Carlos Vives vuelve para contar historias en “Vives”

BOGOTÁ. Tres años después de su último disco de estudio, el colombiano Carlos Vives lanza en todo el mundo su nuevo álbum “Vives”, un trabajo que cuenta con 18 canciones y está lleno de “historias y mensajes urgentes”.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2059

“He ido recogiendo experiencias sin perder la esencia. Hoy se piensa en cómo hacer una canción que vaya a tener más vistas, más likes y vaya a sonar más en la radio... yo pienso en el álbum, en contar historias”, defiende con pasión en una entrevista con Efe el cantautor nacido en la caribeña Santa Marta.

Vives, que se empezó a grabar hace año y medio entre Miami y Bogotá, incluye canciones ya conocidas como La bicicleta (en colaboración con Shakira), Robarte un beso (con Sebastián Yatra), El orgullo de mi patria (dedicado a los ciclistas colombianos), Pescaíto y Al filo de tu amor.

Junto a ellas, muestra también composiciones nuevas con “historia” como La mujer en la ventana, Los niños olvidados o Todos somos México.

“En Santa Marta un periodista captó cómo una mujer fue agredida por su esposo con una botella y le reventó la cara. Esa mujer se asomó a la ventana para pedir auxilio y el periodista tomó la foto. La fotografía, 'La mujer en la ventana', se movió por toda la ciudad y me llegó. Me dijeron hay que hacer una canción y la hice. El maltrato es un herida que el hombre lleva en el alma”, explica.

Con Los niños olvidados, Vives también relata capítulos dolorosos que persisten en la realidad colombiana, como la muerte por desnutrición en regiones abandonadas como el departamento de La Guajira.

“La canción la compuse a raíz de unas imágenes que vi en el noticiero en un acto que se llamaba Ceremonia de Mantas Negras. A Bogotá vinieron mamás de La Guajira (norte) y trajeron ataúdes pequeños con los nombres de cada uno de los niños muertos. Me impactó mucho ver como lloraban a esos niños y entendí que no los habíamos llorado”, comenta.

Esa canción que, en principio, tenía “un tono de plegaria”, se volvió más combativa y de denuncia con la participación de la rapera colombiana Cynthia Montaño.

Este disco, que Vives considera el mejor de su carrera, cuenta con otras colaboraciones bastante sorprendentes: la mexicana Thalía y Elena Vives, su hija de nueve años de edad.

“Hice una canción muy experimental, sensual, nunca había escrito nada igual, no sabía si iba a entrar o no (...) A Thalía le encantó; ella la cantó y me dije 'me gusta más', le da un sentido, picardía, sensualidad. Y se metió en el disco”, explica con gozo.

Respecto a la participación de su hija Elena, Vives se emociona al contar el origen del tema: “Esta canción viene de una escena familiar con unos sobrinos canadienses que hablan francés. Estábamos todos juntos y uno de mis sobrinos se tomó una vaso de leche y se le quedó un bigote marcado; yo le dije 'Monsieur Bigoté'... y esa vaina (asunto) generó una recocha (desorden) familiar”.

“Terminamos haciendo una canción, y Elena me dijo: 'Esa canción debe estar en el nuevo disco'. Y le dije que tenía toda la razón (...) y así, hasta que participó en ella”.

Las novedades musicales de este álbum rozan, en algunos casos, el nuevo sonido urbano sin abandonar las antiguas melodías.

Para Vives, este acercamiento a un territorio más joven es una evolución natural para artistas como él que empezaron a trabajar hace 25 años con músicas como el vallenato, el porro o la cumbia.

“Escribimos canciones de la misma manera. Ahora hay formas de vestirlas sin cambiar la esencia. Este disco muestra esas conexiones. Por ejemplo, cuando escribí 'Vallenato desesperado', Shakira lo convirtió en 'La bicicleta'. Es un vallenato la que ella le puso un estilo 'Dance Hall'... Sigue siendo mi forma vallenata de decir las cosas con un vestido de Shakira”, aclara.

Respecto a esa popular canción –más de un billón de vistas en YouTube–, Vives mantiene una espina clavada por una demanda de plagio del cubano Liván Rafael Castellano Valdés, que fue admitida a trámite en el Juzgado Mercantil número 12 de Madrid.

“Sí, eso ha sido un poquito humillante, hay que dejar a la justicia hacer su trabajo (...) yo solo quiero ir al juez y contarle como hice la canción y por qué la canción es así”, responde.

Al margen de este episodio puntual, el artista quiere que el nuevo álbum llegue “al corazón de la gente”.

Vives, que ya sufrió la ira de puristas cuando sacó Clásicos de la provincia (1993) –“con La gota fría me quisieron matar porque, decían, había dañado el folclor colombiano”–, se muestra abierto a otros ritmos como el reguetón aunque no comparta algunas de sus letras.

“Uno debe entender el reguetón, es un ritmo que hoy está hecho con unas máquinas nuevas. Pero es un ritmo mucho más ancestral de lo que pensamos. Y es por eso como me conecto con el reguetón, por su conexión con el vallenato, y lo hago con mensajes diferentes”, dice.

Según Vives, esta idea le permite seguir siendo uno mismo y, a la vez, “conectar con los jóvenes”.

El artista, que este sábado será la estrella de la inauguración de los XVIII Juegos Bolivarianos en su natal Santa Marta, afirma que tiene más proyectos que, de momento, no piensa desvelar.

“Hace 25 años quemé las velas y decidí trabajar a partir de la música colombiana. Cada día, ese viaje es más intenso”, concluye dejando un enigma.

 

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...