El ritual fue consumado: Slipknot reinó en Paraguay con su potencia sonora

Miles de almas trascendieron anoche gracias a la música. Tanto se ha hablado, para bien o mal, de Slipknot, que finalmente lo único que importaba era ese miércoles histórico para su público. Nada podía frustrar una ocasión importante que estuvo a la altura de la espera. El grupo de Iowa demostró su calidad sonora y escénica, la nacional Kuazar estuvo impecable, cerrando así una jornada histórica.

Corey Talor elevó su voz a la máxima potencia, dejando a todos hechizados.
Corey Talor elevó su voz a la máxima potencia, dejando a todos hechizados.FERNANDO ROMERO 23-10-24 ESPCTAC

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Puntualmente, a las 19:30 subió la banda nacional invitada. En este caso, el grupo Kuazar, oriundo de Ciudad del Este, que fue el elegido por la producción para abrir la noche. Con temas que mezclan el inglés, el español y el guaraní, y que sobre todo hablan de historia, encendieron al público que se iba convirtiendo en multitud.

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Canciones como “Machete che pope (Acosta Ñu)”, “Kuriju”, “Obscure and Violent”, “Hybrid Power”, entre otras, resonaron con mucha fuerza, teniendo en cuenta el gran peso que tenía para la banda abrir para uno de los grupos más representativos del metal a nivel mundial.

El público despidió con muchos aplausos a Kuazar, que dejó la energía lista para recibir al noneto de Iowa, Estados Unidos. Fue así que puntualmente a las 21:30 (como pocas veces en este país) se oscureció todo por un momento y luego potentes luces rojas empezaron a penetrar en la oscuridad.

Kuazar fue una gran representación nacional.
Kuazar fue una gran representación nacional.

El momento ansiado

En medio del silencio, empezó a sonar un tema de Gary Wright. Sí. Fue “Dream Weaver” la que dio el puntapié inicial a la noche de Slipknot y acrecentó la ansiedad, en tanto el escenario aún estaba vacío.

Luego, fue el track llamado “742617000027″ el que sonó a través de los parlantes anunciando que faltaba casi nada para que el grupo haga su aparición sobre el escenario. Uno a uno fueron ingresando, mientras los gritos desaforados de la multitud crecían ante el evento tan esperado que estaba sucediendo ante sus ojos y para sus oídos.

El público en una de las mejores noches de sus vidas, apoyando también a Kuazar.
El público en una de las mejores noches de sus vidas, apoyando también a Kuazar.

Con este preámbulo, y con el vocalista Corey Taylor habiendo aparecido último en esta entrada que se mezclaba con los sonidos distorsionados y la frase “The whole thing, I think it’s sick” en repetición, llegó la ya arrolladora “(sic)”, con el grupo demostrando desde el “vamos” que este sería el ritual sonoro propuesto: una mezcla de fuerza, potencia, intensidad, pero también una precisión musical quirúrgica.

Como todos sabían, esta gira celebra el aniversario número 25 del disco “Slipknot”, su álbum debut, posterior al demo “Mate.Feed.Kill.Repeat”. Por ello, ya desde la gira previa por Estados Unidos y una de las fechas en Brasil, se confirmaba que tocarían enteramente dicho trabajo y así fue, sin dar paso a temas de otros discos.

Slipknot a la máxima potencia.
Slipknot a la máxima potencia.

Entonces, en este marco llegaron también en seguidilla “Eyeless”, “Wait and Bleed”, “Get This” y “Eeyore”, en un viaje cual montaña rusa, donde las emociones del multitudinario público se iban transformando. Una multitud que rugía cual león y que Corey Taylor demostró ser experto en domar, por momentos quedando quieto, mirando con sus ojos rojos y su máscara deforme, y por momentos ensayando un español que ponía a todos contentos.

