El músico italiano de 52 años sedujo a la audiencia más sentimental de esta ciudad chilena con un concierto de más de una hora y media durante la cual revisó los temas de Perfecto, el decimotercer disco de estudio de su carrera, además de los grandes éxitos de sus 30 años de trayectoria.
Vestido de negro de pies a cabeza y acompañado por un grupo de músicos, un piano de cola y un sintetizador, el romano saltó al escenario con el tema pop La sombra del gigante, que puso los cimientos de un concierto con un sonido exhuberante.
Con Terra promessa, Ramazzotti demostró que ha llovido mucho desde que hace 18 años se presentó por primera vez en esta “gran vitrina latinoamericana” de la Quinta Vergara. Y es que, además de madurar como cantante, a lo largo de los años su repertorio se ha renovado y hoy sus melodías han acabado flirteando con el electropop.
“Buenas noches Viña del Mar. Grazie mille è un piacere essere qui. Os quiero”, dijo el romano antes de entonar las románticas Estrella gemela y Flor nacida ayer.
Con 65 millones de copias vendidas, dos premios en el festival de San Remo y colaboraciones con artistas de la talla de Joe Cocker y Tina Turner, Ramazzotti se ha alzado como uno de los artistas italianos más importantes de su país en el género romántico.
Este embajador del amor repasó también algunos de los temas de su nuevo álbum Perfecto, que rejuvenece su característico pop melódico con influjos de folk y de country estadounidense.
Además de ser un enamorado de las baladas y la música pop, Ramazzotti es un fanático del fútbol y especialmente de la Juventus de Turín, una pasión que esta noche se hizo presente a través de imágenes de futbolistas que puntualmente se proyectaron en las enormes pantallas del escenario.
La épica romántica continuó con el clásico Si bastasen un par de canciones que propulsó los brazos de los espectadores hacia el cielo e hizo que algunas de sus seguidoras entonaran el estribillo de pie y con los ojos cerrados. El saxofón de Joe Leader, muy similar al estilo del reconocido Kenny G, fue uno de los protagonistas de la jornada que brilló con fuerza al final de muchas de las baladas del cantautor.
Pero la verdadera eclosión de la noche llegó con las anheladas Otra como tú y Una para siempre que el público entonó a pleno pulmón. La rítmica Cosas de la vida convirtió el recinto en un mar de pequeñas pantallas relucientes con las que la audiencia quería retener los últimos instantes de un emotivo espectáculo.
Como no podía ser de otra manera, Ramazzotti se despidió del escenario viñamarino con las célebres Fuego en el fuego y la Cosa más bella.
Tanto romanticismo incitó a uno de los espectadores de las primeras filas a pedir matrimonio a su compañera. Entre besos y sollozos ella dijo que sí y dibujó un final redondo para la presentación de este trovador moderno que pregona que el amor “es fundamental”.