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Lo que logra Joaju no solo es por la exquisitez musical a la que llegan sus integrantes, sino por esa conexión genuina que sobrevuela el escenario y conquista a la gente en un segundo. Porque sobre esa premisa fueron construyendo su carrera, lo que les ha valido que al solo decir el nombre del grupo el públice no dude en la conjunción calidad más emoción, y por lo que ir a verlos actuar es una obligación que cumplir para alimentar el alma.
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Pero lo mejor de todo aún es que Joaju trabaja basándose en un compromiso muy fuerte con la cultura del país, sumando su esfuerzo al de muchos otros artistas que buscan así reconstruir la tan lastimada patria, porque la verdadera patria la construyen los miembros de una sociedad que entienden que la cultura también es educación para el pueblo.
Así como lo entendió Flores y la hermosa nómina de invitados que, en este caso, actuaron ayer con Joaju. Una lista que deja bien en claro cómo los caminos convergen hacia una misma meta, la de no solo dejar un gran aporte cultural sino de también hacer memoria, que es una de las tareas más pendientes que tenemos todos como paraguayos: celebrar nuestra memoria, y no la historia que cuentan los libros oficiales, sino los trayectos que están construyendo todos estos ciudadanos, cada uno desde su lugar, hablando así a diferentes generaciones, a partir de expresiones propias y que resuenan con la actualidad.
Un viaje memorable
En este caso, Joaju lanza el disco “Joaju plays guaranias” (estará disponible en streaming el 20 de diciembre), una revisión de históricas guaranias a partir de un lenguaje que el grupo ha ido desarrollando, también con obras actuales y arreglos originales, que traídos a la actualidad nos dan cuenta de cómo los creadores entienden hoy a la música. Y hay no solo guaranias de Flores, sino obras de compositores contemporáneos.
Y con este marco Joaju logra sala llena, atrayendo a un público totalmente predispuesto a la emoción, con el aplauso a flor de piel hasta las confesiones de una señora en cada silencio, generando hilarantes momentos. El concierto arrancó así con la versión instrumental de “Reservista Purahéi”, para oír también los agradecimientos del baterista Víctor S. Morel, quien subrayó la alegría de poder presentar un álbum más.
El músico, quien da vida al grupo junto a Paula Rodríguez (contrabajo), Giovanni Primerano (piano) y Bruno Muñoz (saxo), destacó también el legado de Flores. “Su lucha fue la guarania, no solo por el valor de su música sino por su condición de vida”, expresó el baterista, quien indicó que su grupo también es parte de la lucha por ese “arte y dignidad” que “pueden salir fortalecidos ante cualquier forma de opresión, en contra del pensamiento único que se sigue tratando de instalar”.
Así, reafirmando que el arte es político, incluso desde la ternura, el cariño y el amor, llegó la romántica guarania “Quisiera ser”, en la sedosa voz de una nueva gran cantante, la joven concepcionera Flor Giménez, quien a su turno también resaltó a esta obra como “una guarania sensible y real”.
David Portillo fue luego invitado a ingresar al escenario para interpretar “Remanso”, una canción con letra suya y la música compuesta por Giovanni Primerano, en celebración también a esa guarania viva, nueva, joven y que nos habla a partir de la visión del presente. Los aplausos no se hacían esperar y explotaban cada tanto, incluso en medio de los temas, esparciéndose entre las butacas y entre la gente que llenó la sala en los pasillos y al fondo, parada.
“La rumana más paraguaya” fue luego como Víctor presentó a Cristina Bitiusca, también dueña de una sonrisa luminosa, así como su cristalina y poderosa voz, que llegó a lo más profundo al son de “Canción del arpa dormida”. El equilibrio entre la voz cantante y las secciones donde también los instrumentos cantan, es admirable, porque doma la energía de la gente y la hace explotar cuando es necesario, como ese momento en que Muñoz desparrama un solo intercambiando entre un saxo y otro, y los Joaju reían felices por esos aplausos que sostienen y reafirman la lucha.
La instrumental “Esperanza”, del gran Jorge “Lobito” Martínez, llegó más tarde en el set, para resaltar esa búsqueda de una música que refleje las diferentes inquietudes de sus creadores. Del frenetismo a la calma, como en una montaña rusa de emociones únicas, Joaju presentó seguidamente “Arroyo” con la presencia de su compositor, oriundo de Ypacaraí, el mítico Doc Ayala. Dueño de una voz sin tiempo, con una presencia de duende pícaro, su cantar nos transportó a un universo de mágica naturaleza, porque las guaranias también le cantan a los pulmones verdes que son nuestro oxígeno.
Guarania atemporal
Uno de los grandes abanderados de la guarania, Ricardo Flecha, ingresó más tarde para hacer “Purahéi Paha” y poner los pelos de punta, la piel de gallina y remover todos los sentimientos posibles. Su cantar potente es sinónimo de su lucha perenne por el reconocimiento de las guaranias de ayer, de hoy y de siempre, por lo cual su presencia es indiscutible para seguir escribiendo esta historia.
Cuando uno pensaba que la noche no podía seguir poniéndose mejor, llega la versión instrumental de “India”, de esas interpretaciones que uno comúnmente podría llamar locura, pero llena de la genialidad del sello Joaju, donde ponen sobre la mesa todas sus cartas para mostrar que no hay jugadas secretas sino pura pasión por una música que toque todas las fibras del cuerpo, la mente y el alma. A veces uno se pregunta, si Flores viviera aún y conociera a los Joaju, seguro juntos compondrían así.
Y el auditorio seguía estallando en reconocimiento, en gritos y elogios, como aquella señora simpática que demostraba su alegría por ver en el escenario a estos músicos descollando con su talento. Fue así que se emocionó mucho al ver entrar a la gran dama de la música popular paraguaya: Lizza Bogado, quien no podía haber hecho un tema más acorde a su espíritu: “Alma vibrante”. Y así nos dejó ella, en un estado de elevación, avanzando en este tablero de guaranias emblemáticas, en una línea de tiempo abarcativa y significativa.
En total concordancia con ese deseo de plasmar la visión de nuestros días, fue muy loable el final con la obra “Flores para José Asunción”, del cantautor Víctor Riveros y cantada por la voz del rockero (también cantautor) Neine Heisecke. Así, en una síntesis de ese espíritu, de celebrar a las guaranias emblemáticas, de agradecer el legado de Flores y recordar que hay que seguir creando para entender quiénes somos, es que Joaju pudo presentar uno de los homenajes más necesarios para la guarania, un género que debe seguir expandiéndose, entendiendo de dónde venimos para construir ese futuro mejor que tanto soñamos.
Así Joaju y todos sus invitados, más muchos otros siguen haciendo patria, esta vez en un concierto que además es de acceso libre. Porque ¿qué mejor forma de hacer patria que dando un concierto de acceso libre? A todo el público que quiera disfrutar, acercarse, aprender, entendiendo que el arte es un derecho humano fundamental.