Chemical Brothers: “La electrónica es una celebración de la vida y el sonido”

The Chemical Brothers, dúo británico que lleva más de 20 años contribuyendo a acercar la electrónica a la cultura popular, considera que esta música es “una celebración de la vida y del sonido”.

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“ Visitábamos The Haçienda y otros clubes míticos de Manchester al menos seis noches a la semana. Era un ambiente tan vivo, con todo el mundo gritando y bailando por todas partes... Fue una experiencia realmente memorable que nos influyó mucho”, recuerda Ed Simons sobre las vivencias que en 1992 pusieron los pilares de su asociación artística con Tom Rowlands.

Bautizados inicialmente como The Dust Brothers (la coincidencia con otra banda llamada igual les hizo desistir de usar ese nombre), pronto empezaron a realizar sus propias remezclas y en 1994 publicarían su primer EP, Fourteenth Century Sky, que incluiría su famoso corte, Chemical Beats.

Big beat fue el nombre que se acuñó para describir nuestra música, pero nosotros no lo escogimos. Creo que 'trip-hop' habría sido una combinación más adecuada, ya que nuestras influencias eran entonces básicamente el 'acid house' y el 'hip hop'”, comenta Simons durante una charla con Efe.

Entre sus grupos favoritos de este estilo, afloraba uno especialmente: Public Enemy. “Probablemente, nuestros primeros discos les debían mucho, por ejemplo en la tensión de los ritmos y en la explosión de sonidos, pero, según fuimos progresando, se empezó a notar más la influencia de New Order en los acordes y en el sentimiento de melancolía”, considera.

Ocho álbumes de estudio conforman una discografía plagada de números 1 que arrancó con Exit Planet Dust (1995) y una filosofía compositiva “que no distingue realmente entre instrumentos, música orgánica y programaciones”. De hecho, según revela, su compañero solía pasarse horas buscando acordes en la guitarra mientras veía la televisión.

Eso no significa, precisa, que consideren la sencillez como parte de su ADN. “Lo que nos caracteriza es la exploración del sonido en busca del mayor impacto posible, a través de capas y explotando todos los recursos y dinámicas a nuestra mano”, asevera el autor de éxitos como Hey boy hey girl, Do it again o Galvanize.

Born in the echoes (2015) es su último álbum en el mercado, “con algunos de los mejores cortes de música de club” que hayan hecho nunca, dice, aunque haya críticos que paradójicamente lo consideren un tanto “popero”, impresión a la que han podido contribuir colaboraciones de relumbre procedentes de este ámbito, como las de Beck, St. Vincent o Cate Le Bon.

Es la excusa que los lleva de nuevo a España, para tocar mañana en Barcelona, el viernes en Madrid, el sábado en Barakaldo (norte) y el lunes en Santiago de Compostela (noroeste).

“La reacción del público español siempre es estupenda. Creo que uno de los primeros festivales en los que tocamos fue en Benicàssim en 1996, y desde entonces hemos visitado el país muy a menudo. Nos gusta ese espíritu de fiesta, de escapada. Nuestra única queja es que en los festivales siempre tocamos muy tarde, al menos muy tarde desde el punto de vista de un británico”, bromea Simons. 

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