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Este 15 de mayo celebramos en nuestro país el Día de la Madre, en coincidencia con el Día de la Independencia. A continuación, diez canciones para ponerle música a las celebraciones con nuestra madre.
Convertida en un himno de las madres paraguayas, la canción fue escrita por Julio César del Paraguay, como un regalo para su propia mamá. "Dulce madrecita / mil veces bendita / para ti, mis versos de salutación", reza en su emotiva letra, replicada por distintos intérpretes a lo largo de los años.
El cantautor chileno Nicanor Molinare inmortalizó en sus versos un homenaje que retrata la bondad y humildad de su madre. "Mantelito blanco de la humilde mesa / en que compartimos el pan familiar. / Mantelito blanco hecho por mi madre / en horas de invierno de nunca acabar", canta el autor en el dulce vals.
Con letra de Héctor Marcó y música de Manuel Ortiz Araya -ambos argentinos-, el vals conjuga poesía con melodía, en un cálido homenaje a la mujer que nos vio nacer. "Y así el jardín de mi madre se riega con la paz / ¡con las aguas de mi corazón!".
El emblemático Mauricio Cardozo Ocampo escribió una polca en la que los recuerdos y las nostalgias florecen desde la distancia, en nuestro hermoso idioma guaraní. "Aromandu'áne marangatu / mombyry guive che symi porã, / mombe'upyrã manteko ajuhu, / nde rekovekue ysyry sakã" (Recordaré tú bondad / desde lejos, mi madrecita linda / para contar solamente encuentro / tu vida como arroyo transparente), dice parte de la canción, llena de añoranzas.
El compatriota Prudencio Giménez escribe en sus versos una bella guarania, en la que -también a distancia- le rinde homenaje al amor de su mamá. "Mi madre es tan buena y tan santa, que siempre me espera / que vuelva algún día a su lado, buscando consuelo", dice su letra.
"En Paraguay yo dejé a mi madre, tan feliz / me cuentan que ya no es / aquella misma de ayer", dice una nostálgica guarania escrita por Miguel Augusto Carles. Una luna brillante recuerda la voz del hijo, que nunca olvidará el cariño de su amada "sy".
La tristeza de la pérdida se apodera del autor, quien evoca a su madre, en un instante de recuerdos. "Ya no tengo más consuelo porque te fuiste / y sufro la inmensa pena, no sé llorar", escribe Lorenzo Álvarez, en un tributo póstumo a su mamá.
El paso del tiempo es clave en la obra de Teodoro Mongelós, en un recuerdo profundo de su madre adorada. "Tamoapesâ che ñe'ê mayma yvoty rekovía / ha ipype toroañuâ ko che py'a renyhê / hetámi nde che mbo'e che mitâ'ípe yma / ha heta mba'e porã aikuaa nderehe ae" (Voy a extender mi voz en lugar de todas las flores / y dentro de ella abrazarte desde mi alma rebosante / mucho me has enseñado desde mi niñez / y muchas cosas buenas se gracias a ti).
Luis Alberto del Paraná y Los Paraguayos popularizaron esta obra, con letra de Carlos Miguel Jiménez y música de Agustín Barboza. Un homenaje para la madre paraguaya, a la que compara con un "alma vibrante que va repartiendo sonoras caricias".
La agrupación argentina Los Nocheros le canta a la madre, con una balada intensa, con versos bañados de ternura. "A veces me parece que te sobran brazos / para abrigar a todos en tu corazón / te multiplicas tanto sin medir el paso / en vez de una sola, tú eres un millón".