, inspiró a cantantes como Diana Ross quien la interpretó en la pantalla en 1972 en “Lady Sings the Blues”, así como a Annie Lennox y Amy Winehouse.