David Bowie brilla en los Brit un año después de su muerte

LONDRES. El legado de David Bowie brilló una vez más en los Brit, los premios de la música británica, que reconocieron su álbum “Blackstar” como el mejor del año y a él de forma póstuma como mejor artista nacional masculino.

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La espectacular gala en el estadio O2 Arena de Londres, en la que actuaron Katy Perry, Bruno Mars y Robbie Williams, entre otros, estuvo dominada por el recuerdo a algunas de las estrellas que han muerto los últimos meses.

El canadiense Leonard Cohen, fallecido en noviembre a los 82 años, optaba al premio al mejor artista masculino internacional -aunque el galardón se lo llevó su compatriota y rapero Drake-, y la figura de George Michael, hallado sin vida el día de Navidad a los 53 años, recibió un emotivo homenaje.

El recuerdo de la última vez que Bowie ganó un Brit, en 2014, todavía estaba fresco en la memoria del público británico. En aquella ocasión, la modelo Kate Moss se vistió de Ziggy Stardust, uno de los personajes más famosos de Bowie, para recoger el premio en su lugar.

La ausencia del músico, que murió de cáncer a los 69 años dos días después de publicar su último disco, pesaba más sobre el auditorio en esta ocasión.

“Si David pudiera estar aquí hoy, probablemente no estaría aquí hoy”, dijo el actor Michael C. Hall cuando subió a recoger el premio como mejor artista a expensas de “un hombre -afirmó- que nunca estuvo atado a nada más que a una imaginación sin fronteras”.

El hijo del artista, el cineasta Duncan Jones, recibió el premio al mejor álbum dirigido a su padre. “Él (Bowie) siempre estuvo allí para apoyar a la gente que es un poco rara, un poco extraña, algo diferente”, dijo.

En otro de los momentos cargados de emoción de la noche, el antiguo compañero de George Michael en el dúo Wham!, Andrew Ridgeley, apareció en el repleto estadio londinense para rememorar al malogrado “icono de una era”.

“Una supernova se ha extinguido en el firmamento de las estrellas. Parece que el cielo entero se haya caído”, declaró Ridgeley antes de dar paso a un montaje musical en homenaje a uno de los músicos que marcaron el pop de los 80.

Resplandeció asimismo en la ceremonia Emeli Sandé, que publicó en diciembre su segundo trabajo, Long Live the Angels, y recogió hoy por segunda ocasión el premio a la mejor solista británica del año, el mismo que ya se había llevado en 2013.

La banda The 1975, también con su segundo álbum en el mercado, I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful Yet So Unaware of It, se impuso en la categoría de mejor grupo del Reino Unido en los últimos 12 meses. Adele fue reconocida como “mayor éxito global” del año, un honor que aceptó mediante un vídeo grabado con antelación, mientras que el ecléctico Rag'N'Bone Man fue proclamado el artista revelación de la temporada.

En directo, ante el público del O2 Arena, se presentaron Katy Perry para desgranar el tema Chained to the Rhythm y Bruno Mars, que recibió la ovación de los espectadores con su interpretación de That's What I Like.

La actuación de Perry se cargó de contenido político al aparecer junto a ella dos marionetas vestidas con trajes similares a los que lucían el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera ministra británica, Theresa May, en su encuentro en la Casa Blanca en enero.

El rapero Skepta, que perdió la opción de proclamarse mejor artista masculino y músico revelación, apareció aun así sobre el escenario, cubierto con una capucha, para ofrecer Shutdown, un tema plagado de términos que los organizadores consideraron ofensivos y optaron por silenciar.

Ed Sheeran entonó con su guitarra acústica Castle On the Hill y Shape Of You, antes de contrarrestar ese tono más amable con una colaboración a ritmo de hip-hop con Stormzy, que cantó con él unos versos todavía inéditos. Coldplay ofreció Something Just Like This y Robbie Williams clausuró la noche con una exhuberante puesta en escena de Mixed Signals.

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