Es que el mismísimo Corey Taylor (también vocalista de Stone Sour y de su proyecto solista homónimo, y quien había sido el primero en venir a Paraguay con King of Chaos en 2013) estaba ahí ante los ojos de miles demostrando la amplitud y profundidad de una voz que sabe transformarse para estremecer y sorprender.

El "Clown", Shawn Crahan, y Corey Taylor, en una de sus muchas intervenciones en conjunto, brutales.
El "Clown", Shawn Crahan, y Corey Taylor, en una de sus muchas intervenciones en conjunto, brutales.

Pero Slipknot tampoco sería lo que es sin una banda de ocho músicos más que la sostienen, saben lo que hacen y dónde están parados, siendo uno de los proyectos más llamativos y consolidados del género. Y ahí estaban Sid Wilson (sintetizadores, teclados, mezclas en vivo), Jim Root (guitarra), Shawn Crahan (percusiones y coros), Mick Thomson (guitarra), Eloy Casagrande (batería), Alessandro Venturella (bajo), Michael Pfaff (percusiones y coros) y Jeff Karnowski (samplers, teclados y sintetizadores).

Y los paisajes sonoros atravesados por las texturas que creaban entre Sid Wilson y Jeff, también conocido como “el miembro misterioso”, transportaban también a uno fuera de ese contexto. Así, había incluso momentos para quedarse firme, contemplando, recargando energías para después volver a saltar o para el “headbanging”. Así, fueron llegando otros temas como “Tattered & Torn”, “Me Inside” y “Liberate”, en tanto se entrelazaban el canto de Corey directo desde sus entrañas, los endiablados riffs de guitarra y la brutal línea de percusiones, todo sonando en su lugar.

Mick Thomson, uno de los guitarristas, y quien entregó los riffs más diabólicos.
Mick Thomson, uno de los guitarristas, y quien entregó los riffs más diabólicos.

El repertorio pactado seguía cumpliendo la premisa celebratoria de todas las canciones de aquel disco oscuro, siniestro y escalofriante con el que Slipknot se mostró oficialmente al mundo. Y esa atmósfera casi aterradora fue también lo que supieron traspasar al escenario, entre impactantes juegos de luces con más presencia de rojos, azules y verdes, algunas banderas con la “S” y una principal con el nombre de la banda al fondo, abrazaba al grupo, dictando sentencia de su presencia.

El audio de “Frail Limb Nursery” y su conexión con “Purity” fue un pasaje espeluznante y que puso la piel de gallina. Esto fue seguido de “Prosthetics”, “No Life” y “Only One”, entre un saludo y otro de Corey, quien se tomó varios momentos para hablar con la gente, expresar su gratitud al público por hacer posible este primer concierto en Paraguay. “Gracias amigos, no, amigos no, gracias familia”, mencionó, para desatar el delirio de la gente que había atravesado por completo cualquier portal.

La gente disfrutó a cada segundo.
La gente disfrutó a cada segundo.

Por supuesto la bandera paraguaya flameó hacia el final, para encender aún más la mecha apasionada de un público que ya estaba evidentemente agradecido por presenciar a Slipknot en el país. Para todos un sueño que se hacía realidad.

Pero el show iba llegando al final y luego de que la banda haya salido del escenario, los integrantes volvieron para completar el disco entero. Tras el audio de “Mudslide”, hicieron “Spit It Out”, “Surfacing” y “Scissors”, en tanto Pfaff percutía un barril gigante.

Jim Root, Corey Taylor, Michael Pfaff y Alessandro Venturella.
Jim Root, Corey Taylor, Michael Pfaff y Alessandro Venturella.

Fue así un show pulcro, donde una banda como Slipknot nos explicó que los discos y todas sus canciones deben ser celebradas porque fueron parte de su historia y más aún, del comienzo de una historia que sigue vigente hasta hoy en día. Si hubieran añadido o no temas de otros discos fue una conversación al finalizar y luego en redes sociales, pero quienes entendieron la consigna disfrutaron como nunca.

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