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“No sé cuál batería voy a usar este sábado”, dice Toti mientras saca un tambor de un estuche que él mismo confeccionó. Todo data de la época en que estaba en Pro Rock Ensamble, en 1980. “Es que cuando eso no venía con estuches, vos comprabas la batería y venía así nomás, todo hice yo”, cuenta mostrando que todo se mantiene intacto al paso del tiempo.
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Es que Víctor Humberto “Toti” Morel solo piensa en tocar, disfrutar y ver crecer a los demás. Músico, compositor, docente y padre, se considera una persona muy, “muy exigente”, según lo confirmó él mismo, mientras llegaba a la Cervecería Aurelia, donde haríamos la entrevista y donde empezaría a montar la exposición de sus baterías, fotos, donde será este sábado el concierto de presentación del disco que ya está disponible en plataformas digitales.
Mientras brindábamos (irónicamente en una cervecería) con unos vasos llenos de una helada agua con gas por el lanzamiento de su primer álbum, el baterista pensaba que si era por él este disco quizás no salía o tardaría mucho en salir. “Realmente no estaba entre mis objetivos, tal vez escribir podría ser...”, pensó. Pero enseguida aclaró que no es porque no quisiera, sino porque considera que es una dinámica muy diferente a tocar en vivo.
“Parte de lo que es una grabación me es como algo medio sujeto a un prejuicio… viste que si estás tocando en vivo no tenés ese inconveniente. Alguien te dice: ‘se va a grabar’, y por más de que no esté mal lo que hacés, suena demasiado a que tenés que hacer todo bien, todo bien, entonces ya es acartonado otra vez, a eso me refiero”, comentó con mucha sinceridad sobre las cosas que puso sobre la balanza antes de entrar a estudio y dejar un registro de un disco propio.
Entonces ¿quién le convenció? “Acá, el señor”, dijo entre risas y señalando con la mirada a su hijo, el también baterista Víctor Sebastián Morel, apodado como “Totito”, que heredó la maestría de su padre y “mucho más” según afirmó Toti, ya que ve no solo en él sino en sus demás hijas, Julieta y Gloria, a personas que hacen todo lo que a él le “cuesta”.
“Él organizó todo. A mí me cuesta también ser organizado e iba a tardar más tal vez, pero él salió ‘de prepo’ y le hicimos. De repente salió nomás con eso, tampoco fue algo muy premeditado. Me dijo: ‘para tal fecha vamos a grabar un disco y para tal fecha vamos a tener listo’ y así. Y bueno”, señaló siempre con una sonrisa y casi con una urgencia de querer salir ya a tocar.
Para Toti, la novedad del álbum es que grabó por primera vez temas de él, siendo que siempre ha grabado para otros proyectos. No obstante, incluyó también obras de otros colegas. El disco incluye así los temas “Marcación sobre Ayolas”, “Ayna mamita querida ya no voy a hacer más” y “Trozata en Am”, todos de Morel en un Lado A. En el lado B se pueden escuchar “Pontyac”, de Roberto Thomson; “Denso”, de Óscar Frutos; “Memorándum”, de Gustavo Viera, y “Carola”, de Jorge ‘Lobito’ Martínez. Esto de los lados es para el vinilo, obviamente.
“Lo que me trancaba un poco para poder redondear la idea de grabar un disco también era que no tenía las partes de todas las canciones y no sabía con quién tocar”, señaló, para luego explicar que este proyecto merecía excelencia. “En la época en que tocaba con las bandas de baile el grupo ya estaba todo definido, pero ahora es diferente. Reunir algo sólido me venía costando realmente, pero después se dio todo definitivamente de forma natural. Tato Zilli (bajo) iba a estar sí o sí, no podía ser otra persona. Los demás (Omar Valdez en guitarra y Víctor Scura en piano) fueron realmente por mérito a la vista, vienen tocando con Víctor en distintas formaciones y me gusta muchísimo lo que hacen, tienen un muy buen desempeño”, reconoció.
Entrar al estudio para grabar sus temas tampoco fue un desafío, porque no le es ajeno e incluso no encuentra diferencias entre grabar para él como para proyectos de otros. “Incluso soy más exigente conmigo mismo que con los demás. Pero conmigo mismo nomás, yo jamás le obligaría a nadie a hacer lo que no puede o lo que no quiere”, indicó.
“Totalmente genético es el tema de la exigencia”, mencionó más tarde, luego de quedarse pensando en su afirmación. Pronto añadió: “pero el transcurso del tiempo me confirma que es la mejor forma de poder desenvolverse en la vida”. En ese sentido, la exigencia pasa por lo musical completamente, algo a lo que él le dedica toda su energía. Mientras Totito va y viene preparando un lugar para sacar fotos, su padre dice: “Realmente nunca encontré dificultades para hacer lo que quise, pero sí que yo no quiero hacer ese procedimiento, no soy muy sociable en ese sentido, le admiro a él que puede… porque viste que tenés que reunirte, hablar con mucha gente, no estoy muy en condiciones”, subrayó nuevamente sonriendo seguro de su visión.
Finalmente, el legendario baterista está a la espera del show, del que tampoco sabe mucho qué va a pasar más que que debe dar todo lo mejor de sí. “Celebro que suceda esto, porque es muy posible que si no fuera de esta manera no hubiera sucedido”, cerró.
El concierto de esta noche será en la Cervecería Aurelia (San Miguel 1138 casi Tte. 2do. Benigno Villamayor) y se podrá acceder a él con la compra de un vinilo a G. 200.000 (incluye dos entradas). El inicio del concierto está marcado para las 22:00.
El disco, lanzado bajo el sello Polka Blue, fue grabado en Lobo Recording por Nicolás Melgarejo, en Asunción. En tanto, el arte de tapa fue realizado por Iron Lobo Jr. con dibujo de Yuki Yshizuka.