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El rock de Cuarteto de Nos sonó potente durante unas dos horas en el SND Arena, ante un público que se mostró efervescente desde su ingreso al estadio. Y así como los uruguayos se definen como una banda de rock rara, el público de anoche tampoco fue el habitual de este tipo de shows ya que fueron muchos niños y adolescentes acompañados por sus padres a ver este concierto.
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A las 21:40 el Cuarteto de Nos se hizo presente en el escenario, en medio de los gritos ensordecedores de la gente, y despuntó su presentación con “Flan”, justamente la canción que da inicio al álbum “Lámina once”, y que contó con un potente solo del guitarrista Gustavo “Topo” Antuña.
Y de ahí comenzaron una seguidilla por algunos temas más clásicos como “El hijo de Hernández”, que la gente coreó intensamente, así como “Ya no sé que hacer conmigo” y “Lo malo de ser bueno”, esta última con Santi Marrero intercambiando el bajo por los teclados.
“Hola, hola ¡Qué rico! Como esto empezó tan arriba no sabíamos cómo presentarnos”, saludó Roberto Musso, en medio de la euforia de la gente. También agradeció a los presentes por ser “cómplices y copartícipes” del show más importante que tuvo hasta ahora el Cuarteto de Nos en Paraguay.
La voz de la conciencia se hizo presente en “Roberto”, para luego dar paso al “Chivo expiatorio”, en la que el cantante se colgó en un momento una mochila al hombro. Y luego de una reflexión acerca de monstruos o creadores, fue el turno del “Frankenstein Posmo”, una canción que habla acerca de ese aturdimiento mental que produce este mundo lleno de información y estímulos.
Tras “Cómo pasa el tiempo”, la cumbia se hizo presente al inicio de “Mario-neta” y puso a bailar al público. “Está picante adentro, está caliente adentro”, exclamó Musso celebrando la energía del auditorio, para luego dar paso a “Maldito show”, una reflexión a ritmo de rock del espectáculo mediático. En esta canción volvió a lucirse el “Topo” con su guitarra, mientras papelitos y columnas de hielo seco reforzaron el momento del clímax de la canción.
“Cinturón gris”, uno de los recientes éxitos de la banda uruguaya que este año cumple cuatro décadas, también puso a cantar y bailar al público. Posteriormente llegó el “Contrapunto para humano y computadora”, con Musso solo en el escenario librando una batalla cantada con una voz computarizada que recita varias verdades acerca de la condición humana.
La enérgica “Rorschach” hizo saltar y cantar a la gente, para luego dar paso a la emotiva “No llora”, una canción escrita por Roberto a su hija. También hizo su aparición el “Hombre con alas”, que desató bastante energía y un momento de cantos armónicos.
Musso procedió a presentar a sus compañeros con unas anécdotas y datos bastante cuestionables. Así llegaron los aplausos para el guitarrista “Topo” Antuña, para el bajista y tecladista Santi Marrero y para el guitarrista recientemente incorporado Luis Angelero. También para el baterista Álvaro “Alvin” Pintos, quien entregó un potente solo y luego revoleó una bandera paraguaya.
El “Gaucho power” llegó con toda la energía, para luego dar paso a “Miguel gritar” y cerrar este momento de fiesta con “Invierno del ‘92″ y su contagioso coro. “La fiesta estuvo acá en Asunción. Hasta la vuelta. Los queremos mucho”, expresó Musso entregando gestos de cariño a la gente.
Pero el bis no se hizo esperar y unos minutos después el “Topo” y Luis Angelero desataron un duelo de guitarras eléctricas. Lentamente se fue sumando Alvin desde la batería y Roberto apareció con un pasamontañas en el rostro para ofrecer el “Buen día Benito”, una sombría canción de venganza.
“Nombres” también apareció en el repertorio de este show, que cerró con toda la energía de “Yendo a la casa de Damián” y esa forma de cantar que tiene Musso muy cercana al rap, que es probablemente la razón que hace que la banda hoy logre tanta popularidad entre los niños y adolescentes.
La apertura del show estuvo a cargo de la agrupación paraguaya Sobre Ondas, que conquistó al público con un set acústico y de gran calidad musical. La banda encabezada por Iván Penoni entregó canciones propias como “Altiplanos” y “Maremotos”, que fueron muy bien recibidas por la gente.